Desde su creación en 1972, Aldeas Infantiles SOS Perú ha impactado positivamente en la vida de más de 500 mil personas, entre niñas, niños, adolescentes, jóvenes y familias en situación de vulnerabilidad, a través de la creación de entornos familiares seguros y protectores para su desarrollo. El Comercio conversó con el presidente internacional de Aldeas Infantiles SOS, Dr. Dereje Wordofa, quien estuvo presente en la ceremonia por el 50° aniversario de la filial en el país.
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—¿Cuál es su impresión del trabajo realizado por Aldeas Infantiles SOS Perú en todos estos años?
Es gratificante saber que se ha logrado crear espacios para que los niñas y niños puedan tener quién los apoye y acompañe en su desarrollo, y así ser devueltos a la sociedad. Esto no se hace solo se hace con el trabajo de la organización, sino también de las madres, de la organización, de los socios, empresarios. No solo se debe conmemorar estos logros, sino también a todos los que contribuyeron en este proceso. Es una oportunidad para honrar a quienes han puesto trabajo en esto.
—¿Qué problemas a los que se enfrenta Aldeas Infantiles SOS Perú le llamó la atención?
Una de las cosas que me impresionó es el número de inmigrantes de Venezuela que se han desplazado al Perú. Hay madres y niños que necesitan apoyo, cuidados. Asimismo, se observa tal y como en otras partes del mundo un alto nivel de violencia, abuso sexual a mujeres y niños, y tráfico de menores. Son flagelos que debemos atender. Otro problema importante que ha impacto al Perú es la pandemia y los dos años de encierro que han hecho que muchos chicos no vayan a la escuela y que muchos que han vuelto hayan perdido el aprendizaje. Esa situación ha generado además un gran impacto en la salud mental de niños y niñas. La responsabilidad principal para atender estos problemas radica en el Estado, sin embargo, una de las cosas que he escuchado del Perú recientemente es la gran inestabilidad política y la alternancia y rotación de funcionarios de alto nivel, lo que significa un desafío aún mayor en la búsqueda de soluciones. Nosotros como organización apoyamos a los gobiernos, no los reemplazamos. Son estos los que deben aportar con legislación, políticas y recursos.
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—En esa línea, ¿cuál es la coordinación que realiza Aldeas Infantiles con los gobiernos de cada país?
Nosotros trabajamos directamente con los gobiernos locales y municipalidades como socios de atención de un determinado grupo poblacional. Pero, a la vez tenemos una gran colaboración con agencias de la sociedad civil. También dentro del sistema de Naciones Unidas hemos trabajado muy bien en el último tiempo con Acnur en el tema d e migrantes, así como con Unicef. Ambos son nuestros principales socios. Cada vez más trabajamos en alianzas y redes de apoyo que impactan en la infancia. Una de las cosas muy impresionantes que he notado en el Perú es la variedad de alianzas con el sector privado, que es muy innovador y que no solo trae recursos financieros sino que también agita y promueve la innovación. Esta es una gran herramienta para lograr avanzar.
—¿Qué tan importante es el apoyo del sector privado para el trabajo de Aldeas Infantiles?
Estas alianzas con el sector privado nos permiten trabajar y demostrar que tenemos un gran abanico de opciones en el cuidado dentro de Aldeas globalmente. Históricamente Aldeas es reconocida por el cuidado que hace de tipo familiar dentro del modelo de las aldeas, pero tenemos otra variedad de servicios que ofrecemos, tanto de acogida en familia como en el tema de prevención para evitar que familias se separen o que un chico sea puesto en el cuidado alternativo. Complementariamente trabajamos en la reintegración de estos hicos en sus familias, y parte lo que hace el sector privado es colaborar con la salida laboral y capacitaciones para la empleabilidad y vida independiente de estos chicos.
—¿Qué nuevos retos se le vienen a Aldeas Infantiles SOS Perú tras haber cumplido 50 años de creación?
Uno de los grandes desafíos del Perú y el mundo es la brecha entre el número de niños, niñas y adolescentes que podemos atender directamente y la cantidad que necesitan de nuestra ayuda. La brecha es enorme. Nosotros solo podemos colaborar con un pequeño porcentaje y tenemos que atender a esa brecha y reducirla. No podemos hacerlo solos y en eso tenemos que trabajar con distintos actores de la sociedad, con empresas, alianzas y otras organizaciones, pero también con los embajadores que ofrecen su reputación y fama para el avance de nuestra causa. Eso va a reducir esa brecha. Y este grupo de gente (embajadores) no solo crea concientización sobre los problemas sino que también nos ayudan a promover y concientizar sobre las soluciones. Esto hace que los peruanos mismos puedan apoyar financieramente a estos chicos, invertir en ellos. Se trata de una inversión en el futuro de estos niños y niñas en situación de vulnerabilidad, no es un gasto ni una caridad, se invierte en ciudadanos prósperos que más que ser una carga para la sociedad son agentes contribuyentes y de valor. La situación del Perú no es única del país, sino global, y nuestro compromiso es colaborar con este país y con los desafíos que tiene.
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Historias
Juan Manuel Curitima, participante del servicio de Atención a Jóvenes (Programa Callao):
Llegué a Aldeas Infantiles SOS Perú en noviembre del 2003, cuando tenía 5 años de edad, junto con mis hermanas mayores Kathya y Katiana. Desde el primer día fuimos acogidos por una mamá SOS que hizo agradable mi permanencia en el Programa Callao. Aldeas Infantiles SOS Perú tiene un ambiente familiar y un calor de hogar, que toda niña, niño, adolescente y joven, debe tener. Tengo recuerdos especiales de cuando campeonamos más de tres veces en el torneo deportivo Lima Kids. Mi excuñado era maestro de obras y me gustaba lo que hacía.
