Toda la atención del mundo está puesta sobre él. Faltan pocas horas para que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se siente en Ginebra, Suiza, frente a frente a su homólogo ruso, Vladimir Putin, el calculador e inteligente político que ya ha lidiado con otros cuatro jefes de la Casa Blanca.
Pero no es la primera vez que Biden y Putin se reúnen. Como senador, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara alta y vicepresidente de Estados Unidos, el demócrata ha compartido momentos con el mandatario de Rusia en diferentes oportunidades. De hecho, la última vez que se vieron fue en Moscú en el 2011, cuando Putin era primer ministro -aunque siempre ha sido el hombre fuerte del país desde 1999- y Biden era el segundo de Barack Obama.
“Señor primer ministro, le estoy mirando a los ojos y no creo que usted tenga alma”, le dijo Biden aquella vez a Putin. Apenas en marzo pasado, ya como jefe de la Casa Blanca, el estadounidense no dudó en llamarlo “asesino”. El exagente de la KGB le respondió deseándole “buena salud” al veterano político de 78 años y replicándole: “El que lo dice, lo es”.
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Firme y dialogante
Biden sabe que la vara que le dejó Donald Trump en la cumbre que tuvo con Putin en Helsinki en el 2018 está muy baja.
Eso no significa, no obstante, que lo que esté en juego sea poco. Las relaciones entre Washington y Moscú pasan por sus peores momentos y el actual jefe de la Casa Blanca no ha dudado en apuntar a Rusia y China como los principales enemigos de Occidente.
Sin embargo, sabe que no puede patear el tablero ante Putin pues lo que busca es ser firme, sentirse confiado y seguro, pero al mismo tiempo dispuesto a generar consenso en algunos temas de interés común, como la estabilidad estratégica y la ciberseguridad.
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Para ello, Biden está teniendo largas sesiones con altos funcionarios de la Casa Blanca, como el secretario de Estado, Antony Blinken, y el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, para afinar su estrategia, según explica CNN de acuerdo a fuentes allegadas al círculo del mandatario.
“Los funcionarios quieren que Biden esté preparado para hacer frente a sus tácticas, incluido su conocido hábito de echar en cara a EE.UU. los debates sobre las malas prácticas de Rusia. Biden ha dicho a sus ayudantes que cree que Putin responderá a la franqueza durante sus conversaciones y quiere estar preparado para ofrecer un mensaje franco”, refiere la cadena estadounidense.
El demócrata, que está dispuesto a reforzar sus lazos con sus aliados históricos, como quedó en evidencia en la reciente cumbre del G7 en Inglaterra, incluso pidió a los líderes extranjeros con los que se reunió el fin de semana sus opiniones sobre cómo enfocar su encuentro con Putin.
El propio Jake Sullivan lo adelantó el domingo a la prensa: “Él tendrá la oportunidad de escucharlos, de este modo irá a Ginebra con el pleno apoyo y solidaridad de todos nuestros aliados de la OTAN”.
Estable y predecible
Aunque la Casa Blanca y el Kremlin saben que la cumbre no significará una mejora en las relaciones de Estados Unidos y Rusia y que casi no se lograrán acuerdos, por lo menos buscan retomar un camino más estable y predecible. Pero, sobre todo, se busca dar un golpe de imagen, sentar posiciones y quedar ante el mundo como líderes firmes.
Los aliados occidentales confían en la experiencia de Biden en política exterior como una ventaja clave, a diferencia de lo que ocurría con Trump, que solo confiaba en su instinto de “buen negociador”.
“Tiene décadas de experiencia enfrentándose a líderes autoritarios”, comentó al portal “The Hill” el senador demócrata Chris Coons, un estrecho colaborador de Biden en el Congreso. “Conoce a Putin desde hace años, así que, a diferencia de su predecesor, creo que acudirá a esta reunión bien informado, consciente de los desafíos de interactuar con Putin, con los ojos claros sobre las limitaciones de cualquier posibilidad de que cooperemos, y con la intención de establecer líneas claras sobre la conducta reciente de Rusia”, explicó Coons.
Otro punto a favor de Biden es que es alguien que se siente cómodo al tratar personalmente con los demás. “Es una persona sociable, por lo que la oportunidad de estar con alguien es algo muy natural para él. Es su zona de confort”, ha dicho Moe Vela, ex asistente de Biden en la administración Obama. “Anticipo que será encantador, cordial, pero firme”.
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