La gastronomía peruana está de luto. El hombre cuyo gran legado es haber liderado por más de cinco décadas uno de los restaurantes más clásicos de nuestra Lima gastronómica, Eladio Espinoza Espinoza, falleció a los 97 años de cáncer de médula ósea.
Su hijo, Eladio Espinoza, contó que el ancashino emprendedor falleció este viernes, 12 de mayo, a las Hoy 3:46 a.m.. Sus restos serán velados en estricto privado.
El empresario asumió a inicios de los 70 la dirección de un restaurante llamado San Isidro, lugar emblemático en la historia culinaria local, que por años fue considerado el “reino del camarón”.
Solía decir don Eladio que en su tierra, San Pedro de Chaná, no había autoridad que pudiera inscribir a los nacidos en esos poblados a 3.400 m.s.n.n., en la provincia de Huari, Áncash. Pero el nonagenario empresario celebraba cada 8 de mayo, oficialmente, un año más de vida.
Contó a este Diario, por el año 2015, que sus padres agricultores, Catedro y Evarista, le dieron instrucción escolar completa, y que fue tan aplicado en los estudios que ganó una beca, pero no la pudo aprovechar por falta de recursos para mudarse cerca de la universidad. Con 19 años, migró a Lima y aquí hizo la carrera de contabilidad; se casó y tuvo seis hijos.
Tras dejar su puesto como administrador en café Atlantic, en el Pasaje Olaya, el El joven trabajó allí 10 años como administrador, y tras dejar su puesto un conocido le propuso traspasarle un restaurante en la esquina de las avenidas Arenales y Dos de Mayo. Se llamaba San Isidro. Don Eladio empezó vendiendo cebiches hasta que un día un cliente de apellido Pfeiffer llegó, pidió de aperitivo un capitán, y lo conminó a prepararle un buen plato de gambas. Don Eladio nunca había escuchado esa palabra; luego entendió que el comensal se refería al exquisito camarón. Camarones a la plancha, fue el plato que hizo famoso a don Eladio Espinoza y su restaurante.
A mediados de los 80, mucho antes del llamado ‘boom’ gastronómico -aun no abrían restaurantes como La Gloria o Astrid y Gastón (ambos de 1994)-, la crítica especializada ensalzaba aquel restaurante donde presidentes, ministros y políticos llegaron atraídos por la novedad culinaria cuyo secreto (don Eladio siempre lo dijo) no es otro que tener “mercadería de primera”.
En entrevista telefónica con Catherine Contreras, don Eladio señaló que cuando clientes especiales le avisaban que irían a disfrutar platos como su chupe de camarones o la langosta que suele servir, él mismo trataba de ir a recibirlos al restaurante. Sus visitas lo alegraban, y él, agradecido, prodigaba bendiciones además de un pronto y feliz retorno. Eladio Espinoza partió hoy para siempre. Pero su gran legado gastronómico queda intacto.
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