Por Mayté Ciriaco
A inicios de abril del 2020, un grupo de investigadores australianos afirmó que la ivermectina, un antiparasitario que tiene usos en personas y animales, reducía la carga viral del coronavirus. El entusiasmo en torno a este medicamento barato y que puede conseguirse sin receta médica fue inmediato, debido a la urgente necesidad de contar con un tratamiento COVID-19 que frenara la pandemia. En Perú, el entusiasmo se convirtió en negocio para algunas empresas.
Sin embargo, expertos y asociaciones en diferentes partes del mundo pidieron que se tomaran las afirmaciones con pinzas, ya que salían de un solo estudio que se había realizado in vitro (en un laboratorio) y que era difícil de replicar en pruebas en humanos. A finales de junio, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) avaló esta última posición mediante un informe, y junto a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) desaconsejaron el uso de ivermectina contra la COVID-19.
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A pesar de ello, en Perú se ha promocionado ampliamente este medicamento como preventivo y terapia contra la COVID-19. El mismo gobierno lo tuvo incluido en su guía de tratamiento de esta enfermedad hasta octubre del año pasado, y en enero del 2021 lo incorporó en su kit de tratamiento ambulatorio. Este hecho ha sido aprovechado por diferentes empresas que han encontrado un negocio en la importación y venta del antiparasitario.
La Unidad de Periodismo de Datos de El Comercio analizó las importaciones de Aduanas y encontró que, durante el 2020, Perú gastó 500% más en la importación de ivermectina en comparación del 2019 y 160% más que el valor reportado en los cuatro años anteriores.
De las 28 empresas que importaron ivermectina, trece empezaron a hacerlo recién el año pasado. El total de lo que compraron representa el 34% del valor anual 2020. La empresa Química S.K.R. es la que más ivermectina importó (134,398 dólares) entre las 28 empresas. Pese a que no figura como importador de este medicamento entre el 2016 y 2019, la compañía aseguró a El Comercio que llevan años trayendo este producto al país. Ante la pregunta de si la ivermectina que importaban era para uso veterinario, la empresa respondió que “esta medicina es una sola, y que efectivamente en el 2020, debido a la coyuntura, se empezó a utilizar también en humanos”.
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Esta empresa constituida en 2006, cuya titular es la empresaria Yolanda Durán, recibió de Reactiva más de 210 mil soles. Pero no fue la única. De las trece empresas que figuran como nuevas importadoras de ivermectina, nueve recibieron préstamos de Reactiva por más de 41 millones de soles. Las compañías más beneficiadas fueron Químicos Goicochea, constituida en 1994 por la familia Goicochea Moreno; Medifarma, constituida en 1975; Hersil S.A., en 1965 y Laboratorios AC Farma constituida en 1997 por la familia Arriola Colmenares, los mismos dueños de Droguería Sagitario, el mayor proveedor de ivermectina del Estado. Estas cuatro empresas recibieron, cada una, 10 millones de soles de préstamo.
Este Diario intentó comunicarse con las 13 empresas mencionadas en este artículo y recibió respuesta de siete de ellas. Las empresas Agrofarma Internacional SAC, Agroferretera Santa Anita, Grot del Perú, Laboratorios Asvet y Farminex aseguraron que efectivamente fue la primera vez que importaron ivermectina al país, ya que sus proveedores locales, debido a la COVID-19, ya no tenían más productos que vender por la alta demanda. No obstante, resaltaron que la ivermectina importada fue para uso veterinario.
“Ningún país vecino a Perú tiene estudios de calidad que demuestren que la ivermectina haya ayudado en ningún aspecto de la pandemia por COVID-19”, explica el doctor Alfonso Rodríguez. Tampoco existe ningún estudio sobre su eficacia como preventivo. Rodríguez resalta que, por el contrario, en Colombia ya se desarrolló un ensayo clínico con resultados ya anunciados, en el cual se demuestra que no existe un beneficio significativo de su uso, y se espera su publicación científica en los próximos días.
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La importación en países vecinos
A comparación de países de la región como Ecuador, Colombia y Chile, somos la nación que más ha gastado en la importación de ivermectina durante el 2020. “Son pocos países los que han apostado por el uso de medicamentos en forma indiscriminada sin evidencia de que sean eficaces para tratar COVID-19”, asegura el investigador y epidemiólogo Percy Mayta-Tristán. Según explica, en la mayoría de los países la decisión de los tratamientos ha estado basada en evidencia. A diferencia de lo que sucede en Perú, los gobiernos vecinos sí hicieron caso a sus sociedades y centros de investigación.
