IÑIGO MANEIRO LABAYEN
Este año he viajado varias veces a Huancavelica y en todas he estado en Izcuchaca. El tamaño de este sitio no acompaña la importancia que tiene en la región. Está ubicado a unos 2.900 m.s.n.m., en la mitad de la ruta entre Huancayo y Huancavelica, y es punto de empalme hacia Ayacucho. Se encuentra en un valle estrecho, bordeado de paredes casi verticales en una de las cuales se encuentra su santuario más importante, el del Señor de Ccechccamarca.
Además posee el puente más emblemático del departamento. Está construido en piedra caliza y yeso, con un arco de medio punto perfecto, sobre antiguas estructuras incas que a su vez formaban un puente elaborado con sogas. Es de mediados del siglo XIX y ha sido protagonista en guerras y levantamientos desde la época inca. Sobre uno de sus extremos se levanta un torreón y un campanario al que se puede subir y contemplar el río Mantaro que pasa por debajo.
DEVOTOS Y PLAZAS Izcuchaca está junto al Mantaro y la vía férrea del Tren Macho, que corren paralelos a lo largo del valle, siendo una de sus paradas en una antigua y bien conservada estación de tren. Puente y estación son patrimonios de la Nación.
Todo gira en torno a la plaza principal: la estación, la iglesia de piedra blanca dedicada a la Virgen de Cocharcas y cuya festividad es el 1 de octubre, los principales restaurantes, algún rústico alojamiento y los puestos de las vendedoras de pan caliente.
Todos ellos tienen un retrato del Señor de Ccechccamarca en sus casas o negocios, y todos participan en su fiesta, la más importante de la localidad, que sigue un calendario de eventos que va de mayo o junio, según el año, hasta octubre. En ese lapso se celebra la fiesta del pan, la subida (o bajada) del Señor desde su santuario, la elección de patronos y padrinos, y todos los bailes y algarabías que uno se pueda imaginar.
Junto a la iglesia también hay un camino, aunque pasa desapercibido. Es una ruta afirmada donde destaca un letrero que indica Conayca: 5 kilómetros. En realidad son 12, y aunque la carretera es estrecha, curvilínea y empinada, vale la pena el recorrido. El valle y la cordillera se muestran en toda su amplitud. Los campos de cereal y los paisanos arreando sus ovejas completan el paisaje.
Conayca es un caserío pequeño, silencioso, hecho en adobe y ubicado en una pendiente que termina en la plaza. Esta es amplia y soleada, y en ella se levanta una iglesia imponente, la de la Santísima Trinidad. Está construida en piedra caliza, es de estilo barroco con bellas pinturas murales en su interior y data del siglo XVII, siendo una de las más antiguas del departamento y uno de los focos donde se inició su evangelización. ¿Por qué precisamente aquí? Porque Izcuchaca fue, y sigue siendo, uno de los corazones de la bella Huancavelica.