Hace menos de un mes del fallecimiento de Ruth Bader Ginsburg, quien fue por 27 años jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos, además de una fuerte luchadora por la equidad de género y la justicia social. Ginsburg fue la segunda mujer en ser parte de dicha corte y, durante su carrera, emitió importantes decisiones judiciales en este país. Su vida inspiró una reciente película “La voz de la igualdad”, así como el documental, RBG, nominado al Oscar.
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La muerte de Ginsburg ha dejado un espacio en la Corte Suprema de los Estados Unidos y se ha nominado para su reemplazo a Amy Coney Barret, quien estuviera en la mira para ocupar este asiento años atrás. Barret graduada de la Universidad de Notre Dame, abogada, catedrática y jurista, ha venido ejerciendo como jueza federal de la corte de apelaciones del sétimo circuito (Illinois, Indiana y Wisconsin).
Barret se encuentra en estos días participando en una audiencia que debería culminar con la confirmación de su nominación, para luego someterse a la votación por parte del Senado norteamericano. Si es confirmada, Barret asumirá el espacio de Ginsburg, con una visión distinta y, por lo que se conoce, menos liberal.
Existe preocupación respecto a cómo manejará Barret diversos temas controversiales como la legalidad del aborto, el matrimonio homosexual, así como los planes de salud pública de la anterior administración (Affordable Care Act).
Por otro lado, existe incertidumbre respecto a cómo serán tratados los temas relacionados a la equidad de género y no discriminación por sexo, que fueron caballos de batalla para Ginsburg durante todos sus años en carrera.
La Constitución de los Estados Unidos no establece expresamente el derecho a la igualdad o equidad de género. Sin embargo, a través de precedentes judiciales, la Corte Suprema, que incluía a Ginsburg, logró establecer el siguiente criterio: que la Enmienda No. 14 a la Constitución que recoge el derecho a la “igualdad en la protección de las leyes”, se aplique también al derecho a la no discriminación por sexo.
Esta flexibilización en la interpretación de la Constitución no será necesariamente compartida por los miembros de la Corte Suprema, los que podrían inclinarse por una interpretación literal y más conservadora. Con la pronta nueva conformación de este tribunal, estaremos atentos a qué posición se adopta sobre este tema.
Pase lo que pase, los logros y las conquistas de Ginsberg en el derecho igualitario de hombres y mujeres se mantienen como nuestro legado. Este legado nos recuerda que, cada día, debemos actuar dejando de lado estereotipos y trabajando para volver conscientes los sesgos que no son más que una barrera a la equidad y diversidad.
Para cerrar, aquí una de las mejores frases de Ginsberg: “Cuando en ocasiones me preguntan cuándo habrá suficientes (mujeres magistradas en la Corte Suprema de Estados Unidos) y yo digo ´cuando haya nueve´, las personas quedan impactadas. Pero ha habido nueve hombres y nunca nadie lo ha cuestionado.”