HORACIO ZIMMERMANN @Horacon Redacción online
La pregunta salta por sí sola. ¿Lo ganó Sergio Markarián o lo perdió Jorge Sampaoli? Chile fue superior en el primer tiempo y Perú niveló en el segundo. La respuesta tiene un poco de ambas. Es un tira y afloja que terminó dando victorioso al uruguayo en el resultado.
PRIMERA ETAPA PARA CHILE Markarián envió al campo, de arranque, un esquema 4-3-3. En este, Lobatón, Cruzado y Ramírez eran el eje del equipo. La idea del entrenador era tomar posesión del balón y salida prolija. La apuesta había servido ante Argentina. Sin embargo, la presión intensa que ejerció el equipo chileno, obligó a estos tres a jugar por debajo de su rendimiento habitual. De los tres, el más bajo en cuanto a esta tarea fue Lobatón. Así y todo, salvó dos en la línea.
En la primera etapa, Chile fue muy superior a Perú. El equipo de Sampaoli tomó posesión del balón. Obligó a la bicolor a replegarse. Y, cuando no la tuvo, presionó a la defensa y el mediocampo peruano con la idea de recuperar el balón lo más cerca posible al área peruana. Y así lo hizo. No dio tiempo a que los creadores (Lobatón, Cruzado y Ramírez) piensen. Es sabido que los equipos del ‘Hombrecito’, ferviente seguidor de Bielsa, no ceden el ataque, sino lo protagonizan. O al menos eso intentan. Ayer lo consiguieron.
Más allá de los nombres (que en este caso fueron Medel, Carmona y Aránguiz), Chile, por estilo de juego, ganó la batalla en el medio campo. Y en las áreas. Atacó y defendió mejor que Perú. Lo explica que haya generado más ocasiones de gol. Todo en la primera etapa. La tuvo Alexis Sánchez, y Lobatón salvó en la línea. La tuvo Marcos González de cabeza, y otra vez el de Cristal salvó en la línea. La tuvo Eduardo Vargas y Yotún cerró para enviar al córner. La tuvo Mauricio Isla, y Fernández le cometió un penal no cobrado. Su problema fue no haber concretado ninguna.
Si la idea de Markarián era repetir lo hecho ante Argentina, Chile se encargó de destruir esa posibilidad en base a un juego de movimiento constante e intenso, en el que cada uno de sus jugadores tiene prohibido caminar. El primer tiempo se jugó en Santiago.
MARKARIÁN ACERTÓ EN LO CAMBIOS Antes de ir al análisis del segundo tiempo. En la primera mitad, Markarián se vio obligado a realizar un cambio. Ramos se lesionó el tobillo y el entrenador tuvo que decidir entre el impredecible Álvarez o el experimentado Acasiete. Al final optó por el primero. Y resultó. Aunque tuvo algo de fortuito. El ‘Chasqui’ cumplió estuvo a la altura de lo imaginado. Mérito de Markarián cuando más de uno –sino todos– creyeron que Acasiete, por experiencia, era el indicado para suplir a Ramos.
Ahora sí. La segunda etapa. Pese a que Markarián envió a calentar a Retamoso los últimos 20 minutos del primer tiempo, el uruguayo se decidió por mandar al campo a Juan Carlos Mariño en el inicio del segundo, en lugar de Lobatón. Este tenía amarilla y el ritmo asfixiante de Chile le había costado. Era cambio seguro. Cuando todo hacía pensar que entraba Retamoso, ingresó Mariño. De esta forma, Perú pasó de pararse 4-3-3 a 4-2-3-1 en el campo.
El ingreso de Mariño le dio posesión de balón a Perú. Ramírez, que había sido intrascendente en la segunda línea de volantes, pasó a la primera al lado de Cruzado. El cambio fue netamente táctico. Chile perdió la pelota. Perú se la robó. Sampaoli se dio cuenta y respondió: metió a Silva en lugar de Aránguiz. Pero el cambio no le sirvió. De hecho, Perú generó más de una ocasión de gol que erró en los pies de Pizarro (en dos ocasiones), Hurtado y Yotún.
Markarián acertó con el ingreso de Mariño. Replanteó bien en base a lo que fue el desarrollo del partido en adelante. Pero aun así Perú no logró anotar. Restaban once minutos. Era un cero a cero que servía poco o nada. Entonces, apoyado por el clamor popular, envió a Yordy Reyna a la cancha. Salió Pizarro. Yordy entró bien. Sin embargo, su ingreso fue más como una inyección de adrenalina en el equipo que por un “sálvanos” con un gol.
SAMPAOLI NO ASEGURÓ EL CERO Chile perdió posesión durante mucho tiempo, pero aun así nunca dejó de atacar. Tuvo dos claras en la segunda etapa. En ambas salvó Raúl Fernández. Sampaoli, entonces, envió dos cambios. Metió a Fernandes por Vargas y a Castillo por Beausejour. Cambio de nombres con la idea de mejorar la eficacia. Ocasiones tenía, le faltaba el gol.
Ese fue un punto en contra del entrenador argentino. ¿Por qué? Otro técnico, seguramente, a los 80 minutos cerraba el partido y realizaba otro tipo de cambios. Poblaba la mitad de la cancha y se encargaba de que el gol caiga por su propio peso. Pero claro, en la idea de lo que él entiende por fútbol, de nunca renunciar al ataque, era imposible que eso suceda. Cerrar el partido en cero hubiera sido traicionar su estilo. Sampaoli siguió atacando y se suicidó.
GANÓ LA EFICACIA En la previa del partido dijimos que, por estilo de ambos equipos, sería un partido con muchas ocasiones de gol. Y así lo fue. Ganó la eficacia. Entiendo, además, que Perú ganó debido a que encontró en una acción personal (Yotún) la solución a un carente juego colectivo en ataque. Farfán solo enriqueció la jugada anotando el tanto del triunfo. Y es que si Chile ganaba, nadie hubiera podido cuestionarlo. Es aceptable que se diga que mereció ganar.
Esta vez, además, las situaciones fueron favorables a Perú. Un palo y un penal no obrado a Chile. Sino dos. Me deja dudas el rechazo de Lobatón con el hombro en la línea. Se ganó, a mi parecer, el partido más difícil del que nos toca afrontar en Lima. Pocos equipos ejercen sobre el campo la presión intensa de Chile. Ni Argentina. Los albicelestes nos dejaron jugar, por eso creció el trío Lobatón, Cruzado, Ramírez. Los demás serán difíciles, pero no tanto. En fin. Tenemos vida hasta junio.