El pasado 15 de junio, Johnny Simoson, un niño de los Estados Unidos estaba nadando en la piscina de un vecino cuando su madre notó una pequeña mancha en el omóplato derecho, un punto más que pequeño que la punta de un bolígrafo hecha por una garrapata. Solo pasaron 15 minutos para que la picadura deviniera en una enfermedad tan rara como peligrosa y su historia ha conmocionado a millones de internautas una vez que esta se convirtiera en tendencia de redes sociales como Facebook.
Sin diagnóstico a la vista
“No estaba incrustado. No estaba hinchado. Lo saqué fácilmente con un par de pinzas y todavía estaba vivo. No necesariamente tenía ninguna marca en su hombro hasta unos días después, tan solo una pequeña protuberancia roja. Eso fue todo”, dijo Jamie Simoson, madre del menor de 3 años al New York Post.
Dos semanas después, Johnny se encontraba en la guardería, pero comenzó a sentirse mal, por lo que llamaron a su madre para que lo llevara a casa: “Estaba deprimido, no tenía apetito y el hecho de que se quejara de un dolor de cabeza no era normal para un niño de 3 años”.
En los días siguientes, la condición del pequeño empeoró, fue llevado al pediatra quien le recetó medicamento de apoyo, pero en la noche hizo un cuadro de fiebre: “Llamamos al médico a la mañana siguiente y le dije que está durmiendo mucho y que eso no es propio de él”.
Su condición empeoraba con cada día
Johnny fue llevado a emergencias cuando presentó una preocupante fiebre superior a los 104 grados. Le colocaron un supositorio al cual no respondió, hecho que preocupó a los médicos, por lo que su internamiento se extendió por semanas, donde su recuento de glóbulos blancos aumentó a 30 mil.
El pequeño paraba somnoliento, sin signos de buen ánimo, ni siquiera con los líquidos intravenosos; sin embargo, la punción lumbar determinó un raro aumento de los neutrófilos (tipo de glóbulo blanco que actúa como el primero en responder del sistema inmunitario), comenzaron a tratarlo como un paciente con meningitis bacteriana, pero pronto sería descartada.
Johnny fue derivado a un hospital de especialidades pediátricas, donde estuvo en la unidad de cuidados intensivos en la cual se le realizó una tomografía computarizada coronaria para descartar hemorragia cerebral, un absceso o una masa, pero no presentó ninguno de estos: “Las cosas se pusieron realmente aterradoras en ese momento. Fue muy frustrante buscar una respuesta. Estábamos aterrorizados de no poder volver a casa con nuestro hijo”, dijo la madre del menor.
Un mal escondido
Pero todo cambió cuando, finalmente, le detectaron meningoencefalitis, una infección del cerebro, pero también del tejido delgado que rodea este órgano; le hicieron un tratamiento de inmunoglobulina intravenosa (IVIG) y comenzó a mostrar grandes resultados, pues tras 15 horas de la primera dosis se mostró interesado en una pizza de pepperoni que confundió con una caja de pañuelos.
“Empezamos a hacerle preguntas para tratar de medir su capacidad cognitiva (…) fue increíble. Esa es la primera vez desde que comenzó esta situación que mi esposo y yo nos derrumbamos por completo (…) el aislamiento es difícil para un niño pequeño. Comenzó a tener delirio en la UCI y cuando se le permitió salir, no quería volver a la habitación”.
Parte de su recuperación incluía que vuelva a aprender a comer, beber, sentarse y hasta hablar con claridad: “Habíamos discutido de rehabilitación de pacientes hospitalizados con PT/OT, pero descubrimos que el papeleo retrasaría nuestra alta tres días más (…) estábamos tan emocionados de salir del hospital, pero tan asustados de lo que sucedería después”.
El virus de la garrapata
Doce días después, Johnny recibió el alta médica, pero, luego de tres días en casa, el niño dio positivo con el virus de Powassan, una rara enfermedad que transmiten las garrapatas y que, acorde a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, se han presentado casos en Estados Unidos, Canadá y Rusia, en el primero tiene mayor presencia en los estados del noreste y los Grandes Lagos, principalmente, en la primavera, principios de verano y mediados de otoño, época cuando estos insectos son más activos (solo 178 casos reportados en EEUU).
Por su parte, el pequeño se encuentra recuperándose óptimamente, pero presenta todavía problemas en el lado izquierdo: “Parece haber retrocedido un poco, pero somos optimistas de que su resiliencia lo ayudará”.
Piden a las personas donar sangre
Pese a esto, Jamie Simoson está usando redes sociales como Facebook para instar a las personas a donar sangre, ya que su hijo, cuando fue sometido a terapia con IVIG (que no es otra cosa que un producto sanguíneo) en el hospital mostró gran mejoría.
“Confiamos, no se puede probar, pero sabemos en el fondo que la IVIG fue el punto de inflexión para Johnny, y si podemos hacer algo para ayudar a otra persona a recibir ese tratamiento rápidamente, ese es realmente nuestro objetivo”, sentenció al New York Post.