Doe Run: firma china Nonferrous con apetito por sus activos
Doe Run: firma china Nonferrous con apetito por sus activos
David Rivera

La portada que acompaña esta opinión fue publicada el 30 de enero del 2006 en el suplemento “Día_1”. El artículo revelaba cómo había sacado cientos de millones de dólares desde su operación en el Perú hacia su casa matriz, con operaciones fraudulentas que comenzaron apenas se privatizó la refinería de en los años 90.

Si hace diez años ya se conocía de ello, ¿cómo logró Doe Run nuevas postergaciones para su programa de adecuación ambiental (PAMA) aduciendo problemas financieros? ¿Pensará en los gobiernos de turno? Sí, ellos son los responsables visibles de que el Perú tenga una de las ciudades más contaminadas del mundo y que su población tenga mortales niveles de plomo en la sangre. Pero no son los únicos.

A los días de publicado dicho artículo, abogados de un importante estudio llegaron a este Diario. Afirmaron que la empresa sí quería cumplir con su compromiso, que la privatización había sido muy exigente, que no era cierto que se habían llevado el dinero, etc.

Les respondimos que la investigación estaba basada en documentos presentados por la matriz en Estados Unidos, y que Doe Run había mantenido un modus operandi igual en varios otros países: exprimiendo su operación local, haciéndola quebrar, burlando el marco legal y largándose sin solucionar sus pasivos.

Esa misma semana, un grupo de trabajadores de La Oroya llegó hasta el Diario a protestar. Me reuní con sus representantes y durante la conversación me di cuenta de que no tenían idea de lo que habíamos publicado. Se los consulté y corroboraron mi impresión.

Les traje el artículo, los documentos y, algo desconcertados, me terminaron diciendo que estaban ahí porque la posición del Diario paralizaría la refinería y los dejaría sin trabajo, el chantaje que siempre usó Doe Run. En las siguientes semanas, decenas de cartas firmadas por trabajadores de la refinería llegaron al Diario, todas con el mismo tenor.

A pesar de toda la evidencia y de que se tomó conciencia de la magnitud de la problemática ambiental en La Oroya, los medios de comunicación en general se compraron el cuento de la necesidad de una nueva postergación y decidieron darle el beneficio de la duda a Doe Run.

Alguno de ellos llegó a concederle un extenso publirreportaje, que semanas después sería “agradecido” con avisos publicitarios de la compañía. La campaña de comunicación rendía sus frutos. ¿Quién estaba detrás?

Meses después, una de las principales consultoras de comunicación corporativa intentó explicarme por qué asesoraban a Doe Run. “Nuestro trabajo es como el de los abogados, a veces nos toca defender causas injustas”. Años después, esta misma consultora pasó a ser asesora de los acreedores que decidieron llevar a Doe Run Perú ante Indecopi para declarar su insolvencia. ¿Uno de sus argumentos? La forma fraudulenta en que la compañía había sacado dinero de su operación en el Perú.

P.D.: Cecilia Niezen y Manuel Marticorena fueron los periodistas de este Diario que se compraron el pleito ambiental con Doe Run. Luis Corvera y ellos lograron desentramar las fraudulentas operaciones financieras de la compañía.

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