Calentamiento Global: Desarrollo humano versus conservación del planeta
Que nuestro planeta se está calentando progresivamente en los últimos 150 años como consecuencia de la actividad industrial humana solo es puesto en duda por los grandes responsables de que eso ocurra (poderosas industrias y los países que las acogen).
Ante las irrefutables pruebas de que el calentamiento global amenaza la vida en el planeta (y en un momento veremos como usted sin querer queriendo está contribuyendo a eso amable lector), Naciones Unidas redactó el Convenio Marco de las Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático en 1992.
Discutido en la “Cumbre de la Tierra” de Rio de Janeiro del mismo año, el Convenio entró en vigencia el 21 de marzo de 1994 y hasta este momento, 195 países (denominados partes) la han firmado. Las Partes se han reunido anualmente desde 1995 en una conferencia llamada Conferencia de las Partes (COP) y la número 20 (COP20) se inicia hoy en Lima.
La tercera COP se realizó en Kioto, Japón en diciembre de 1997. Esa conferencia fue muy importante porque en ella se redactó un tratado internacional que obligaba a las partes a implementar rígidas medidas para disminuir la producción de gases causantes del calentamiento del planeta (gases de efecto invernadero).
El Tratado de Kioto fue firmado por todos los países menos Estados Unidos, China y la India (China y EEUU producen 45% de los gases causantes del calentamiento global). Posteriormente, en el año 2011, Canadá, uno de los firmantes iniciales se retiró del tratado, por lo que los firmantes actuales del tratado de Kioto son 192 (191 países y una región económica). Los “rebeldes” son entonces Estados Unidos, India, China y Canadá.
Debido a que el Tratado de Kioto caducó el 31 de diciembre del 2012, en esta reunión COP20 de Lima se van a sentar las bases del nuevo tratado global de control climático que se firmará en la reunión COP21 de Paris del próximo año. Todos los ojos están puestos en los cuatro países “rebeldes”.
¿Pero qué es esto del calentamiento global?, ¿cómo lo afecta a usted y a su familia? ¿Y además de lo que las industrias deben hacer, existe algo que usted puede hacer en su vida diaria para minimizarlo?
La nefasta relación entre el aumento de la población mundial y el desarrollo industrial
Pase lista al siguiente cuadro del aumento de población mundial y ponga mucha atención al intervalo de tiempo que se necesitó para que la población mundial se duplique:
Año |
Población Mundial |
Intervalo necesitado para duplicar el número de habitantes |
1600 |
500 millones |
¿? |
1800 |
Mil millones |
200 años |
1930 |
Dos mil millones |
130 años |
1960 |
Tres mil millones |
30 años |
1975 |
Cuatro mil millones |
15 años |
1987 |
Cinco mil millones |
12 años |
1999 |
Seis mil millones |
12 años |
2011 |
Siete mil millones |
12 años |
Esos datos nos indican que si en la antigüedad se necesitaban 200 años para que la población mundial se duplique, en la actualidad solo se necesitan 12 años para que eso suceda. Note que el punto de quiebre ocurrió después de 1800 y especialmente después de 1930, o sea después de las revoluciones industriales de mediados y fines de los años 1800, fenómenos que generaron enormes cantidades de energía industrial.
El gran problema de nuestro planeta es entonces un desbalance entre el explosivo crecimiento de la población mundial y las necesidades de una vida moderna para esos miles de millones de personas.
La huella de carbono
Las múltiples necesidades diarias de esa enorme población tienen que ser satisfechas por la industria, la cual tiene que multiplicar su producción para abastecer al mundo de alimento, ropa, vivienda, comunicaciones, transporte, etc.
De una mirada a su alrededor amable lector y verá que está rodeado de productos industriales de todo tipo y si no, dígame, ¿quién fabricó la computadora en la que está leyendo esta columna, o si está leyendo la versión impresa, quien imprimió el periódico? ¿Quién fabricó la mesa en que está apoyado, la silla en que está sentado, la refrigeradora que conserva sus alimentos, el piso de madera de su casa, las sábanas y frazadas de su cama? ¿Quién crió la vaca que le da la leche o la carne que consume o quien fabricó las galletas, envasó el agua o el refresco que consume? ¿Quién fabricó el carro en que se moviliza y que produce gases cada vez que acelera, quien fabricó la gasolina o el petróleo con que funciona ese carro? Y podríamos seguir y seguir con ejemplos de productos que usamos en nuestra moderna vida diaria.
