DAVID HIDALGO JIMÉNEZ @DavidsCreator Redacción online
“Mondragón venía de hacer un rechazo, la pelota le cayó a Serrano y él me la tocó en primera. Cuando di media vuelta y me vi libre de marca le pegué con todo. Si me preguntan si le apunté a ese palo, te mentiría, yo solo le pegué al arco y se metió”, recuerda José Pereda, 16 años después de su golazo en el estadio Metropolitano de Barranquilla. Aquella noche [30 de abril de 1997] Perú le ganó 1-0 a la Colombia del Pibe Valderrama y el ‘Tren’ Valencia por las Eliminatorias de Francia 98.
Aquella vez, tal como ahora, las cifras entre incaicos y ‘cafeteros’ no nos favorecían en absoluto. El ‘Chino’ tenía 24 años cuando venció la resistencia del arquero Farid Mondragón y le dio el triunfo a Perú sobre Colombia. Fue en la misma cancha en la que la selección peruana jugará el próximo martes ante la durísima selección de José Pekerman y Radamel Falcao.
El ‘Chino’ tiene ahora 39 años, es coordinador de las divisiones menores del club Universidad César Vallejo, pero nunca olvidará aquel remate sensacional a los 17 minutos del segundo tiempo en el estadio colombiano.
¿Por qué crees que tu golazo en Barranquilla es el más recordado ante Colombia? Creo que es por el momento. Estábamos en una situación similar a la de ahora, necesitados de puntos. Aquella vez era casi impensado ganarle a Colombia. Imagino que si lo hubiera hecho otro jugador también sería muy recordado. Tengo la suerte de haber sido yo.
Tenían en frente a un equipazo con el Pibe Valderrama, Freddy Rincón, Leonel Álvarez, el ‘Tren’ Valencia… Estaban todas esas figuras que habían jugado el mundial anterior [EE.UU. 94], prácticamente era el mismo equipo y la presencia de ellos lo hacía todo más complicado. Veníamos de empatar ante Ecuador [1-1 en Lima]. Felizmente tuvimos una buena noche en Barranquilla y con esos puntos volvíamos a la carrera en las Eliminatorias de Francia 98.
¿Ayudó mucho que el partido haya sido de noche? Creo que sí. Me ha tocado estar en Barranquilla y hace un calor impresionante. Es bastante difícil porque en el clima caribeño hace calor todo el año. Esa noche también hacía calor.
¿Recuerdas alguna anécdota relacionada a tu gol en Barranquilla? Se me viene a la mente mi hija. Cuando celebro el gol al costado de la cancha me tiran agua en la cabeza y mi hija en casa se puso a llorar. Le dijo a mi esposa: “¿Por qué le tiran agua a mi papá?”. Otra cosa que recuerdo es que esa noche no pude dormir. Me daba vueltas en la cama, no sé si por el cansancio o por la emoción de haber hecho el gol, pero me fue imposible dormir.
Al final del partido Percy Olivares abrazó a cada uno y los arengó con un “¡Sí podemos!”, lo que años después se convirtió en el “¡Sí se puede!” Realmente no lo tengo tan fresco, pero seguramente fue así porque Percy era el más entusiasta.
¿Qué se siente irse ganador de Barranquilla? En los últimos minutos del partido nos aplaudían, gritaban “oles”. En la calle, cuando pasábamos con el bus, nos aplaudían. Aquella vez la gente colombiana se portó muy bien con nosotros porque reconoció el buen juego que habíamos tenido.
¿Qué consejo le darías a la selección de Markarián hacia el partido del martes en Barranquilla? Que mantengan el orden siempre. La fórmula está en ser un equipo ordenado y concentrado. El excesivo calor a veces no permite desarrollar bien las ideas, pero cuando estén agotados que saquen fuerzas de flaqueza, pundonor, el orgullo y el amor propio. Les deseo lo mejor.
¿En la cancha se llega a pensar que hay atrás todo un país que espera por el gran resultado? De repente en el momento mismo del partido uno puede que se olvide de lo que hay atrás: de la familia, del país. Obviamente en la previa todo eso está presente. Los muchachos saben que se juegan una de las últimas cartas.
Te fue bien ante Colombia, también le anotaste en un amistoso, aquel del ‘taconazo’ de Cueto Después del pase que me dio el maestro si no hacía ese gol me mataban (risas). He tenido la suerte de hacer buenos partidos contra Colombia. En general, cuando he tenido la oportunidad de estar en la selección siempre dejé el alma.