DAVID HIDALGO JIMÉNEZ @DavidsCreator

Roberto Chale marcó una época en el fútbol peruano. En sus años de gloria, a inicios de la década del 70, compró su casa en San Borja, estrenó un Fiat 125, y el resto de futbolistas también quería vivir, vestir y ser como él. El ‘Niño Terrible’ quedó en el buen recuerdo de los peruanos y hoy, con 66 años encima, mantiene intacta una “memoria fotográfica” [tal como él la describe], y alberga en ella recuerdos jocosos, sorprendentes, de una añorada etapa de nuestro balompié.

La primera parte de la entrevista: Seguirán cantando Perú Campeón hasta que estemos bajo tierra

LAS ANÉCDOTAS DE CHALE:

1. Didí era un genio. En La Bombonera, en el 69, sacó antes a los arqueros a calentar. Lo mismo hice yo en el 85 con Gonzales Ganoza en el Monumental de Núñez, para que los plomos argentinos se cansen de pifiarlos. Y luego salimos a la cancha juntos y los atarantamos, no nos dejamos que nos metan ese primer gol.

2. Casi para debutar ante Bulgaria en el Mundial de México 70, nos enteramos del terremoto en el Perú, y todos nos angustiamos. Pero el dirigente que acompañó a la selección, Javier Aramburú Menchaca, agarró tierra de una maceta que estaba fuera del camarín y dijo: “¡Muchachos, tierra del Perú, bésenla!” Y nosotros, como éramos unos chiquillos, la besamos (risas) y salimos a jugar como unas bestias.

3. Como yo era flojo, Didí me despertaba y me decía: “Camarón, venga acá. Agarre sus casinos y váyase a jugar en la cancha, pero en el lugar en el que juega usted. Ahí quiero que esté. Me levantaba el ego: Yo he sido el mejor jugador de los años 62 y 58, dos Copas del Mundo, Brasil campeón del mundo y yo una de las figuras… y tú vas a ser una figura. Eso le decía a cada uno de manera individual. Por eso salíamos a jugar con el cuchillo entre los dientes.

4. El ‘Cabezón’ Mifflin nos contó que tenía su barrio en Copacabana. De Magdalena se iba de vacaciones a Brasil antes de jugar por el Santos y el Mundial del 70. Un día llegamos a Río para jugar un amistoso con la selección, nos hospedamos, y luego nos dice “vamos a mi barrio”. Fuimos con ‘Cachorro’ y Percy. Era de noche, el ‘Cabezón’ pegó un silbido y se prendieron las luces de todas las casas en Copacabana… “eeeh, ese cabezao, es el cabezao”. Era verdad que tenía su barrio en Copacabana el ‘Cabezón’. Ahí recién le creyeron que jugaba por la selección. Y recordamos mucho ese pasaje porque se desató una lluvia, y se nos encogieron los ternos… cuando llegamos al hotel parecíamos El Chavo del 8 (risas).

5. Didí no era de pizarra, él te hablaba en la cancha. Tiraba la pelota y te hablaba con los pies. Cuando hacíamos la ruedita o ‘camotito’ que hace el Barcelona, el que estaba en el medio se mataba para salir de ahí. El doctor Eloy Campos era capaz de lesionarte. No es como ahora que veo que todos lo toman a la chacota. Imagínate que en una de esas Baylón le rompió la espalda a Didí.

6. En las Eliminatorias del 85, yo tenía la información que allá no querían que juegue Maradona ni que dirija Bilardo. Bilardo se iba a las estaciones de trenes de Retiro, Plaza Once, Constitución, en Buenos Aires, y chamullaba con los taxistas sobre lo que les comentaba la gente ¿quién quieren que juegue en la selección? Así hacía su lista.

7. A los 11 años, en el Sudamericano de 1957, con el ‘Cabezón’ nos íbamos en tranvía desde Magdalena hasta el Centro de Lima. Ahí se concentraban Brasil, Argentina. En las ventanas de un hotel del Jirón Puno pegábamos nuestras narices sudorosas, de tierra, para admirar a los cracks como Garrincha o Humberto Maschio. Años después, pudimos enfrentar a otros cracks de esos equipos.

8. Cuando jugaba en el Defensor Lima un día discutí con el técnico Roque Gastón Máspoli. Le dije: “Yo soy mundialista”. Y como el viejo era peleador, me replicó. “Con quién crees que estás hablando, yo soy campeón del mundo del 50”. Yo era un misio soberbio.

9. En el primer gol de Argentina, el ‘Panadero’ Díaz pecó de nervioso. Gonzales Ganoza probó la cancha y avisó que estaba barrosa, por eso ordené toperoles altos. Pero ‘Panadero’ me pidió probar con sus chimpunes sin toperoles. Se resbaló el huev…, Pasculi nos mete el primer gol a los diez minutos, y el nervioso me grita: “¡Roberto, mis chimpunes con toperoles!”… “¡Ándate a la c…!”.

10. Veníamos de ganarle 1-0 a River, descansamos un día, y luego enfrentábamos a Racing en Avellaneda. En ese partido, antes de salir a la cancha, el médico Belisario Sánchez nos vio que estábamos arrugando porque hacía un frío espantoso, bajo cero. Pensábamos que íbamos a perder. Entonces, Belisario botó el té que nos daban para calentarnos, sacó su coñac y lo echó en el termo. Y todos nos metimos un huaracazo. Salimos a la cancha y le ganamos 2-1 a Racing.

11. Didí se escapaba de la concentración del Leoncio Prado metido en la cajuela de un auto viejo del utilero. Se colaba todo el humo del escape. Así viajaba desde La Perla hasta Magdalena, y en el trayecto el utilero escuchaba una voz: “Cholo, Didí asfixia”.

12. En la ‘U’, Miguel Pelny nos pagaba mil soles por ganar un partido, y 100 soles más por cada gol. Eso nos obligaba a meter goles. Ahora juegan a no meter goles. La ‘U’ me botó un 6 de enero. Ese día me presenté con Fernando Cuellar para iniciar la pretemporada, y cuando estábamos entrando a la cancha se me acerca una señorita, me tocó del hombro y me dijo: “Ustedes tienen vacaciones hasta el 15”… Eso quería decir que nos habían botado (risas).

13. Mis dos hermanos jugaban mejor que yo. Guillermo, mi hermano mayor, hacía goles de caracol en el oratorio. Jugaba como Miguelito Loayza. Mi hermano menor, cuando estábamos en la selección en México, jugaba en el Porvenir Miraflores y en el barrio decían que era mejor que yo, Didí lo colocó en el América de México. Cañedo, presidente del club, le dijo a Didí: “No sé si sabrá jugar, pero si me lo recomiendas tu y se apellida Chale, que venga a jugar”. Después, todas las noticias de los periódicos daban cuenta que Chale se quedó a jugar en el América de México. Y era mi hermano (risas). Luego tuvo un problema en los meniscos.