JOHNNY AURAZO MURRUGARRA El Comercio Trujillo

Kelly Acuña desconocía tanto de vóley, que cuando comenzó a armar el equipo con Natalia Málaga le dijo que solo sabía de arqueros, defensas, volantes y delanteros. Con un padre dueño de un club de fútbol, un hermano dirigente de este deporte y un esposo futbolista, era lógico que el único deporte que le podía gustar era el balompié.

Con apenas un año en el vóley es un éxito que la César Vallejo ya sea campeón nacional de vóley. Halagador y sorprendente también. Te soy sincera, ni la misma Natalia esperaba esto porque al comienzo tuvimos muchas trabas.

¿Qué tipo de trabas? Ninguna jugadora quería venir a César Vallejo. Rechazaban las ofertas que les hacía porque decían que en Cristal, Regatas o Alianza Lima se sentían mejor y tenían a sus amigas. Mi hermano Richard me pidió tener paciencia, porque en el club de fútbol le pasó lo mismo cuando nadie lo conocía y luego todo cambió.

¿Cómo entonces pudiste convencer a las refuerzos y tener el plantel que finalmente campeonaría? Hice una relación muy importante con Natalia y también pesó el hecho de traer a Milagros Moy [de Italia]. Les expliqué el proyecto y comenzamos a andar.

¿Tuviste que romper el chanchito para traer a Natalia Málaga, contratar jugadoras y llevar el equipo de Trujillo a Lima? Sí, pero Natalia gana lo que se merece y nunca fue difícil convencerla para que sea nuestra entrenadora.

¿Qué le dijiste? Le fui sincera, que no conocía nada de vóley. Ni lo miraba, me era indiferente Se comenzó a reír y me dijo que César Vallejo era un equipo de ‘guerreritas’ y ‘chamberitas’. Me prometió estar a mitad de la tabla y para el otro año (2014) mejorar. Pero su panorama cambió cuando le propuse traer dos refuerzos de afuera.

¿Cuánto tiene que ver Natalia en la obtención de este título? Mucho, igual que las chicas.