Fernando Roca Canales

Manejamos el a lo largo de unos días para conocer más sobre sus características y, principalmente, el desempeño de su motorización. Este modelo se posiciona como el nuevo compacto de la marca, de tal modo que ahora compite con el Nissan Versa, Chevrolet Sail, Hyundai Accent y Toyota Yaris. Aquí te contamos cómo nos fue con el K3.

El K3 se comenzó a comercializar en el Perú en seis versiones que tienen la misma motorización, aunque se distinguen en precios, según su tipo de transmisión y equipamiento. Nosotros probamos la versión 1,4 AT GT Line; es decir, la que está mejor equipada y que viene con una transmisión automática.

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Lo primero que nos llamó la atención del K3 GT Line es su diseño, ya que no tiene nada que ver con el aspecto del Rio. El K3 tiene un estilo fastback, lo cual le brinda un aspecto más atractivo. Más que lucir deportivo, consideramos que Kia logró que este nuevo sedán se vea diferente.

Este cambio también se da gracias al diseño de luces tipo bumerán que ya lo habíamos visto en el consagrado Kia EV9 o el conocido Sportage, que le aportan carácter al vehículo. Asimismo, las tomas de aire en el parachoques frontal, que tienen un diseño resuelto, también aportan en su singularidad.

Por el lateral, se puedo observar a detalle la silueta fastback que mencionamos, además que se puede notar su carrocería alargada. El K3 es 16 cm más largo que el Rio y 10 cm más corto que el Cerato. En tanto, con esta vista también se aprecian mejor sus neumáticos con medida 205/50R17 y los 165 mm de despeje al suelo. Mientras que en la zaga, sorprende que esta versión incluya una doble salida de escape real.

El K3 mide 4,54 m de largo, 1,76 m de ancho, 1,47 m de alto y tiene una distancia entre ejes de 2,67 m. Adicionalmente, tiene una capacidad de maletero de 544 litros, que la convierte en la más grande de su segmento, ya que el nuevo Hyundai Accent tiene 528 litros; el Nissan Versa ofrece 482 litros, mientras que el Sail se queda en 475 litros.

Ahora, incrementar el largo de la carrocería y, por lo tanto, la distancia entre ejes, permite un mejor espacio en el habitáculo. Específicamente, la distancia para las plazas traseras alcanza los 987 mm y esto se traduce en que personas altas puedan acomodarse sin que estén preocupados en golpearse las rodillas o cabeza.

En realidad, su interior está bien logrado, no solo por el espacio, sino porque ofrece un diseño agradable en donde se destacan, por ejemplo, las distintas tonalidades. Los asientos son de cuero en color blanco y negro, mientras que también encontramos piano black para recubrir algunas zonas de la consola y tablero.

En cuanto a la calidad de los materiales, se perciben sólidos y la gran mayoría son plásticos rígidos, de modo que mantiene este aspecto acorde a lo que se ofrece en su segmento. En donde encontramos mejoras es en el apartado tecnológico, ya que ahora se incluye una gran pantalla panorámica que integra al cluster de instrumentos de 4,2″ y pantalla táctil de 10,25″ con Android Auto y Apple CarPlay con hasta seis parlantes.

También tiene acceso a través de la llave inteligente, encendido por botón, volante de dos radios, luces ambientales en 64 colores, aire acondicionado automático dual con salidas en la segunda fila y cargador inalámbrico. Un punto a considerar es que el freno de mano es manual en todas sus versiones.

Asimismo, el K3 es más seguro porque ahora llega con seis airbags, el control electrónico de estabilidad (ESP), frenos ABS + EBD, en todas sus versiones. Además, esta versión equipa un paquete completo de los sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS) como mantenimiento activo de carril, frenado autónomo, monitor de punto ciego, alerta de colisión frontal, monitor de fatiga, etc. Así también, cuenta con una cámara trasera y luces altas automáticas para facilitar la conducción.

En cuanto a su desempeño, consideramos que en su sedán que se conduce con bastante comodidad en la ciudad. Tiene un motor de 1,4 litros aspirado con inyección multipunto que genera 98 hp a 6.000 rpm y 133 nm a 4.000 rpm, y esta variante está asociada a una transmisión automática de seis velocidades con Paddle Shift. Además, cuenta con tres modos de manejo (Normal, Eco y Sport) y control de velocidad crucero.

Según Kia, en la carrocería sedán solo estará disponible la motorización de 1,4 litros en el Perú, por lo que si es que lo comparamos sus rivales, su potencia y toque están por debajo de lo que ofrecen el Accent (113 hp y 147 nm), Nissan Versa (118 hp y 150 nm) y Sail (98 hp y 143 nm), mientras que en este aspecto es superior al Toyota Yaris (93,8 hp y 122 nm).

Sin embargo, estas cifras con sus rivales solo son una referencia, ya que la aceleración y torque también están determinados por el peso total. En la práctica, el vehículo tiene un desarrollo más que correcto en ciudad, mientras que en carretera encontramos un pro y un contra. En altas velocidades se puede percibir cierto esfuerzo del motor como consecuencia de su baja cilindrada; sin embargo, esta misma característica también lo libra o exime de utilizar mucho combustible.

En ese sentido, el Kia K3 nos rindió 48 km/g en ciudad y en carretera hasta 60 km/g. Este consumo fue bajo condiciones de una conducción en modo eco y con aire acondicionado encendido al mínimo. No obstante, no tenemos duda que este consumo podría llegar hasta 70 km/g en carretera utilizando el control de velocidad crucero.

Por otro lado, al comportamiento dinámico del vehículo lo calificamos como bueno, ya que tiene una sensación de manejo agradable, aunque no termina de ser ni muy rápido ni muy lento. El lado positivo de este vehículo es que en curvas se siente que el vehículo gira manteniendo la estabilidad, brindando seguridad en el manejo.

Dicha estabilidad también se atribuye a la mecánica que integra. Adelante utiliza una suspensión McPherson, mientras que en el eje posterior equipa un eje de torsión, además que cuenta con amortiguación a gas. Este último se caracteriza por ser utilizado en vehículos deportivos, ya que mejora el agarre de los neumáticos e impiden que el vehículo se incline demasiado.

Por último, también encontramos una gran comodidad en marcha o, por ejemplo, se puede identificar que cuando las ruedas del eje trasero terminar de pasar un rompemuelles, hay una doble fase de amortiguación en la bajada, lo cual se transmite en una reducción del impacto, brindando mayor comodidad al interior de cabina.


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