El Congreso de la República reinició esta mañana la sesión plenaria para continuar con el debate y poner en votación el proyecto de ley sobre el nuevo régimen agrario, en reemplazo de la derogada Ley de promoción agraria. Esta normativa tiene mucha incidencia en las condiciones laborales de los trabajadores de las agroindustrias. ¿Cómo será el papel de Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) en este aspecto?
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Jorge Luis Cáceres Neyra, ex superintendente de Sunafil se refirió a la nueva ley y como primera reflexión dijo que es clave tener en cuenta que lo ideal de un proyecto de esta envergadura, no solo es la formalización agraria, sino la modificación de todo el sistema.
¿Dónde entra Sunafil en este escenario? “Lo importante es tener presente es que la Sunafil no hace política laboral, sino que hace cumplir la política laboral”, señaló. Y una percepción equivocada, según la óptica de Cáceres, es que a más destinatarios, más inspectores se necesitan para sancionar. Cuando se debe cambiar a un modelo de gestión por riesgo, inspeccionando a empresas con mayor exposición al riesgo laboral.
Refirió que cada actividad económica tiene un ritmo diferente y por ejemplo, en la actividad agraria “no puedes pensar en tener trabajadores estables, porque es una actividad estacional, por lo que debes verificar que en la época de cosecha y siembra se cumplan los derechos laborales”.
En esa línea, Cáceres cree que “Sunafil debe ser el último recurso para efectos de fiscalización, ya que la primera fiscalización la hace el jefe laboral de la empresa”. Por otro lado, añadió que a ninguna empresa le interesa ser sancionada por Sunafil. El problema es que hay un tema por aprender en las empresas de gestionar mejor sus problemas de incumplimiento.
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“Históricamente, de cada 10 actuaciones inspectivas de Sunafil, 8 son por denuncia, y dos por planes de inspección. De las 10 órdenes actuadas, el 70% se archiva y con el 30% se genera un acta de infracción. ¿Qué dicen estos datos? Que las denuncias están mal planteadas, por la poca capacidad de parte de los sindicatos para decírselos”, sostuvo.
Asimismo, hay empresas que son pecadoras impenitentes, es decir, que sabiendo que actúan mal lo siguen haciendo. El exsuperintendente, calcula que estas empresas no pasan del 20%, pero indicó que a ellos hay que caerle con todo el peso.
¿Cuál es el problema en el agro? Cáceres explicó que tienes un gran número de trabajadores no calificados que están en una situación de protección por el Estado en el caso del SIS, y muchos están en situación de pobreza. “Entonces, cuando los quieren formalizar, muchos de ellos no quieren entrar a la planilla porque pierden el SIS. Y lo que pasa después es que tienes un montón de trabajadores en negro”, acotó.
PREOCUPACIONES
Cáceres subrayó que el problema de fondo en el tema agrario es que el universo de trabajadores tiene una expectativa de ser permanentes, pero no necesariamente las labores serán permanentes. Con respecto a los services, dijo que esta prohibición de la tercerización e intermediación merece un análisis mucho más cuidadoso.
En ese sentido, dijo que es importante que la norma fije realmente su propósito. Y también se debería contar con el consenso de los actores sociales. “De otro modo, estará destinada a que todo la presión de su cumplimiento la tenga el fiscalizador laboral”.
En el tema agrario es más complejo porque el centro de trabajo es un espacio rural. En el 2018 se creó un equipo especial de Sunafil para estos casos, que tenía la finalidad de promover dentro de las empresas la idea de cumplimiento, y que ellos mismos se hagan responsables de proteger los derechos de sus trabajadores.
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INTELIGENCIA INSPECTIVA
Cáceres opinó que no es un tema de cantidad, sino de calidad. Cuando era superintendente, comentó que tuvo a cargo 260 inspectores, y lograron formalizar a 30 mil trabajadores en 4 meses con solo 20 inspectores. La lógica es ir a las empresas más emblemáticas y se genera un efecto hacia abajo. “En el mundo formal, solo debes controlar a las grandes empresas”, comentó. Es un tema de inteligencia inspectiva, manifestó.
Otro tema a repensar por todos los actores es la figura del inspector de trabajo, que se le debe respetar. Manifestó que la ventaja de Sunafil es que los inspectores tienen autonomía como un juez, eso es importante. “Sunafil más que el brazo y el músculo es inteligencia, eso importará tener mayor legitimidad con el empresariado y los sindicatos”, precisó.
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