Un equipo internacional de científicos que utiliza datos del LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) de la NASA ha descubierto evidencia de cuevas debajo de la superficie de la Luna.
Al volver a analizar los datos de radar recopilados por el instrumento Mini-RF (radiofrecuencia en miniatura) del LRO en 2010, el equipo encontró evidencia de una cueva que se extendía más de 60 metros desde la base de un pozo.
El pozo está ubicado a más de 370 kilómetros al noreste del primer sitio de aterrizaje humano en la Luna, en el Mare Tranquillitatis. Se desconoce la extensión total de la cueva, pero podría extenderse por millas debajo del mar.
Los científicos llevan décadas sospechando que existen cuevas subterráneas en la Luna, al igual que en la Tierra. Las fosas que podrían conducir a cuevas se sugirieron en imágenes tomadas por los orbitadores lunares de la NASA que cartografiaron la superficie de la Luna antes de los alunizajes tripulados de la NASA en la misión Apolo.
En 2009 se confirmó la existencia de una fosa a partir de imágenes tomadas por el orbitador Kaguya de la JAXA (Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón), y desde entonces se han encontrado muchas en toda la Luna a través de imágenes y mediciones térmicas de la superficie tomadas por el LRO.
Al igual que los “tubos de lava” que se encuentran aquí en la Tierra, los científicos sospechan que las cuevas lunares se formaron cuando la lava fundida fluyó debajo de un campo de lava enfriada, o cuando se formó una costra sobre un río de lava, dejando un túnel largo y hueco.
Si el techo de un tubo de lava solidificada se derrumba, se abre un pozo, como una claraboya, que puede conducir al resto del tubo con forma de cueva.
El Mini-RF es operado por el Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins en Laurel, Maryland. El LRO es administrado por el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, para la Dirección de Misiones Científicas en la sede de la NASA en Washington.
Lanzado el 18 de junio de 2009, el LRO ha recopilado un tesoro de datos con sus siete poderosos instrumentos, haciendo una contribución invaluable al conocimiento humano sobre la Luna.
La NASA está regresando a la Luna con socios comerciales e internacionales para expandir la presencia humana en el espacio y traer de regreso nuevos conocimientos y oportunidades.