Es en “Trilce” que César Vallejo (Santiago de Chuco, 16 de marzo de 1892-París, 15 de abril de 1938) confiesa que su paciencia es de madera. Y que, como tal, se apolilla. Es aquí también donde señala que hembra es el alma suya y que las paredes de su celda duelen. Con la publicación de este poemario –hoy lo sabemos–, Vallejo se adelantó a todas las vanguardias y, en palabras del académico Antenor Orrego, autor del prólogo de la primera edición, es aquí donde “el poeta quiere dar una versión más directa, más caliente y cercana de la vida”. Y al leerlo, la vida, ciertamente, quema.
La crítica limeña no fue benevolente con “Trilce” y cuestionó el estilo del poemario con maneras poco elegantes. No se dieron cuenta de que estaban frente a un libro que se convertiría en punto de quiebre universal para el ejercicio poético. Los únicos que valoraron el trabajo fueron Antenor Orrego y Luis Alberto Sánchez.
El centenario
La primera edición, publicada en setiembre de 1922, fue autofinanciada, de tiraje breve e impresa en los talleres de la penitenciaría de Lima. Simbólica elección de impresión, teniendo en cuenta que esta se dio tras la salida de Vallejo de la cárcel.
“Trilce” se encuentra conformado por una serie ininterrumpida de 77 poemas sin título, numerados con dígitos romanos. Iba a llamarse “Cráneos de bronce” y tendría el seudónimo César Perú, pero amigos cercanos a César Vallejo lo convencieron de no hacerlo.
Así también, existen dos versiones del por qué César Vallejo le puso “Trilce”: ‘trino dulce’ (valor sonoro de los versos vallejianos, caracterizados por ser formales y estilísticos) y ‘triste y dulce’ (referente a la contradictoria intensidad emotiva).
Con motivo del centenario de su publicación, se han realizado una serie de homenajes que buscan enaltecer aún más la obra de Vallejo. Por ejemplo, la Biblioteca Nacional del Perú acaba de inaugurar la exposición llamada “Contra todas las contras: 100 años de Trilce”. En ella se exhibirán no solo un ejemplar autografiado de la primera edición, sino también cartas del poeta a familiares, colegas y amigos, y una serie de publicaciones de la época que darán cuenta del contexto político, social y cultural que se vivía en ese momento.
"La primera edición fue autofinanciada, de tiraje breve e impresa en los talleres de la penitenciaría de Lima"
Sobre la primera edición que está en exhibición, se trata del libro que Vallejo le dedicara a un poeta que tuvo en alta estima y a quien le profesó singular admiración: a José María Eguren. Y firma: “Para José María Eguren, con toda mi admiración. César Vallejo”.
Eguren entregó sus bienes al periodista Luis Alayza y Paz Soldán, quien finalmente ordenó que sus bienes sean legados a la BNP en la década de 1970. Entre ellos, se encontraban las ediciones autografiadas de “Trilce” y “Los heraldos negros”. El ejemplar de “Trilce” que veremos en exposición fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación por Resolución Directoral Nacional 044-2010-BNP, el 26 de febrero del 2010.
A pesar de encontrarnos frente a un ejemplar único, este puede ser consultado por investigadores y público en general a través de la biblioteca virtual de la BNP. Los ejemplares originales, por supuesto, serán expuestos en vitrinas teniendo en cuenta los cuidados especiales que el equipo de conservación de la biblioteca recomendó tras un minucioso análisis. Estas recomendaciones incluyen cuidado con la temperatura, con la exposición lumínica e incluso el tiempo máximo que pueden estar en exposición. Es por esto que la muestra durará solo hasta el 22 de diciembre del 2022. Los curadores de “Contra todas las contras: 100 años de Trilce” son Carlos Fernández y Valentino Gianuzzi, quienes llevan más de 15 años investigando sobre la vida y obra de nuestro poeta universal.
Nueva edición
La editorial Peso Pluma, también a propósito del simbólico aniversario, publicó este año una edición de “Trilce” comentada por los académicos Alexandra Hibbett y Víctor Vich quienes, en el prólogo de esta edición, lanzan una acertada y provocadora invitación: “Reapropiémonos de ‘Trilce’. A 100 años de su publicación, ingresemos sin miedo a sus estrategias literarias y dejémonos llevar por sus imágenes, ritmos, sonidos […] Regresemos a este libro que, de manera sorprendente, indaga en las palabras para demostrar que ninguna de ellas tiene un significado único y todas pueden abrirse hacia nuevas posibilidades”.
Ambos estudiosos concuerdan en que estamos frente a un poemario de vanguardia, y que todo apunta a que César Vallejo lo escribió con un mínimo de conocimiento de las transformaciones estéticas que habían comenzado a ocurrir en Europa desde fines del siglo XIX. Sin embargo, afirman, su relación con el movimiento vanguardista no es del todo clara.
Tal vez ese misterio no necesite ser develado. La grandeza de “Trilce” no estará nunca más en debate.
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