Las colas para ver a Hugo Chávez parecen interminables. Miles de simpatizantes no tienen reparos en pasar la noche esperando por su turno. “Chávez bien lo vale”, dicen frente a las cámaras de televisión.
Cerca del ataúd se puede llorar y rezar, pero no está permitido tomar fotografías. Todas las cámaras son requisadas y al féretro se accede sin ellas. El Gobierno es el único que puede tomar fotos de la multitudinaria despedida. Sin embargo, hasta hoy el rostro de Chávez permanece escondido ante los flashes.
Por eso el único registro permitido es el de la retina. Apenas unos segundo para grabar la imagen del fallecido presidente, hoy inmortal para más de la mitad de venezolanos.
“Chávez luce un impecable traje militar color verde olivo”, así lo detallan quienes han podido verlo. Le pusimos su banda tricolor, su medalla y su boina roja como él quería, y por supuesto el sable militar, dijo el jefe de la guardia presidencial, general José Ornella.
Isabel Sánchez, periodista de la agencia AFP, dice que el rostro de Chávez luce sereno “aún con el rigor de la muerte”.
Ahora estoy más tranquila lloré mucho, pero ahora que lo vi me quedo más tranquila, se ve lindo, como dormido, añadió Agustina Mesia, una jubilada de 61 taños, tras abandonar el recinto de la Academia Militar, al oeste de Caracas, donde es velado el presidente.