La Navidad es una de las festividades más importantes del año. Los pequeños del hogar incluso tienen muchas expectativas por este día, pues esperan la llegada de Papá Noel con los obsequios que plasmaron en una carta. Si bien a veces ocurren situaciones que ponen en peligro esta tradición, algunos de los padres se las ingenian para mantener en los niños la ilusión.
Ese es el caso de Rachael Collins, una madre que “bucea en la basura” para conservar la magia navideña en su humilde familia. Azotada por la pobreza, la mujer británica busca en los contenedores de basura de la calle regalos para su menor hijo, Charlie.
“Siento presión en torno a la Navidad y esto realmente me ha ayudado este año. Empecé a bucear en la basura recientemente por dinero, es por necesidad. El dinero no duraba todo el mes”, confiesa Collins, cuya increíble historia ya se apoderó de las redes sociales.
El gesto desinteresado de la madre
En diálogo con Kennedy News, Rachael asegura que encontró, además de videojuegos, diferentes artículos para el hogar: “Es impactante ver cuántas cosas se desperdician. He encontrado velas Yankee, ceras derretidas y productos L’Occitane. Lo que encuentro es realmente bueno, lo venderé en Facebook Marketplace. Hago eso para obtener un poco más de ingresos y realmente ayuda porque el dinero no duraba”.
La residente de Preston, una ciudad situada en el condado de Lancashire, también aprovecha sus expediciones de búsqueda para realizar obras de caridad dos veces por semana. “Muchas cosas que encuentro se las paso a las personas porque todos están luchando. Siempre les digo de dónde viene. Las familias están sentadas en el frío y las empresas están tirando cosas. Me pone muy triste”, revela.
La rutina nocturna de Rachel
Según explica Collins, ella pone una linterna en la cabeza y generalmente sale de casa a las 6 de la tarde, justó después de que las tiendas hayan tirado todas las cosas a la basura. “Varía, pero en promedio probablemente encuentre cuatro artículos a la vez. Guardo algunas cajas en la parte trasera de mi auto y tengo un sótano, así que giro y decido qué voy a hacer con las cosas”, menciona la fémina de 42 años.