Hace dos semanas, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) anunció un cambio importante en su política monetaria. Considerando que su objetivo es dual (alto empleo e inflación estable), la FED ha decidido permitir niveles de inflación por encima de su nivel de confort usual (2%) en aras de favorecer al mercado laboral estadounidense. Así, ahora se apunta a objetivos de inflación de largo plazo en oposición a un nivel puntual. Con el nuevo enfoque de política monetaria, la FED brinda la señal al mercado de que mantendrá sus tasas de interés extremadamente bajas por buen tiempo, a pesar de que la inflación sea temporalmente alta. ¿Qué implicancias tiene esta medida en las decisiones de inversión?
En principio, esta situación incentiva a que los inversionistas, considerando que los rendimientos se mantendrán bajos por buen tiempo, continúen tomando mayores riesgos en aras de elevar sus rentabilidades. En línea con ello, el índice americano S&P rinde 7% en lo que va del año, borrando las pérdidas abruptas (que llegaron hasta 20%) debido a la pandemia. En menor medida, las bolsas de países emergentes exhiben una mejora reciente, aunque varias de ellas aun pierden en el año (la bolsa peruana ha ganado 36% desde abril, aunque pierde 10% en el año). Por el lado de la renta fija, los bonos corporativos de países emergentes rinden 3,6% en el año (los bonos soberanos peruanos han ganado 6,7% en el año).
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Sin embargo, la permanencia de esta situación de complacencia en los mercados dependerá de la ratificación de los indicadores de recuperación de la economía global de acuerdo con las expectativas de los inversionistas. En particular, el contexto de bajas tasas de interés ha venido originando una separación significativa entre el comportamiento de la economía real (Main Street) y el de los mercados financieros (Wall Street). Una exacerbación de la diferencia en estos comportamientos podría ocasionar más adelante un ajuste abrupto en los mercados. En este contexto, será importante el monitoreo de los escenarios de riesgo más próximos.
En el frente externo destacan las elecciones de noviembre en EE.UU. y un aplazamiento sustancial en el lanzamiento o efectividad de la vacuna contra el COVID-19 en el mundo (lo cual retardaría el rebote económico de los países). En el frente local, resaltan los próximos comicios electorales y el riesgo político (factor que cada vez se ha vuelto más relevante dada la pobre calidad de propuestas económicas del actual Congreso). De otro lado, en el mediano plazo, tasas de interés extremadamente bajas podrían ocasionar inflación en algunos activos post pandemia.
En suma, tras la caída abrupta de los mercados en marzo de este año, el nuevo enfoque de la FED brinda mayor soporte a la tendencia alcista de los activos de riesgo. No obstante, ello no está exento de volatilidad en los mercados. En particular, será importante que el Main Street ratifique el sentimiento de Wall Street.