Hitler no se suicid una vez que la guerra ya estaba perdida, sino que escap a Argentina y visit varios pases de Sudamrica con distintas identidades falsas, entre ellas la de Kurt Bruno Kirchner que utiliz durante su estada en Paraguay, segn un libro del periodista argentino Abel Basti.
Tras los pasos de Hitler es la investigacin definitiva sobre el exilio postmortem del lder nazi en Argentina y otros pases de la regin, que Basti public en la editorial Planeta y que resume 20 aos de arduo trabajo.
El Fhrer, quien segn la historia oficial se quit la vida con un disparo en la sien, en realidad huy de una Berln asediada por el Ejrcito Rojo y arrib, en submarino, a la patagonia argentina donde vivi en un campo prximo a la ciudad de Bariloche bajo el nombre de Adolf Schtelmayor, afirma el escritor en su ltimo libro.
Basti, que escuch por primera vez en 1994 que Hitler haba llegado a Argentina semanas despus de que finalizara la Segunda Guerra Mundial, cont a Efe que al principio no lo crey porque tena en la cabeza la verdad oficial.
Pero en la medida que me mova en crculos alemanes del sur, y otras partes del pas, comenc a ver esa posibilidad. Y la termin creyendo cuando empec a entrevistar a testigos que haban estado con Hitler en Argentina, relat el autor.
El periodista, radicado en Bariloche, asegura en su libro que Hitler no vivi enclaustrado sino que se trasladaba con total libertad no solo por el territorio argentino, sino tambin por pases como Brasil, Colombia y Paraguay.
ACUERDO ENTRE NAZIS Y NORTEAMERICANOS La fuga del jerarca alemn no hubiera sido posible sin un acuerdo militar entre los nazis y los norteamericanos, que consista en la salida (de Alemania) de hombres, divisas y tecnologa militar para reutilizar todo esto contra el comunismo, a cambio de inmunidad para los nazis y el reciclaje de estos en la estrategia blica norteamericana, explic Basti.
Segn el escritor, las principales agencias de inteligencia del mundo, como la CIA estadounidense y el MI6 britnico, contaban con informes y fotografas que confirmaban la presencia de Hitler en Sudamrica despus de 1945.
Basti afirm que lo que hacan los servicios secretos era reportar su presencia, pero no actuar para una detencin y que es obvio que, si hubiesen querido, podran haber capturado al lder nazi ya que as lo demuestran los documentos.
NUMEROSOS TESTIMONIOS Durante los dos primeros mandatos del ex presidente argentino Juan Domingo Pern (1946-1955), Hitler vivi en la hacienda San Ramn, a unos 15 kilmetros de Bariloche, a la que lleg en tren desde la costa patagnica.
Numerosos son los testimonios citados en el libro que corroboran la presencia del Fhrer en la regin, al asegurar haber estado junto a l o tener un familiar que tena una relacin cercana con el presidente del Tercer Reich.
Tales son los casos de Elosa Lujn, quien era una de las catadoras de la comida que se le serva al nazi para asegurar que esta no estaba envenenada, y de ngela Soriani, la sobrina de la cocinera de Hitler, Carmen Torrentegui, en el tiempo que ste pas en la finca surea.
La presencia del lder alemn en aquel rincn de la Patagonia era un secreto a voces, no era que todos saban que estaba Hitler en esa hacienda pero los que s lo saban, por alguna circunstancia como ser empleados de la hacienda, minimizaron el tema respecto a la importancia del personaje, coment Basti.
Para la gente de campo la guerra prcticamente no exista, no haba radio, los diarios llegaban una vez por mes y no cualquiera los lea. As que saban que haba una guerra pero no tenan la dimensin del conflicto ni tampoco de los personajes en particular, agreg.
KURT BRUNO KIRCHNER Cuando Pern es derrocado en la llamada Revolucin Libertadora (1955), el autor sostiene que muchos nazis se van de Argentina hacia pases vecinos, principalmente a Paraguay, y tambin, aunque hay testigos que aseguran haber estado con Hitler despus de esa fecha, el mismo Hitler tuvo que migrar al pas guaran, con el seudnimo de Kurt Bruno Kirchner.
En Tras los pasos de Hitler, se cita un testimonio de un ex militar brasileo hijo de un alto cargo nazi, quien asegura que el Fhrer falleci el 5 de febrero de 1971 y est sepultado en una cripta en un antiguo bnker subterrneo nazi en Paraguay, donde en la actualidad se levanta un moderno y exclusivo hotel.
Basti escribe que la primera semana de cada febrero, el establecimiento hotelero cierra sus puertas para que un grupo exclusivo de nazis pueda honrar a su lder, el hombre que les cambi la vida, a ellos y a todo el mundo, para siempre.