Mijaíl Kaláshnikov, el diseñador de una de las armas más reconocidas del planeta el fusil semiautomático AK-47 murió este lunes en su Rusia natal a la edad de 94 años.

De origen humilde, Kalashnikov empezó con el diseño del arma que llevaría su nombre cuando era un joven sargento en el ejército de la entonces Unión Soviética, en Rusia

En 1947 creó un fusil sencillo, resistente y confiable que se convirtió en el arma de rigor de los ejércitos soviético y ruso, así como de decenas de otros países algunos que, inclusive, lo incorporaron en su bandera nacional.

Pero el AK-47 también se convirtió en un símbolo de revolución alrededor del mundo; estuvo en acción en los campos de batalla de Angola, Vietnam,: Argelia y Afganistán. También fue compañero de ejércitos rebeldes en América Latina, como de las FARC y ELN en Colombia.

Grupos palestinos lo utilizaron con frecuencia y hay una célebre foto de Osama bin Laden ostentando el rifle con su característico cargador curvo.

La relativa simplicidad del diseño hizo que su manufactura fuera barata y su mantenimiento en el campo de batalla sencillo. Se convirtió en el fusil de asalto de mayor uso en el mundo.

Sin embargo, Kaláshnikov, aunque recibió honores en Rusia, nunca hizo mucho dinero con su fusil y, en una ocasión, se quejó de que le hubiera ido mejor financieramente si hubiera diseñado una podadora de césped.

DE POBRE A GENERAL Míjail Kalashnikov nació el 10 de noviembre de 1919 en la localidad de Kurya, territorio de Altai, hijo de una pobre familia campesina. Fue uno de 18 hijos, de los cuales sólo sobrevivieron seis.

Ingresó al Ejército Rojo en 1938, donde sus capacidades de diseñador fueron utilizadas para mejorar la efectividad de las armas y los equipos de los regimientos de tanques soviéticos.

Después de una herida recibida en octubre de 1941, cuando un mortero alemán impactó el tanque que comandaba, Kaláshnikov empezó a diseñar el fusil que llevaría su nombre y lo haría famoso.

El ejército alemán había sido pionero en el concepto del rifle de asalto, un arma que combinaba la precisión de un rifle convencional con la capacidad de volumen de una subametralladora.

Las tropas rusas frecuentemente se veían abrumadas por el armamento alemán que era muy superior a lo que tenía el ejército soviético.

Mientras estaba recuperándose en el hospital, un colega se le acercó a preguntarle por qué el ejército ruso no podía tener un arma comparable a las de los alemanes. Fue así que diseñé una ametralladora para un soldado, dijo. Se llamó Avtomat Kaláshnikova, el arma automática de Kaláshnikov.

Con los prototipos hubo algunos problemas pero, en 1947, completó el modelo Avtomat Kaláshnikova 1947, nombre que fue acortado a AK-47.

100 MILLONES DE FUSILES El nuevo fusil fue adoptado por el ejército soviético en 1949 y el sargento Míjail Timofeevitch Kaláshnikov fue galardonado con el Premio Stalin Primera Clase.

Fue uno de muchos premios que recibió, incluyendo tres galardones de la Orden de Lenin y uno de Héroe del Trabajo Socialista.

En 1987, fue hecho ciudadano honorífico de Izhevsk, donde había vivido y trabajado desde 1949. Cuando cumplió 75 años, el entonces presidente de Rusia Boris Yeltsin lo ascendió a mayor general. Sin embargo, la sencillez de su arma significó que nunca pudo lograr mucho beneficio económico de su invención.

Es difícil de estimar cuántos fusiles de estos hay en el mundo, pero se cree que hasta 100 millones han sido fabricados. Varios fabricantes de armas en otros países encontraron que el AK-47 podía copiarse muy fácilmente y pocos pagaron derechos o regalías debido a una disputa de patentes.

No obstante, a la edad de 83 años, Kaláshnikov supuestamente adquirió 30% de las acciones de una empresa alemana a cambio de que ésta pudiera usar su nombre en productos tales como sombrillas y agua mineral.

Pero será el AK-47 la que garantizará que su nombre será recordado con el paso del tiempo. Mijaíl Kaláshnikov rechazó tener responsabilidad alguna en las muertes de los miles que murieron por el arma.

Mi meta era crear armamento para la protección de las fronteras de mi patria, afirmó. No es mi culpa que el Kaláshnikov fuera utilizado en muchos sitios con problemas. Creo que la culpa de eso la tienen esos países y no los diseñadores.