Para el doctor Dr. Alfonso J. Rodríguez-Morales, vicepresidente de la Asociación Colombiana de Infectología (ACIN), Coordinador de la Red Latinoamericana de Investigación en COVID-19 (LANCOVID), y Miembro del Consejo de la Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas (ISID), uno de los principales factores para que Perú sea uno de los pocos países que ha creído en el uso de ivermectina es el hecho de no contar con un consenso, que incluya un amplio panel de expertos conformado por médicos clínicos de diferentes especialidades, los cuales valúen la evidencia científica disponible sobre la real eficacia de la ivermectina.
“En nuestro país [Perú], las decisiones se han tomado en base a grupos de expertos que solo recogían la evidencia que les gustaba”, afirma Mayta-Tristán. Un ejemplo de esto es que, a fines del 2020, en el Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación (IETSI) se despidió a la directora Patricia Pimentel y a un grupo de investigadores encabezados por la doctora Yamilee Hurtado-Roca, debido a que no se quisieron retractar de los resultados de su estudio sobre la ineficacia del uso de hidroxicloroquina, ivermectina y azitromicina en pacientes hospitalizados por el coronavirus. “Nuestro problema ha sido los que han planteado el uso de estos medicamentos, los cuales se eligieron por votación y no por evidencia”, dice Mayta-Tristán.
A través de cartas enviadas durante el 2020, expertos, sociedades, universidades y hospitales pidieron al gobierno que priorizara la compra de medicamentos con beneficio comprobado como el oxígeno en lugar de adquirir fármacos como la ivermectina. No obstante, el gobierno siguió comprando este producto. La última licitación se hizo en diciembre del 2020.
Los proveedores del Estado
El Estado gastó más de 41 millones de soles en la compra de ivermectina, específicamente para tratar COVID-19, durante el 2020. No hay registro de compra similar ni en 2019 ni en 2018. Las entidades que más compraron y gastaron en este producto fueron el Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud - CENARES y EsSalud.
Según explicó EsSalud a El Comercio, se compró ivermectina en cumplimiento de la norma técnica que había emitido el Ministerio de Salud para el tratamiento COVID (Resolución Ministerial 270-2020 del Minsa). En este documento, publicado el 8 de mayo del 2020, se aprueba la ivermectina como parte del tratamiento de pacientes con el nuevo coronavirus. “La resolución de octubre [que saca la ivermectina de la guía de tratamiento] sí la consideraba para el manejo ambulatorio. Es por ello que EsSalud hizo las adquisiciones que el ente rector aprobó”, respondió la entidad a través de un cuestionario.
La empresa que más facturó como proveedora de ivermectina fue Distribuidora Droguería Sagitario, una compañía constituida en 1996 por Juan y Carolina Arriola Colmenares, quienes a través de su importadora empezaron a traer al país ivermectina recién en el 2020, durante la pandemia. Según EsSalud, esta empresa se eligió debido a que ofreció el menor precio en las cotizaciones. “Las cotizaciones se eligieron después de un estudio de mercado, según la ley de contratación donde se invitan a varios postores”, aseguraron.
Este Diario también intentó recoger la versión de CENARES, pero hasta el cierre de este informe no obtuvimos respuesta.
La sobremedicación
Según la última encuesta El Comercio-Ipsos, el 18% de personas entrevistadas dijo que lo ha tomado alguna vez como tratamiento preventivo, el 8% mencionó que se lo recetaron para tratar la COVID-19 y el 6% aseguro que lo estaba tomando en la actualidad para prevenir la enfermedad. “El uso de ivermectina se ha dado de forma indiscriminada en el país” asegura el infectólogo Fernando Mejía, doctor del hospital Cayetano Heredia.
Mejía sostiene que la pandemia ha agudizado, más que la automedicación, la sobremedicación. “El problema tremendo que vemos ahora es que los médicos, no sé con qué criterio, sobremedican a las personas. Les recetan vitaminas, corticoides e ivermectina”, menciona Mejía. Incluso, las mismas personas se sobremedican por desesperación ante la crisis sanitaria. Si la automedicación ya era un problema global que tenía décadas en nuestro país debido a la falta de interés, la sobremedicación es ahora lo que más preocupa a los especialistas.
