Las notas escolares pueden ser una fuente de gran orgullo tanto para los padres como para los hijos; sin embargo, también pueden convertirse en un motivo de preocupación, tensión e incluso vergüenza cuando los resultados no son los esperados. En un mundo cada vez más competitivo, donde las expectativas académicas suelen ser bastantes altas, es muy fácil caer en la necesidad de medir el valor de un niño solo por sus calificaciones, lo cual puede repercutir significativamente en su salud emocional y bienestar general.
Si bien el rendimiento escolar es un aspecto fundamental del desarrollo infantil, en realidad no es el único, pues es importante tener en cuenta que, los niños están en una etapa crucial de formación de su identidad y autoestima, razón por la cual, la manera en que los padres reaccionan ante las malas notas, sin duda, puede tener un impacto duradero en su confianza, motivación y actitud hacia el aprendizaje. Por ello, en lugar de centrarse exclusivamente en el examen o la libreta con bajas puntuaciones, es indispensable que los adultos entiendan las razones subyacentes y ofrezcan un apoyo constructivo que los ayude a encaminarse hacia el éxito académico y personal.
¿Cuáles son las causas más comunes detrás de las malas notas en los niños?
Las malas notas en los niños pueden deberse a una variedad de causas, las cuales a menudo pueden estar interrelacionadas. Por este motivo, como destacó Carmen Bravo de Rueda, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma a Hogar y Familia, es esencial identificar la causa subyacente específica para poder abordar adecuadamente las dificultades académicas de un infante. Entre las más comunes se encuentran:
- Falta de comprensión del curso y/o los temas: Esto se debe a que el pequeño no entiende lo que se enseña en clase, lo cual puede deberse a diversos factores, tales como dificultades de aprendizaje no diagnosticadas, problemas de atención o un método de enseñanza que no se adapta a su estilo de aprendizaje.
- Problemas emocionales: El estrés emocional generado por los problemas familiares o las dificultades en las relaciones con los compañeros puede afectar negativamente el desempeño académico.
- Falta de hábitos de estudio: Los niños que no cuentan con una rutina de estudio bien establecida, no terminan las tareas a tiempo o no revisan con frecuencia las lecciones aprendidas en el colegio, pueden presentar mayores dificultades para mantener un ritmo que vaya acorde a las exigencias académicas.
- Falta de apoyo en el hogar: Ciertamente, el papel que desempeñan los padres en el proceso de enseñanza- aprendizaje de sus hijos es importante, por lo que la falta de apoyo emocional o supervisión en las tareas, puede influir significativamente en el rendimiento escolar.
- Ausentismo escolar: Los niños que faltan mucho al colegio pierden esa interacción entre el profesor y el alumno, lo que les impide poder practicar y repasar lo aprendido, así como también comprender los nuevos conceptos que se van introduciendo en cada clase.
“En primer lugar, es necesario que los padres determinen si las bajas calificaciones son en todos los cursos o solo en algunos o hasta incluso si se presentan únicamente en ciertos temas dentro de una misma materia, pues en ocasiones, las malas notas tienen que ver con el desarrollo de algunas inteligencias múltiples más que otras. No obstante, si se observa que son en la mayoría o en todas las disciplinas y, además, vienen acompañadas de síntomas y signos, como falta de interés en las actividades académicas, cambios en el comportamiento, aislamiento, tristeza, ansiedad, frustración o evasión de la situación, se podría pensar que hay una razón más profunda que va más allá de la comprensión o el dominio del curso, por lo que el niño estaría atravesando por un problema a nivel emocional” refirió la psicóloga Tania Lip.
¿Cuál es el impacto de las malas notas en la autoestima y el bienestar emocional de un niño?
Por lo general, las notas en nuestra sociedad, están asociadas al valor personal, motivo por el cual, cuando un niño obtiene una mala calificación, en realidad está recibiendo el mensaje de “no eres lo suficientemente bueno” y, si además esto se da de forma recurrente y el menor no recibe la ayuda o el apoyo para afrontar esta situación tan desalentadora, va a ir instaurando esta creencia negativa y desarrollando un autoconcepto y autopercepción basada en la misma. Por supuesto, esto causa un impacto importante en su autoestima y, por ende, en su bienestar.
“Las malas notas pueden llevar a los niños a desarrollar una autoimagen negativa, sintiéndose incompetentes o fracasados. Sin lugar a duda, esto puede resultar en ansiedad, depresión y una disminución significativa en la motivación para enforzarse académicamente. Igualmente, comparar permanentemente a un menor con sus compañeros de clase puede dañar gravemente su autoestima, generando así sentimientos de inferioridad y resentimiento. También puede crear un ambiente excesivamente competitivo, en lugar de uno colaborativo, lo que perjudica el proceso de aprendizaje y el desarrollo emocional”, explicó Madeli Santos, psicóloga clínica y especialista en neuropsicología educativa.
¿Qué señales indican que un niño está teniendo problemas de autoestima relacionados con su rendimiento académico?
Aunque las señales pueden variar según la edad del niño y otros factores contextuales, como expresó la experta de la Clínica Ricardo Palma, si los padres observan los siguientes comportamientos de manera persistente, podrían ser un indicativo de que el menor está experimentando dificultades con su autoestima relacionadas con el ámbito académico:
- Mostrar resistencia o evitar las tareas relacionadas con el colegio.
- Manifestar comentarios negativos sobre sí mismo en relación con su rendimiento escolar, como decir que es “tonto”, “no puede hacerlo” o “no soy bueno en nada”.
- Preocupación excesiva por cometer errores o dificultades para aceptar los resultados menos favorables.
- Mostrar signos de ansiedad antes de los exámenes o evaluaciones.