Obviamente, aquella persona que usa más de esos productos “de la vida moderna”, estará sin querer queriendo contribuyendo al calentamiento global. A ese uso se le llama “huella de carbono”. Un campesino aislado en algún lugar alejado tendrá una huella de carbono muy pequeña, mientras que una persona “súper moderna”, siempre conectada y usuaria de todas las comodidades de la vida moderna tendrá una huella de carbono mas grande.
Eso es debido a que la manufacturación de los productos que usamos diariamente necesitó de fábricas que usaron algún tipo de energía y produjeron gases que subieron a la atmósfera y exageraron el efecto invernadero que causan el calentamiento global.
Efecto invernadero
Si usted pensaba que el efecto invernadero per se es malo para el medio ambiente está completamente equivocado. El efecto invernadero es VITAL para mantener la vida en nuestro planeta. El problema se presenta cuando ese efecto invernadero se exagera.
Un invernadero es un lugar cerrado con techo de vidrio o plástico que se destina al cultivo de plantas y que tiene la particularidad de que la temperatura en su interior es más tibia que en el exterior (efecto invernadero).
El efecto invernadero se produce porque los rayos solares que pasan a través del techo de plástico o vidrio, calientan las plantas y macetas del interior, calor que es reflejado al techo del invernadero, el cual no permite que se vaya todo el calor sino que conserva parte de él en su interior. De ese modo, el invernadero está constantemente “tibiecito” de día o de noche, lo cual permite que las plantas no sufran.
Pues en nuestro planeta se produce exactamente lo mismo, la tierra es un invernadero gigante en el que el “techo de vidrio o plástico” es una capa de gas de bióxido de carbono (CO2), la cual no permite que todo el calor de la luz del sol se vaya, por lo que la tierra “se mantiene tibiecita” para permitir la vida.
Obviamente que el “grosor” de esa capa de CO2 es muy importante. ¿Se imagina que pasaría si esa capa de CO2 se vuelve muy abundante (como una frazada gigante) y no permite que todo el calor se vaya al espacio?
Pues lo que pasaría es que una mayor cantidad de calor del sol se quedaría dentro de la tierra y por tanto se produciría entonces un mayor calentamiento del planeta, ese es el llamado calentamiento global.
La raíz del problema es que todas las actividades industriales anteriormente mencionadas producen enormes cantidades de CO2 y otros gases que exageran el efecto invernadero, causando calentamiento global que origina los siguientes efectos: aumento del nivel de los mares, aumento de la temperatura del planeta, calentamiento del agua del mar, disminución del hielo de los polos, desaparición de los glaciares, cambios climáticos extremos y acidificación del agua del mar.
Ahora entendemos entonces la importancia de tratados como el de Kioto o el del próximo año en Paris y entendemos también porque los países industrializados se niegan a reducir la emisión de los gases invernadero. ¿Quién fabricaría los productos que necesitan sus habitantes? ¿Cómo reaccionaría usted si su gobierno le limitara la compra o hubiera escasez de productos?
En ese sentido, amable lector, ¿se resignaría usted a vivir como en la antigüedad, sin electricidad, computadoras, teléfonos fijos y celulares, tabletas, Internet, carros, plásticos, ropas, sin viajes en avión o barcos, sin la variedad de alimentos que tenemos?
Este asunto del calentamiento global requiere entonces un delicado compromiso entre las industrias proveedoras y nosotros, los consumidores de sus productos. Además de alzar nuestra voz contra las “irresponsables” industrias, es importante también ser “responsables” y adoptar estilos de vida conducentes a disminuir nuestra propia huella de carbono.
Al respecto, es muy útil seguir la regla de las 3 R: Reducir, Reusar y Reciclar.
Reducir significa usar menos recursos y ser menos consumistas. Usar menos electricidad, comprar cosas que duren, usar bicicleta en vez de carro, no estar en la onda de cambiar y comprar todo lo que a uno se le antoja.
Reusar significa aprender a darle un segundo uso a muchas cosas que consideramos viejas y no convertirnos en una sociedad de botarates.
Reciclar significa separar compulsivamente la basura para que se fabriquen nuevos productos con los restos de los antiguos.
Estimado lector, ¿Cuánta cree que es su responsabilidad personal en dejarles un mejor planeta a nuestros nietos y biznietos?