Shinzo Abe, primer ministro de japón, advirtió que su gobierno rechazará por la fuerza cualquier desembarco chino en las islas Senkaku que están bajo su administración, pese al reclamo de China.

Lo normal sería que los rechacemos por la fuerza si se aventuraran a desembarcar, aclaró al Parlamento nipón, según informe de la agencia de noticias AFP.

La respuesta de Japón se da tras producirse este lunes la entrada de ocho embarcaciones chinas en el área disputada. Por ello, el Ministerio de Relaciones Exteriores japonés realizó una protesta formal y citó al embajador chino en Japón.

La agencia EFE, informó que los ocho buques entraron en aguas del pequeño archipiélago a las 5 p.m. del lunes (hora peruana), lo que supone la entrada del mayor número de barcos desde que se elevó la tensión en las disputadas islas, mientras que otros dos se mantuvieron en la zona contigua, informó la cadena nipona NHK.

El ministro portavoz de Japón, Yoshihide Suga, consideró extremadamente lamentable la nueva incursión, que se produjo después de la visita de algunas autoridades niponas al polémico santuario tokiota de Yasukuni, que China considera símbolo de la opresión japonesa durante la primera mitad del siglo XX.

TENSIÓN EN ASIA POR ISLAS La visita de miembros del Gobierno a Yasukuni, que rinde homenaje a los millones de caídos de Japón durante conflictos armados entre 1853 y 1945 y a 14 notorios criminales de la II Guerra Mundial, provocó ayer también la cancelación de la visita del canciller surcoreano, Yun Byung-se, a Tokio planeada para esta semana.

La tensión en torno a las islas Senkaku se elevó el pasado mes de septiembre, cuando Japón compró a su propietario privado tres de las cinco islas del deshabitado archipiélago, situado en el Mar de China Oriental y de apenas 7 kilómetros de extensión.

Se cree además que la zona en la que se encuentran las islas, cuya soberanía también reclama Taiwán (que las llama Diaoyutai), podría albergar importantes reservas de hidrocarburos.

Desde entonces, el conflicto ha provocado que las relaciones entre la primera y la segunda economía de Asia se hayan deteriorado, lo que ha afectado también a los intereses económicos de Japón en China, su primer socio comercial, y provocado manifestaciones antijaponesas.