Todos tenemos esa vocecita interior que nos dice que somos culpables de las cosas o nos hace sentir mal por una situación en específico. Si no haces lo que la otra persona quiere “eres culpable”, si las cosas no se hacen como la otra persona quería, “eres culpable”. Esa vocecita que juzga todo habita en casi todas las personas y se refleja a través de una emoción: la culpa. Para explicarnos un poco del trasfondo de esta, Bienestar del Diario El Comercio conversó con Alexandra Sabal, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma.
“La culpabilidad es el sentimiento de haber hecho algo malo que nos invade, donde sentimos que somos malas personas, ocurre al sentirnos que fallamos o que rompimos alguna regla, ya sea política, familiar, cultural, o del grupo al que pertenezcamos. El sentimiento de culpa nos hace críticos con respecto a nuestras acciones, nos ayuda a reconocer nuestras fallas y nos hace tratar de arreglarlas”, explica la psicóloga.
Emociones relacionadas con la culpa:
Emociones displacenteras:
- Tristeza: Por haber fracasado.
- Angustia: Nos preguntamos a nosotros mismos “cómo pude ser tan tonto”, “cómo pude ser tan débil”.
- Frustración: Sentimos impotencia porque la situación ya no está en tus manos, queremos deshacer lo hecho, el remordimiento por lo que te queda.
- Pensamientos reiterativos u obsesivos: Donde revives lo que hiciste o lo que no hiciste y también piensas cómo podrías haberlo hecho diferente.
Factores por los que se origina la culpabilidad
El origen del sentimiento de culpa tiene relación con la conciencia moral, la cual es desarrollada en nuestra infancia, pero fortalecida mientras vamos creciendo. Sin embargo, Sabal nos brinda algunos factores por los que se produce la culpabilidad en las personas.
- Baja autoestima: Si mi autoestima es baja, yo siempre voy a tender a pensar que soy más culpable de lo que realmente soy.
- Ser perfeccionista: Si siento que las deben de ser perfectas. Siempre voy a atender mucho a no verme suficientemente buena para llegar a ese nivel de perfección.
- Rumiación: Se refiere a los pensamientos repetitivos intrusivos que tenemos. Entonces, un factor común es revivir, repasar, reevaluar lo que sucedió. ¿Cómo lo hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice mal? ¿Por qué lo hice? ¿Por qué no lo hice bien?
- Falta de autoconfianza: Es otro factor importante que es muy parecido a la autoestima. Al yo no confiar en mí, como yo sabía que yo no era capaz, era obvio que yo iba a cometer esta situación otra vez.
- Falta de asertividad: Esto porque muchas veces nos preguntamos ¿por qué no fui asertivo?, ¿por qué no dije lo que quería y lo que sentía que debía decir? Y luego viene la culpa.
“La culpa viene de la moral, tenemos normas, costumbres, establecidas por la sociedad, nos han criado de alguna manera en particular. Hemos estado inmersos en una sociedad, en una familia, en una escuela, en una religión, donde hemos aprendido que está bien. Entonces, ya hemos interiorizado todo eso, esa moral guía nuestro comportamiento. Detrás de esta culpa está el rompimiento de la moral y es este choque entre la conducta, la acción que uno está teniendo y lo ya aprendido como moralmente apropiado e inapropiado”, agrega Sabal.
¿Cómo lidiar con ese sentimiento de culpa?
Finalmente, la psicóloga nos brinda algunos consejos para poder lidiar con el sentimiento de culpa.
- Identificar los sentimientos: Es importante identificar por qué sentimos la culpa, para ver si realmente es culpa o es algo más.
- Perdonarse a uno mismo: Todos cometemos errores. No podemos dramatizar ni sentirnos poco buenas personas o basuras o una porquería por cometer un error.
- Cambiar la manera en la que nos hablamos a nosotros mismos: Es importante hablarnos mal a nosotros mismos nos hace mucho daño y cambiar la negatividad con la que nos hablamos para empoderarnos y concentrarnos en lo positivo.
- Buscar objetividad: Tratar de ser imparcial, saber lo que opinamos de nosotros mismos y elegir pensar en positivo.
- Asistir a terapia: Si nada de esto funciona, lo mejor es buscar ayuda de un especialista para que nos ayude con estretegias que no podemos reconocer solos.
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