Un equipo de ingenieros nucleares se prepara para remover las barras de uranio y plutonio de la planta de Fukushima, Japón, la tarea más delicada y peligrosa desde que la actividad de sus reactores fuera controlada dos años atrás, luego del terremoto y tsunami que afectó a la nación asiática.
Son más de mil barras de cuatro metros de largo, que contienen bolas de combustible nuclear que quedaron almacenadas en una piscina dentro de uno de los edificios dañados por el desastre.
Los ingenieros las extraerán con una grúa instalada para ese fin y las colocarán en un contenedor con agua en el que serán trasladadas a otro depósito de agua, en una operación que ha sido descrita por la empresa responsable como crucial, pero riesgosa.
Los expertos estiman que la remoción de las barras de combustible es un paso esencial en el largo camino hacia la definitiva estabilización del lugar.