Para el doctor Mejía, que a diario trata a pacientes con COVID-19, esta es una situación muy grave, debido a que crea en las personas una falsa seguridad que los lleva a ir a reuniones, olvidar los cuidados básicos como el lavado de manos y el uso de mascarilla, y ni siquiera prestarle atención a los síntomas que puedan tener. Asegura que muchas personas que han tomado el antiparasitario llegan al hospital cuando ya están muy graves. “Hemos visto que el consumo de este medicamento ha aumentado de forma considerable. En el hospital Cayetano Heredia, casi el 100% de las personas lo han tomado antes de ser hospitalizadas o de entrar a UCI”, enfatiza.
Según cifras de la Asociación Nacional de Cadenas de Boticas (Anacab), la venta de ivermectina creció más de 1000%. Solo en Lima hay más de 800 establecimientos que venden este producto, de acuerdo al Observatorio de Digemid. Incluso, es probable que la cifra sea mayor, si se considera que no figuran cadenas como Mifarma e Inkafarma, las cuales vienen promocionando la venta de invermectina a través de su web y en sus propios establecimientos. “Las personas creen que si toman ivermectina no les va a dar COVID y eso es falso”, dice Maytán-Tristan. Un estudio publicado en la revista Acta Médica Peruana revela que 2 de cada 3 personas que consumió este medicamento se contagió de COVID.
En la carta “Sobre las recomendaciones del Ministerio de Salud para el tratamiento farmacológico de la COVID-19 en el Perú”, publicada en Acta Médica Peruana y firmada por trece expertos, se subraya que “aunque es cierto que las dosis de ivermectina que actualmente se usan en humanos son consideradas seguras (es decir, de bajo riesgo de efectos adversos severos), es preciso señalar que esta presunción proviene del uso de ivermectina en pacientes que usualmente no tienen otras enfermedades crónicas preexistentes (del corazón, pulmones, riñones, hígado, sangre), enfermedades que son más comunes en pacientes con la COVID-19”.
“Conforme se vaya subiendo la dosis de este producto, se verán más los efectos secundarios”, resalta Mejía. Los más comunes son dolor de cabeza, problemas gastrointestinales y en personas ancianas, convulsiones. No obstante, estos efectos pueden ser más agresivos si la dosis aumenta.
El epidemiólogo Percy Mayta-Tristán dice que la dosis de ivermectina que recetan es incluso poco lógica. Según indica, el medicamento tiene un tiempo de vida en el cuerpo de 18 horas, que con metabolitos podría extenderse hasta 24 horas. Sin embargo, se receta una, dos o hasta tres dosis. Esta cantidad de dosis no puede proteger a las personas por tres semanas. “Los que promocionan la ivermectina consideran o extrapolan su uso como antiparasitario, siguiendo el ciclo de vida del parasito al cual quieren matar que usualmente va entre 14 y 24 días, pero un virus no es un parasito y se replica cada seis horas”, explica.
Para el epidemiólogo Edward Mezones, el tema de la ivermectina en el país ha dejado de ser una cuestión de evidencia científica. “Lo que uno debe hacer como médico y como investigador es evaluar si los pasos y la metodología de los estudios han sido adecuados como para poder dar una recomendación, porque estamos hablando de tratar a una persona o de prevenir una enfermedad. No solo es coger el estudio, sacar el titular y rebotarlo”, declara.
Incluso diferentes gobiernos regionales han desarrollado y repartido ivermectina en sus respectivas circunscripciones. Entre ellos figuran el Gobierno Regional de Pasco, Cajamarca, Ica, La Libertad, Junín, Callao, Huancavelica y Piura.
Entre marzo y junio del 2020, el investigador Alfredo Espinoza revisó las historias clínicas de los fallecidos por COVID-19 en el hospital regional de Loreto. Tras el análisis encontró que el 90% había tomado ivermectina.
Meses después, replicó el estudio en el hospital Virgen de Fátima de Piura. Los resultados fueron similares: el 75% de los fallecidos por COVID también había tomado el antiparasitario. Solo en julio del 2020, el Gobierno Regional de Piura anunció la entrega de alrededor de 70 mil dosis a la Diresa.
El estudio también reveló que el 35% de las personas que fallecieron eran jóvenes sin condiciones que pudieran complicar su estado. Los resultados demuestran que, pese a que se ha promocionado como un preventivo, la ivermectina no disminuye la mortalidad.
Sin embargo, hasta que el gobierno nacional no dé instrucciones claras sobre la poca eficacia de este antiparasitario, las empresas importadoras, laboratorios proveedores, médicos, entidades regionales y locales, boticas y farmacias, seguirán adquiriendo este producto bajo el argumento de que el gobierno nacional lo avala.
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