"Cebiche de tiburón": nuestro comentario de la película peruana

Una comedia del absurdo. Una aventura que desafa la lgica narrativa. Una serie de enredos que confunden a personajes que habitan en un mundo infantil. Una fantasa con guios populares (Chiquito Flores y la Pepa Baldessari aparecen fugazmente como financistas de una campaa poltica). Eso y ms dan forma a Cebiche de tiburn, cinta peruana dirigida por Daniel Winitzky.

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Un hilo conductor de la pelcula es el de la arbitrariedad. Varios personajes aparecen y se esfuman sin ninguna justificacin (algunos hasta se enfrentan repentinamente en un duelo de rimas y versos), y no tiene mayor incidencia en la historia que el personaje de Sergio Galliani sea un chamn (salvo que eso le sirva al actor para dar rienda suelta a su histrionismo y gestos exagerados). A este ltimo lo acompaa el nio Dayiro, quien hace gala de sus dotes para el baile. Su felicidad perpetua impulsa a su cuerpo a moverse con frenes.

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Tambin hay antagonistas. El de Gustavo Bueno, por ejemplo, quien encarna a un mafioso de la industria del pescado. Su leit motiv es: Nadie se come un cebiche sin que yo lo sepa. Casi siempre lo dice a los gritos.

Pero en medio del sinsentido, hay actores que logran darles consistencia a sus personajes. Ah est el caso de Lucho Cceres, un excelente actor capaz de sacarle provecho hasta a un papel efmero y absurdo. En Cebiche de tiburn, Cceres interpreta con solvencia a un tipo matonesco que, para variar, aparece de la nada.

Por cierto, el protagonista de Cebiche de tiburn es encarnado por Manuel Gold. Su personaje es un repartidor de un restaurante de lujo que suea con ser chef. Para intentar llegar a ese objetivo, el relato optar por un camino caprichoso y zigzagueante, lleno de agujeros y giros. Una pelcula desconcertante.