- Compararse constantemente con sus compañeros y sentirse inferior o incapaz.
- Evitar las actividades sociales relacionadas con el colegio o con los amigos.
- Mostrarse irritable.
- Presentar cambios en los patrones de sueño.
- Mostrar una falta de interés en actividades que antes disfrutaba.
- Rendirse fácilmente ante los desafíos académicos.
¿Qué estrategias pueden emplear los padres para mejorar el rendimiento académico y la autoestima de sus hijos?
Reforzar el valor personal
Es importante que desde pequeños los padres les enseñen a sus hijos que, son buenos en algunas actividades y no tanto en otras; sin embargo, eso no quita que deban rendirse ante las dificultades o que su valor personal esté sujeto a sus calificaciones, sino más bien a sus esfuerzos, habilidades y cualidades. Básicamente, es necesario explicarles que, las notas son solo una etiqueta o un número que señala que tan bien lo hicieron en determinada tarea, pero no que tan buenos son como personas. Por ello, deben fomentar el desarrollo de una autoimagen positiva, al igual que el reconocimiento de sus logros fuera del ámbito académico, reforzando así su autoestima, sostuvo la licenciada Lip.
“Hay un ejercicio que se puede hacer cuando el niño tiene más de 5 años, el cual consiste en mostrarle una hoja con un dibujo y arrugar el papel, doblarlo, pintarlo, etc. Esto con la finalidad de que el infante pueda reconocer que el papel sigue siendo el mismo y no por eso, ha perdido su valor o lo que lo hace único”.
Comunicar las expectativas
De acuerdo con la especialista en neuropsicología educativa, es fundamental que los padres establezcan expectativas claras y realistas, enfocándose en el esfuerzo y el proceso de aprendizaje más que en los resultados. Asimismo, deben ser comprensivos y apoyar a sus hijos en lugar de imponerles una presión indebida.
“Los papás pueden comunicar sus expectativas académicas sin generar una presión excesiva en los niños abordando las metas mediante el juego. Por ejemplo, pueden proponerles alcanzar buenas notas con un programa de retos paulatinos, los cuales pueden motivarlos a dar lo mejor de sí mismos”, indicó Tania Lip.
Entablar una comunicación libre de prejuicios
Para conversar con el niño sobre las malas notas, es primordial que los padres cuiden su postura, es decir, deben sentarse o agacharse para estar a la misma altura de los ojos del menor y con una voz calmada y un ritmo pausado, preguntarle qué ha pasado y si realmente se preparó o no para el examen. Luego de ello, deben hacerle saber que más allá de la nota, es importante analizar en qué se ha equivocado y pueda mejorar en la siguiente oportunidad. De igual modo, siempre deben priorizar una comunicación abierta y comprensiva, evitando así el juicio o el castigo, además de demostrarle que sus padres están ahí para apoyarlo.
Fomentar una mentalidad de crecimiento
Los padres deben animar a sus hijos a ver las malas notas como una oportunidad para aprender y crecer. Por esta razón, como recalcó Bravo de Rueda, es sustancial que promuevan la idea de que el esfuerzo y la perseverancia son más importantes que el resultado en sí. Sin duda, esto les ayudará a desarrollar una mentalidad de crecimiento, donde los errores se ven como parte del proceso de aprendizaje.
“Es necesario que los adultos moldeen una actitud positiva hacia el fracaso, demostrando así que los errores son una oportunidad para aprender y mejorar y, que al final de día, todos enfrentamos desafíos en algún momento; no obstante, nuestra actitud y cómo afrontamos cada situación, pueden influir en nuestra percepción y manejo de estas dificultades”.
Brindar apoyo emocional
El apoyo emocional de los padres, como la validación de sentimientos y la presencia incondicional, contribuye significativamente a mejorar tanto el rendimiento académico como la autoestima del niño. Parte de ese apoyo también puede significar solicitar servicios externos para ayudar al pequeño, mencionó Santos.
“En caso, el niño se muestre reacio a recibir ayuda, empatía o comprensión, podríamos estar hablando de un menor con una estructura de personalidad y un sistema de creencias que requiere de apoyo psicológico. Asimismo, si un niño con conductas muy violentas, impulsivas o que se autoagrede física o psicológicamente tras un resultado negativo en sus calificaciones, serían señales de alarma. Además, un psicólogo educativo analizaría no solo al infante, sino también a toda la comunidad educativa, pudiendo detectar si hay casos de bullying”, señaló Lip.
Recompensar el esfuerzo
Las recompensas y consecuencias aplicadas correctamente son efectivas, pues van a permitir al niño revalorarse, ya que no solo se darían ante los éxitos, sino también ante los fracasos o posibilidades de mejora. En concreto, las recompensas deben enfocarse en el esfuerzo y la perseverancia, y no exclusivamente en los resultados, mientras que, las consecuencias deben ser coherente y justas, ayudando a los niños a entender la importancia de la responsabilidad sin afectar significativamente su autoestima.
Establecer rutinas de estudio
Establecer rutinas regulares de estudio ayuda a desarrollar buenos hábitos y a gestionar el tiempo de manera efectiva. Definitivamente, usando distintas técnicas, los padres pueden inculcar en sus hijos la disciplina y el amor por el orden y como siguiendo pasos sencillos y constantes pueden alcanzar sus metas: tener buenas calificaciones y, sobre todo, aprender a tener una rutina diaria autogestionada y con períodos de estudio y de descanso. Por ejemplo, la técnica Pomodoro (trabajar en intervalos de 25 minutos y tener descansos cortos de 5 minutos) es excelente para estos casos, puesto que asegura de que el menor mantenga un equilibrio saludable, evitando así el agotamiento y el estrés, recomendó la licenciada en psicología.
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