Todos alguna vez hemos tenido dudas sobre si ir a terapia o no. Tomar la decisión o reconocer que debemos ir a terapia no es una tarea nada sencilla. Involucra bastante análisis personal y mucha valentía.
Por ello, el psicoterapeuta humanista y especialista en salud intercultural, Humberto Briceño, conversó con Bienestar de El Comercio y nos comentó por qué es complicado tomar la decisión de confiar en la terapia.
Es complicado tener el valor de conocerse, a muchos les da miedo indagar en lo que ha pasado en sus vidas. “Tiene que ver con la tendencia social de esconder y reprimir nuestras emociones, mostrar la fortaleza y el éxito, y a esconder el fracaso y la tristeza. Eso hace que las personas asuman que entrar en contacto con lo que sucede va a ser terrible”, asegura Briceño.
Normalmente las personas se sienten débiles por ir al psicólogo, ya que se asume que están pasando por un mal momento.
“Es como cuando a las personas no les gusta ir al hospital para atenderse una herida profunda. Según los prejuicios sociales no está bien visto, esa persona puede pensar que está loca o que es un castigo ir a terapia. La mejor forma de superar eso es darse cuenta del origen de esas creencias vienen de una sociedad que rechaza emociones negativas y rechaza que uno se pueda sentir mal”, agrega el experto.
Mitos de la terapia
Existen varios mitos de la terapia psicológica y entre ellos están:
1. La terapia es para locos: Si bien los psicólogos tratan personas con psicosis, esto no significa que todos los que vayan a terapia sean locos. “Ese tipo de frases demuestran que hay un estigma hacia la locura, no estar bien en términos sociales o sufrir psicológicamente, cuando en realidad tener un acompañamiento puede ser una de las mejores formas de potenciar tu vida para tener mejores relaciones”, comenta Briceño.
2. Puedes resolver tus problemas en una sola sesión: “Algunas personas creen que con una o dos veces ya van a estar bien, pero no es cierto, es un proceso que requiere de paciencia, sobre todo para modificar experiencias y sentimientos que ya llevan meses o años”, agrega.
3. El psicólogo no muestra sus emociones: Normalmente se cree que el psicólogo no sufre, no pasa por conflictos, que el psicólogo es como un ser superior que no pasa por los mismos problemas de la gente común. “Mostrar que todas las acciones son humanas, que tienen un motivo y que no están solos es un buen camino para demostrar que se preocupan por él”, finalizó.
¿Por qué ir a terapia?
Al fin y al cabo, ir a terapia es una decisión que cada persona puede tomar, pero conocerse y ser conscientes de lo que hacemos, ayuda a que nuestro progreso diario sea cada día mejor.
“La terapia es un acompañamiento ante tristezas y cambios propios de una vida ajetreada. Es una buena idea porque vas a tener un profesional haciéndose cargo de tu proceso por toda una hora durante la sesión, prestándote toda la atención y eso es una gran ventaja en esta sociedad, porque nos permite tener un espacio donde nos sentimos escuchados y no juzgados”, finaliza Briceño.
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