Se llama Apolonia Pavón Cayllahua, tiene más de 15 años vendiendo flores en el Mercado Santa Rosa del Rímac, y el mismo tiempo viendo cómo las que se marchitaban iban a la basura. Hasta que ella y sus compañeros formaron una empresa que convierte todos los desechos de la periferia en compost, abono para volver a sembrar y florecer
Como dice la canción, este es el más rico perfume. Huele a jazmines, violetas, geranios y margaritas. Sobre todo margaritas. Para Apolonia Pavón Cayllahua, Pola, son sus favoritas, desde que hace más de 15 años trabaja vendiendo flores en el Mercado Santa Rosa, al pie de la Vía de Evitamiento, mirando el Cerro San Cristóbal, escuchando cómo el Río Rímac a veces susurra, a veces grita, a veces ruge.
Pola se levanta muy temprano en su casa del Cercado de Lima, justo detrás de esa breve cordillera que le da sombra al Mercado de Flores del Rímac que no podría tener nombre más poético: Santa Rosa. Toma el bus, o el tren, o un colectivo y transita dos horas para llegar hasta aquí, donde sobra la belleza. En el último Día de la Madre, una breve encuesta de un reportero de El Comercio arrojó como conclusiones que las flores más solicitadas son las rosas, que hay de dos tipos, las nacionales y las importadas de Colombia y Ecuador. También girasoles, tulipanes, rosas blancas y otros arreglos. Pero a Pola le gustan las margaritas. Por eso acepta posar delante de ellas y uno piensa de inmediato cuál será el futuro de esta flor. Quizá en su etimología esté la clave de esta historia: se llama también Bellis perennis. Quizá en las manos de Apolonia Pavón, que si alguna de ellas se queda sin cliente ni florero, ella las recogerá de los desechos y las transformará en compost. Abono. Y en unos días, otra margarita. Una Bellis perennis.
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El trabajo de Pola empieza muy temprano a la mañana.
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Este proyecto nace a partir de una problemática ambiental producto justamente de la gran cantidad de residuos orgánicos que genera el Mercado de Flores. Digámoslo en fácil: basura. Montañas de dos pisos de basura. No era complicado percatarse, ciclista, transeúnte o chofer de la Empresa Los Chinos: cerros a los lados de los accesos con tallos, hojas, restos de crisantemos, rosas, papel celofán y lluvias, tus besos fríos como la lluvia. Lo difícil era encontrar un camino para cambiar esa escenografía. Entonces, Lima Expresa y la Municipalidad del Rímac encontraron la posibilidad de hacer una alianza, dice Luiggi Ballardo, analista ambiental de Lima Expresa, la concesión vial que forma parte de VINCI Highways, líder mundial en concesiones de carreteras, y que hoy gestionan de dos vías alternas en Lima: la Vía de Evitamiento (16 km.) y de la vía expresa Línea Amarilla (9 km).
Así fue que en el 2019 se concretó la primera planta de tratamiento de desechos orgánicos de las flores del Mercado de Santa Rosa y la Municipalidad del Rímac. Las cifras al 2021 son positivas: trabajadores formaron la empresa Bio Abonos Santa Rosa, para la venta al por mayor y menor del abono producido por los mismos socios, que cada año generan alrededor de 5000 kg de compost de calidad. “Estábamos contaminando el ambiente pero ahora ya no”, dice Vicente Gamarra, uno de los trabajadores de la empresa de reciclaje. Allí trabaja Pola Pavón.
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ASÍ ES UN DÍA DE POLA PAVÓN EN EL MERCADO SANTA ROSA:
Pola Pavón
¿CÓMO EMPEZÓ TODO? AQUÍ LA HISTORIA
Apolonia no tiene hijos pero le sobran flores. Las elije y las cuida. “Son mi vida”, dice, con brevedad, y allí resume los 15 años de trabajo vendiendo flores. Hace 25 la trasladaron del Estadio Nacional al Mercado de flores Santa Rosa. Y desde entonces, primero con la venta y ahora con la transformación de los desechos en posibilidad de vida, camina los pasillos del mercado con el garbo de quien sabe que lo más importante es sembrar. A cada paso que da, sembrar. Incluso en lo que uno cree ya pura basura.
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EL DATO
La señora Pola Pacheco integra el grupo de comerciantes que lideran la Planta de Tratamiento de Residuos Orgánicos creada por LIMA EXPRESA, en el Mercado de Flores Santa Rosa, y que recibe también el apoyo de la Municipalidad del Rímac. Esta planta aprovecha los residuos orgánicos para la producción de compost, bajo un enfoque de economía circular. Este compost generado tiene dos funcionalidades: (i) Los comerciantes lo venden con marca propia, generando una ganancia para ellos. (ii) Es utilizado en el mantenimiento de áreas verdes del distrito del Rímac, mejorando el paisajismo y aumentando la calidad de vida de los vecinos.
Créditos
VIDEO / Cortesía Lima Expresa. AGRADECIMIENTOS / Apolonia Pavón y familia.
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