Buñol es conocida mundialmente por la Tomatina, la mayor guerra de tomates del globo, que cada verano reúne a decenas de miles de personas en las calles de esta localidad del este de España. Este año, por primera vez, el municipio cobrará entrada a todos los turistas que atrae la fiesta.
Participar en la batalla del tomate el miércoles cuesta 10 euros por cabeza (algo más de 13 dólares). Había que autofinanciar la fiesta, dijo a medios españoles el alcalde de Buñol, Joaquín Masmano. Es una carga muy pesada en lo económico para el municipio.
La Tomatina se celebra anualmente el último miércoles de agosto en esta localidad de 10.000 habitantes como parte de las fiestas patronales en honor a San Luis Bertrán. En 2002 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
No solo atrae participantes extranjeros, sino también a medios de comunicación de muchos países. Televisoras de Corea del Sur y de Japón han desplazado este año equipos para hacer programas especiales.
RÉCORD DE TOMATES La Tomatina de 2013 ha roto todos los récords de munición: hay almacenados 130.000 kilos de hortaliza, unos 10.000 más que el año pasado, dispuestos a ser lanzados por los guerreros del tomate en las calles de Buñol mientras se van repartiendo desde camiones que recorren las calles del municipio.
Los participantes en la batalla acuden generalmente en ropa de baño y camiseta blanca que acaba completamente teñida de rojo tras el enfrentamiento, y con lentes de buceo que protegen de impactos en los ojos.
En esta ocasión serán muchos menos de los más de 40.000 que solían tomar parte en la batalla, porque además de cobrar entrada, el municipio ha limitado la participación: a la venta puso 15.000 entradas y reservó otras 5.000 para los vecinos de la localidad de la provincia de Valencia. Todos estarán identificados con pulseras que les otorgarán el acceso a la batalla.
Se trata de mejorar la seguridad y devolver el sentido a la fiesta, señaló el consistorio a medios españoles. Desde hace años había un problema porque el número de asistentes era una incógnita hasta el momento de la fiesta, y eso resultaba temerario.
El cobro de la entrada no ha sido impedimento para la participación de turistas extranjeros. Los organizadores calculan que el miércoles habrá en las calles de Buñol personas de hasta 60 países.
En función de las entradas vendidas por las touroperadoras entre las que las ha repartido el consistorio (14 extranjeras y seis españolas), los australianos serán mayoritarios (19%) y estarán seguidos por los japoneses (17%) y los británicos (11%).
¿CÓMO SE INICIÓ ESTA TRADICIÓN? El origen de la Tomatina se remonta a 1945, aunque hay varias versiones respecto a por qué aquel año se produjo la primera guerra de tomates.
Una de ellas apunta a que un grupo de jóvenes comenzó a lanzar hortalizas a los músicos de las fiestas patronales, que pronto respondieron al ataque tomando tomates de una frutería cercana.
Otra señala a que un grupo de gente decidió saldar una discusión política arrojándose todo tipo de hortalizas.
Y otra indica que un grupo de jóvenes que quería participar en un desfile de gigantes y cabezudos empujó a los participantes, iniciándose entonces una batalla campal con las hortalizas de un comercio cercano.
Para evitar incidentes en la batalla campal del tomate el miércoles, los organizadores han dispuesto un amplio dispositivo de seguridad, en el que participan unos 180 miembros de protección civil, 45 policías locales y medio centenar de agentes de seguridad privada. Además habrá un hospital de campaña y dos helicópteros disponibles para emergencias.