IÑIGO MANEIRO

Hay de todas las formas y tamaños. En el Perú, la mayoría de las aproximadamente 140 especies se encuentra en la Amazonía. Pero para los especialistas y aficionados a las palmeras, que según los estudiosos aparecieron en la tierra con los últimos dinosaurios, las más particulares son las que se ubican en el bosque de nubes y en la sierra del norte del país.

Algunas, como la huacrapona, caminan milimétricamente a medida que producen raíces aéreas que ocupan nuevos espacios de terreno. Otras generan olores intensos que se perciben a varios kilómetros de distancia. Los aguajes, de los que se obtiene un preciado fruto, ocupan enormes áreas inundadas con miles de palmeras, entre las que se desarrolla una vida muy particular. Otras, como las que se ven en los manglares de Tumbes o los cocoteros, se adaptan a las aguas salobres. La palma aceitera ocupa cada vez más superficie de cultivo en el país, lo mismo que el pijuayo, del que se extrae la chonta o palmito.

USOS Y POSIBILIDADES En general les gusta vivir en grandes grupos y se les da más de 250 usos diferentes para construcción, medicina, alimentos, jardinería y herramientas. Y es que de ellas se aprovecha casi todo: troncos y cortezas, frutos, hojas, flores, fibras, aceites, la estética ornamental que poseen o, en el caso de muchas especies de la selva, los insectos que, como los suris o larvas de ciertos coleópteros, viven en ellas, y que constituyen un exquisito manjar en la Amazonía.

Para Pacho Roca, doctor en Etnobotánica, se conoce poco de las palmeras que posee el Perú, sobre todo las que viven en las partes altas, como las que se encuentran en los páramos de Piura, el Parque Nacional Cutervo en Cajamarca y los bosques de Ocol en Amazonas. Según este jesuita, es posible generar una economía en torno a estas plantas que va desde la experiencia turística al uso en parques y jardines.

Países como Colombia, que posee la mayor cantidad de especies en el mundo, o Ecuador tienen esos mercados mucho más desarrollados. Para explorar esas posibilidades, Pacho Roca lidera la organización del primer encuentro internacional de palmerólogos que se va a desarrollar en octubre en el Perú y que va a recorrer Madre de Dios y Amazonas.

En esos departamentos se encuentran varias de las palmeras más particulares del país, como el ceroxylon, que puede llegar a vivir a 3.500 metros de altitud.

Además del bosque de nubes y de la selva alta, el Manu, Tambopata y Pacaya Samiria son los lugares donde hay mayor diversidad. Ese interés se une también a la observación de aves, porque varias de ellas, como guacamayos y oropéndolas, anidan en las palmeras.

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