El 1 de marzo, el Comité Multisectorial Encargado del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen) informó la variación del “sistema de alerta” de no activo a “vigilancia de El Niño Costero”, el cual, según el comunicado, significa que este comité estima que es más probable que ocurra este evento natural a que no suceda.
En el documento, el Enfen precisa que hay una mayor probabilidad “de que continúe el calentamiento anómalo observado entre lo que resta del verano y, por lo pronto, hasta mediados de otoño de 2023″.
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Los especialistas consultados por este Diario precisaron que esto no significa que ya nos encontramos en pleno fenómeno natural, sino que la probabilidad ha aumentado.
“No se está diciendo que ya estamos [afrontando] el fenómeno del Niño costero, sino que se espera en los próximos meses, porque las condiciones de temperatura, a nivel costero, están mostrando condiciones más cálidas de lo que deberían estar en estas fechas. El Enfen menciona que esta condición [de calentamiento anómalo], por lo pronto estaría hasta mediados de otoño”, explicó Yuri Escajadillo, especialista en climatología del Servicio Nacional de Metereología e Hidrología del Perú (Senamhi).
Por ello, sostuvo que una aproximación de la situación se podría dar, desde Senamhi, en mayo. Consultado sobre cuándo podría determinarse si hay una mayor certeza de que ocurrirá o no el fenómeno El Niño, apuntó a que en el siguiente comunicado del Enfen -a emitirse el 16 de marzo- podrían brindarse nuevos datos.
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Al respecto, Juan Manuel Benites, exministro de Agricultura, indicó que si bien la corriente de El Niño es una condición constante en el mar peruano, su denominación como fenómeno se da al tener un efecto de mayor intensidad.
“Cuando hay mucho calor en verano y el mar está caliente, la playa se calienta y se evapora [las aguas], se corre hacia los Andes, se condensa y cae el agua fuerte y empiezan las inundaciones y las lluvias en la costa que hacen que se saturen los ríos y los suelos y por lo tanto verás inundaciones que viste en el 2017, 1998 y 1983″, señaló.
Impacto
El caso que más se recuerda de este fenómeno es el sucedido en 2017, con efectos negativos no solo a nivel económico, también en las condiciones de vida en el norte. Sin embargo, en el escenario en que suceda el evento este año, su impacto sería más limitado y dentro de la zona norte del país.
"Si hay Niño en el medio del otoño, normalmente lo que ha sucedido es que el impacto es bastante más acotado, bastante más limitado, porque en el invierno no suele haber problemas con lluvias de manera intensa"
“La probabilidad [de que ocurra] está más sesgada hacia mayo o junio de este año. Si hay Niño en el medio del otoño, en invierno inclusive, normalmente lo que ha sucedido es que el impacto es bastante más acotado, bastante más limitado, porque en el invierno no suele haber problemas con lluvias de manera intensa. Hay cambios de temperatura, aumenta la temperatura, y eso afecta básicamente a pesca y en algo a agricultura, pero no tiene consecuencias como las que hemos visto en el año 2017″, sostiene Eduardo Jiménez, jefe del Sistema de Información de Macroconsult.
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En ello coincidió Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores, señalando que el efecto se daría en el segundo trimestre, pero sin llegar a climas extremos como en 2017.
Agregó que es difícil calcular la intensidad de los efectos de un Niño costero en otoño -aún con impactos limitados-, pero recordó que la pesca el año pasado registró una caída de dos dígitos (una contracción de 13,74% de acuerdo con el INEI), por lo que podría haber un impacto significativo para este sector. En el caso de la agricultura, consideró que la producción del norte del país se podría ver afectada entre un 3% a 5%.
A su vez, Benites apuntó a que las consecuencias de un “Niño otoñal” serían moderadas en las zonas que tienen agua y que “podría ser hasta benéfico” en determinados lugares que han afrontado sequías.
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“No creo que haya un impacto muy grande en la agricultura desde el punto de vista de grandes inundaciones. Más bien, posiblemente hasta puede ser benéfico en cierta forma, hasta cierto nivel, que haya un poco de agua en zonas que están con depresión y con escasez en los reservorios. Todavía es muy pronto para hablar de un Niño fuerte”, acotó.
"No creo que haya un impacto muy grande en la agricultura desde el punto de vista de grandes inundaciones. Más bien, posiblemente hasta puede ser benéfico en cierta forma, hasta cierto nivel"
Por su lado, Milton Von Hesse, exministro de Agricultura, señaló que el efecto de calentamiento anómalo en el mar puede llevar a que los cultivos “sean más sensibles” a la plagas, hongos o enfermedades, por lo que debe haber una mayor vigilancia sanitaria.
Añadió que el efecto de un Niño costero en el agro se suele dar por un exceso de lluvias, lo que ocasiona inundaciones en los valles bajos de la zona de la costa, mientras que en los valles intermedios genera huaycos y deslizamientos. Otro efecto producto de las lluvias intensas, agregó, es que genera sequías en la sierra sur del país. Esto último afecta a los pastos y al ganado vacuno, auquénidos, alpacas, llamas y eventualmente vicuñas, dijo Von Hesse. Recordó que el sector agrícola ha afrontado una problemática de fertilizantes y los bloqueos de carretera y ataques a centros de producción.
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