MARTHA MEIER M.Q.
Plumas más, plumas menos, el Perú compite con Colombia por el primer puesto en lo que se refiere a diversidad ornitológica. Si los colombianos nos ganan, es por unos pocos pajaritos, pero ¡ja! salimos campeones en el tema de aves nativas, es decir únicas y exclusivas de nuestro país y en variedad de loros.
PARAÍSO DE PÁJAROS Nuestro país alberga ni más ni menos a cerca del 19% de aves existentes en la Tierra y 45% de la totalidad de las de la región neotropical. En las últimas décadas se han descubierto, además, ocho especies nuevas para la ciencia y siguen apareciendo (espérate un ratito, Colombia, que ahorita te quitamos la corona ornitológica).
Por increíble que parezca en esta Lima caótica, con sus jardines sepultados bajo moles de cemento, y donde la contaminación enrojece los ojos, pueden observarse a simple vista –frotándose los irritados ojos, claro– unas 100 aves distintas, esto por la diversidad de hábitats que se dan en la ciudad: lomas, cerros, lagunas costeras, campos agrícolas cercanos, jardines que sobreviven, alamedas arboladas. Frente a esta realidad, un grupo de conservacionistas, ornitólogos y empresarios del turismo ha decidido establecer una nueva tradición: AvistarPerú, el Festival Anual de las Aves del Perú. La primera versión se realizará en Lima, en noviembre, como preámbulo del Congreso de Ornitología Neotropical que congregará a los mayores expertos en aves de esta parte del globo.
AVISTAMIENTO El primer festival AvistarPerú recoge experiencias de Argentina, Chile y Brasil (cuya feria ornitológica recibe más de 30.000 visitantes). Se espera crear un espacio de educación ambiental, reflexión sobre la importancia de conservación de ecosistemas –especialmente acuáticos–, de los que depende la supervivencia de diversidad de especies de aves. Particularmente, se busca promover el turismo de birdwatching (avistamiento de aves) y de las rutas del departamento de Lima, en un país que, como hemos visto, es paraíso de aves.
El birdwatching tiene un mercado potencial de 80 millones de aficionados. Según un informe de “The New York Times”, solo en Norteamérica y Europa el aviturismo generó el año pasado la friolera de 25 mil millones de dólares. No nos caería mal hacernos de una buena porción de ese total. Para la propia Lima sería más que interesante.
ÁRBOLES PARA LA VIDA Prestar atención a las aves urbanas (locales y migratorias) nos ayudará a comprender mejor qué necesitan para su supervivencia y con ello a conservar esos elementos: agua –como los humedales y lagunas costeras, Pantanos de Villa, por ejemplo–, árboles para anidar y guarecerse, parques con flores, árboles frutales y fuentes de agua para que polinizadores, como el colibrí, se alimenten del néctar dulce y las otras aves de los frutos, de las lombrices e insectos propios de un espacio de verdor saludable y puedan calmar su sed. ¿Qué espectáculo mejor y más saludable para todos?
BOSQUES URBANOS “Quienes pueden influir en el ambiente urbano deberían empezar a tomar más en serio los árboles y los bosques”, sostiene Christine Bradley, de la Unidad Nacional de Forestería Urbana, de Wolverhampton, Reino Unido. La experta inglesa nos recuerda que no solo brindan un ambiente estéticamente agradable, sino que los bosques urbanos mejoran la calidad de aire, conservan la biodiversidad –entre ellas la avifauna– y elevan el espíritu de la comunidad, su salud y estado físico. “Los árboles juegan un rol vital en las ciudades modernas”, pueden purificar hasta 45% los contaminantes del aire y convertirse en “laboratorios y aulas al aire libre”, dice.
Un buen inicio es sensibilizar –como intenta AvistarPerú– a los vecinos y vecinas de la capital sobre las especies con las que compartimos la ciudad y sus necesidades. Entre ellas, sin duda, las aves son las más emblemáticas y atractivas.
EL DATO Biodiverciudad El término ‘biodiverciudad’ se alza frente a la propuesta del festival AvistarPerú. La palabra alude a la biodiversidad urbana. ¡Vamos, Susana, tú puedes! Si promoviendo los “techos verdes” en la megalópolis de Nueva York se ha recuperado el cultivo de 30 frutas que ya casi no se encontraban en sus mercados, ¿por qué la alcaldesa de Lima no podría abanderar una cruzada por la conservación de la biodiverciudad para alegría de todos?