En plena discusión sobre la nueva Ley de Promoción Agraria y la remuneración básica que regiría para los trabajadores de este sector, algunos especialistas consideraron que en vez de fijar un salario mínimo para una actividad económica en particular, se debería analizar la posibilidad de incrementar la remuneración mínima vital (RMV) que actualmente asciende a S/930.
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Con la nueva Ley Agraria aprobada y después que Colombia iniciara el 2021 con una nueva RMV (US$289,4), ¿qué tan factible es que en el Perú se incremente el salario mínimo?, ¿resultará favorable su aprobación en un año electoral y con la amenaza de una segunda ola latente?
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Para el laboralista Jorge Toyama, socio del Estudio Vinatea & Toyama, debido a que ya han pasado más de dos años desde el último incremento del salario mínimo (en abril del 2018 el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski oficializó el aumento de S/850 a S/930), en el segundo o tercer trimestre de este año es probable que se evalue la posibilidad de un nuevo ajuste.
“Ni bien acabe la emergencia sanitaria, cuando nos empecemos a vacunar, debería evaluarse esa posibilidad porque vamos dos años sin aumento del mínimo vital y, normalmente, cada dos años como máximo subía la remuneración mínima”, afirma.
¿HASTA EL 2022?
Muy por el contrario, Elmer Cuba, socio de Macroconsult, considera que debido a la coyuntura que vive el país, recién el 2022 sería un buen año para empezar a discutir el aumento del salario mínimo.
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“En un año en crisis no se puede hacer. Es cierto que el 2021 va a ser un año de rebote, pero hay que esperar un año de relanzamiento y el 2022 sí es un buen año para discutir el incremento del mínimo”, afirma, tras alertar que de incrementarse la RMV este año “solo se va a consolidar la informalidad en muchas empresas”.
Recuerda que la informalidad ha subido fuertemente tras la crisis generada por el COVID-19, y eso se ve reflejado en la cantidad de puestos de trabajo formales que existen actualmente.
“Fuera de Lima solo hay un empleo formal público y uno privado, el resto son empleos informales, y por eso hay departamentos en donde la informalidad no es 70% sino 80%. Si se sigue aumentando el sueldo mínimo será el principal enemigo de la formalización porque afectará principalmente a los que ganan por debajo del mínimo y estaban a punto de formalizarse. Ellos perderían esa posibilidad”, afirma.
Según refiere el economista, también se correría el riesgo de que miles de pequeñas y micro empresas vuelvan a la informalidad, después de haber hecho el esfuerzo de formalizarse cuando la RMV subió a S/930. “Si subes el básico muy fuerte, esas empresas que estaban en el límite de la rentabilidad, también correrán el riesgo de volverse nuevamente informales”, añade.
CRITERIOS TÉCNICOS
Debido a que la discusión sobre el incremento del salario mínimo “es un tema que en todo el mundo despierta muchas pasiones, sesgos y discusiones”, Elmer Cuba y Jorge Toyama coinciden en que para un próximo incremento se apliquen criterios técnicos.
“Por un tema de empatía, nos parece justo un incremento pero no se hace política laboral por empatía, hay que tener cuidado porque en general el Congreso no debe fijar los precios ni los salarios, el mínimo generalizado para toda la economía lo fija el Ejecutivo pero debe aplicar criterios técnicos”, asegura Cuba.
En ese sentido, refiere que los criterios técnicos sobre los que se debe tomar la decisión de incrementar la RMV son la inflación y el incremento de la productividad laboral, que si aumenta debería repercutir en una subida del mínimo vital.
“Esa es la regla general pero nunca se ha aplicado, siempre ha sido arbitrario. Es más, desde el 2000, el sueldo mínimo ha subido por cuestiones políticas, porque los presidentes se iban a retirar o porque lo ofrecieron en campaña. La inflación, la productividad ni los plazos, nunca han sido un criterio para hacerlo, ha sido totalmente arbitrario”, remarca el economista de Macroconsult.
Por esa razón, el laboralista Jorge Toyama también considera que la productividad es un criterio que debe ser tomado en cuenta para futuros incrementos del sueldo mínimo.
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