Cuando me tocó decidir qué estudiar, los asesores familiares me ayudaron a optar por Ingeniería Civil. Logré obtener Beca 18.
Ahora tengo 23 años y trabajo en la empresa SIDS Ingenieros. A la vez estoy estudiando el curso Proyecto de Ingeniería Civil, para la elaboración de mi tesis. Otra de las actividades en las que participo es ser representante del Consejo de Participación Juvenil en temáticas de empleabilidad de la Región América Latina y el Caribe, que es una instancia nueva de participación juvenil denominada Youth Advisory Board (YAB).
Mis metas son formar mi empresa constructora y finalmente tener mi propia familia. A las niñas y niños que participan de Aldeas Infantiles SOS Perú les digo que disfruten de tener esa edad, y que sean agradecidos con la vida por la oportunidad que se les está presentando.
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Líder Judy Torres, participante de Fortalecimiento Familiar (Programa Comas - Carabayllo):
Como madre soltera y único sustento para mis dos hijos, mi problema diario era encontrar quién pudiera cuidarlos. Laboraba en el programa “A Trabajar Urbano”, donde cumplía agotadoras jornadas en la construcción de pistas y veredas en asentamientos humanos. A veces no conseguía quién los cuidara y otras veces no me alcanzaba para pagar a alguien. Buscando, llegué a una especie de Wawa Wasi donde conocí a otras madres que pasaban por lo mismo. Así que las organicé y formamos un comité familiar. Nos reuníamos para ver la forma de conseguir más apoyo. Así conocí al Programa Carabayllo de Aldeas Infantiles SOS Perú en el 2005. Gracias a su apoyo técnico pudimos gestionar con la UGEL 02 tener un Programa No Escolarizado de Educación Inicial (PRONOEI) por las mañanas y cuidar a los niños por las tardes para que las mamás vayan a trabajar tranquilas. Con el apoyo económico de Aldeas Infantiles SOS Perú tuvimos la tranquilidad de saber que nuestros hijos tendrían un desayuno, una lonchera y un almuerzo nutritivo.
Le debo mucho a Aldeas Infantiles SOS Perú porque gracias a sus talleres de desarrollo personal, aprendí a quererme y valorarme, a sentirme capaz de seguir adelante sin la necesidad de tener un hombre al lado. Me afirmé como una líder comunitaria, mujeres en mayor riesgo me buscaban por apoyo, mejoramos los espacios de los niños y conseguimos presupuesto participativo para mejorar su alimentación. Ahora desarrollo talleres de emprendimiento para mujeres que pueden trabajar desde casa. Puedo decir que he contribuido y he visto como muchas han salido adelante, trabajando dignamente, y son ejemplo para sus hijos. Terminé dos carreras técnicas y luego de 10 años me gradué en Educación en la Universidad La Cantuta, demostrando que todo se puede, querer es poder. Hoy que mis hijos ya están jóvenes trato de devolver lo que en su momento Aldeas Infantiles SOS Perú me brindó para descubrir lo valiosa e importante que soy, y lo que puedo conseguir para las personas de mi comunidad.
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Cuidadora Cristina Choque, mamá SOS Programa Zárate:
Antes de ingresar a Aldeas Infantiles SOS Perú fui cajera en una tienda retail. Siempre tuve un carácter especial para tratar a niñas y niños, por eso un día mi jefa me comentó sobre el trabajo que hacían en las aldeas y me dijo que yo tenía aptitudes para aportar en ese lugar. Un día fui a Zárate, a conocer la aldea; al principio me comentaron que debía cumplir 25 años para ingresar, pero yo venía de una familia numerosa, de 9 hermanos. Eso ayudó a que pudiera ingresar al Programa con solo 24 años, y desde el principio… ¡me enamoré de la organización!
Al inicio, fui rotando dentro de las diferentes casitas dentro de la aldea, para ir aprendiendo del trabajo de las mamás SOS más antiguas. Hasta que un día tuve que hacerme cargo de Marco, un bebé de 6 meses a quien le di todo mi amor. Aprendí a cuidarlo, especialmente cuando estaba enfermo. Luego vinieron otros pequeñitos. Recibí desde los 8 meses a José y desde los 11 meses a Samira. Todos ellos se convirtieron en mis hijos, a quienes les dediqué toda mi atención.
¡Yo pensé trabajar uno o dos años en la aldea, pero sentía que los niños —especialmente el más pequeño— me iban a extrañar, no pude dejarlos! En verdad, ellos hicieron nacer en mí la maternidad. Fue una responsabilidad muy grande cuidarlos y atenderlos desde pequeños. Y ahora Marco está estudiando en Pakistán y mis los otros niños son profesionales o están terminando sus carreras. ¡Qué orgullo siento de tener una hija abogada, dos hijos psicólogos, un hijo ingeniero, una hija que pronto terminará Odontología, una hija que se graduará en Contabilidad y un hijo que estudia Ingeniería de Sistemas! Puedo decir que para ser una mamá SOS debes tener una vocación única con los niños. A las personas que quieran ingresar a la organización, les diría que sean humildes con los niños para que ellos tengan un recuerdo lindo de su paso por la aldea. Cuando me vaya de este mundo y Dios me diga qué hice con los niños que llegaron a mí, podré estar tranquila y feliz.
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