Todos los que han visto “John Wick” saben que es una muy mala idea meterse con las mascotas de militares o policías. Dos delincuentes estuvieron a punto de recibir la “justicia” de parte de un retirado Navy SEAL luego de asesinar a su mascota. La conmovedora historia dio la vuelta al mundo por su inesperado desenlace.
Era una tranquila noche de abril para Marcus Luttrell en su hogar de Huntsville, Texas. Él vivía con su madre y su perrita Dasy, quien le había sido entregada luego de participar en el tiroteo del 2005 contra los talibanes, misma experiencia que fue retratada en la película “Lone Survivor”.
De pronto, el ex militar escuchó un disparo muy cerca de su hogar, por lo que agarró su arma de 9mm y fue a asegurarse que su madre estuviera bien. Cuando la encontró, salió para ver si Dasy se encontraba a salvo. Lo que vio lo convirtió por un momento en John Wick: habían asesinado a su perrita.
¿Qué pasó con Dasy?
Dasy no solo era la mascota de Luttrell. Ella era una perrita de apoyo que se le entregaba a los veteranos de guerra para sanar las heridas invisibles de la lucha armada. Su nombre fue puesto por el mismo Marcus en honor a sus compañeros soldados que no lograron sobrevivir.
El 1 de abril del 2009, Marcus salió de su hogar para llamar a Dasy luego de escuchar un disparo cerca de su casa. Su golden retriever estaba inerte en el suelo, muerta por una herida de bala en su hombro izquierdo. No muy lejos de allí, Marcus notó que un vehículo estaba sospechosamente aparcado en la autopista.
“Me di cuenta de que [DASY] trató de escapar porque había un rastro de sangre”, dijo Luttrell al Houston Chronicle. “Cuando vi que estaba muerta, lo único que me vino a la cabeza fue: ‘Tengo que sacar a estos tipos’”.
¿Qué hizo Marcus Luttrell al descubrir lo que hicieron con su mascota?
En ese momento, Marcus no estaba del todo bien. Se estaba recuperando de una cirujía por lo que no podía hacer muchos movimientos. Aún así, decidió acercarse al auto del que sospechaba y, cuando estaba a pocos metros de llegar, el mismo arrancó a toda velocidad escapando del lugar.
A medida que el automóvil aceleraba, el Navy SEAL saltó a su camioneta y comenzó lo que rápidamente se convirtió en una persecución a alta velocidad, con ambos vehículos registrando más de 160 kilómetros por hora. En el camino, Marcus llamó al 911, avisando lo que haría si los llegaba a alcanzar.
“Les dije: ‘Tienen que traer a alguien aquí porque si los atrapo, los mataré’”, le dijo Luttrell al operador, según el Houston Chronicle. La camioneta de Luttrell no podía seguir el ritmo del automóvil en el que los sospechosos huyeron de la escena, pero los Texas Rangers finalmente detuvieron el vehículo.
En él se encontraron a dos jóvenes que fueron arrestados por crueldad animal y al conductor por no tener licencia. Según los Rangers, el tiroteo fue el último de una serie de cinco asesinatos de perros en un área residencial de Texas, los cuales iban a quedar impunes si el hombre no saltaba a la acción.
El enfrentamiento de Marcus con los culpables
Cuando Luttrell llegó a la escena, inmediatamente se enfrentó a los sospechosos, exigiendo saber cuál de ellos asesinó a Dasy. Según Luttrell, empezaron a insultarlo. “Marcus está capacitado para hacer ciertas cosas; Recurrió a su entrenamiento”, dijo un Ranger de Texas a NBC News. “No recomendaría al público en general que haga lo que él ha hecho: seguirlos a ese ritmo”.
Alfonso Hernandez y Michael Edmonds fueron los condenados por los crímenes y el juicio duró mucho tiempo mientras se recopilaban las pruebas de sus asesinatos. Ese día, tanto Dasy como los demás perros del vecindario recibieron disparos de bala de una Pistola .357.
Aunque Luttrell admitió que fue una enorme pérdida la de Dasy, poco después del juicio le entregaron otra perrita de terapia a la que llamó Rigby.