La exvicepresidenta Mercedes Araoz y el excongresista Víctor Andrés García Belaunde comparten su balance sobre el primer proceso de vacancia presidencial contra PPK que los enfrentó en el Parlamento. (Ilustración: Giovanni Tazza)
La exvicepresidenta Mercedes Araoz y el excongresista Víctor Andrés García Belaunde comparten su balance sobre el primer proceso de vacancia presidencial contra PPK que los enfrentó en el Parlamento. (Ilustración: Giovanni Tazza)

La de la presidencia de la República es una institución que aparece en nuestras constituciones desde 1839, usada últimamente en los casos de y Martín Vizcarra. Los ejemplos de José de la Riva Agüero y Guillermo Billinghurst no tuvieron esa característica, por lo que, en definitiva, en 182 años solo se había usado dos veces.

La “primera vacancia” en contra de () se impulsó por las informaciones que reveló la Comisión Lava Jato, al dar a conocer que Westfield Capital, de propiedad de PPK, había prestado servicios a entre noviembre del 2004 y diciembre del 2007 por más de US$780 mil, cuando el expresidente era ministro del Gobierno de Alejandro Toledo.

Antes de la denuncia, PPK había negado vínculo alguno con Odebrecht y aceptaba el levantamiento de su secreto bancario. A esto se sumaba que Odebrecht publicó un comunicado en el que aclaraba que los tratos entre esta y Westfield Capital se habían hecho con el socio chileno de PPK, el señor Gerardo Sepúlveda, y que los pagos habían sido contabilizados.

No obstante, más adelante se supo que First Capital, empresa en la que figuraba PPK como uno de sus principales ejecutivos, había recibido US$3 millones de la constructora brasileña. Por ello, en el mes de diciembre del 2017, se planteó la vacancia que no llegó a prosperar.

A cuatro años de ocurrido este suceso, se puede concluir que el actuó desde su prerrogativa constitucional y fiscalizadora. Un presidente no puede engañar al país de forma tan abierta como lo hizo Kuczynski. Si el entonces mandatario hubiese reconocido sus actos tal vez habría obtenido hasta condescendencia de la prensa y la opinión pública.

Pero la realidad nos demuestra que el camino que optó PPK para salir de su problema fue erróneo, y logró “convencer” a un sector de congresistas del fujimorismo para que se plieguen a él, a cambio de indultar a Alberto Fujimori días después. Esta transacción fue escandalosa y así lo vio la población cuando aparecieron videos y audios de estas tratativas que ocasionaron la indignación de todo el país y el distanciamiento total de las bancadas de izquierda, a las que se sumaron muchos medios de comunicación.

La primera vacancia desde un contexto histórico, finalmente, tuvo el éxito que buscaba alcanzar. Esto, se entiende, porque las acciones realizadas por el presidente en ejercicio fueron los detonantes que minaron su administración y su prestigio ante la población, y estas acciones desesperadas para salvar el cargo atrayendo congresistas de la agrupación contraria fueron el eslabón directo para su posterior renuncia.

La presentación de la segunda vacancia en marzo del 2018 –que no llegó a debatirse, pero que impulsó su renuncia– no se puede entender si no se conoce la primera, que culminó favorablemente para los intereses de Kuczynski.

La vacancia de PPK obedece a que él hizo negocios con un proveedor del Estado siendo funcionario público: ministro de Estado, lo que es más grave. Este caso no es comparable con la vacancia al expresidente Martín Vizcarra, cuyas connotaciones son otras, aunque también ligadas a inconductas antiéticas.