El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció el martes cargos contra presuntos asociados del Cártel de Sinaloa por un esquema de lavado de dinero que utilizó casas de cambio chinas en Los Ángeles, estado de California, para blanquear más de US$ 50 millones producto de la venta de drogas. La investigación, denominada Operación Fortune Runner, duró cinco años y contó con la colaboración de las autoridades de China y de México.
Las autoridades federales acusaron a 24 personas vinculadas al caso, de las cuales 22 han sido arrestadas, informó el Departamento de Justicia en un comunicado. Fuerzas de seguridad de China y México ayudaron con la captura de los fugitivos que huyeron de Estados Unidos después de que fueron encausados por primera vez el año pasado, indicó la Administración de Control de Drogas (DEA).
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“Esta investigación demuestra que el Cártel de Sinaloa ha entrado a una nueva asociación criminal con ciudadanos chinos que lavan dinero para los cárteles”, dijo Anne Milgram, directora de la DEA, en una conferencia de prensa.
El principal acusado es Edgar Joel Martínez-Reyes, de 45 años y residente en el este de Los Ángeles.
Según los fiscales, dirigía a los mensajeros que recogían el dinero en efectivo en el área metropolitana de Los Ángeles. Además, utilizó junto a otros miembros de la organización una variedad de métodos para ocultar el origen del dinero, incluido el blanqueo basado en el comercio, la “estructuración” de activos para evitar los requisitos federales de información financiera, y la compra de criptomonedas, detalló la acusación.
Entre los cargos que pesan sobre los acusados figuran conspiración para colaborar en la distribución de cocaína y metanfetamina, conspiración para lavado de dinero y conspiración para explotar una empresa de envío de dinero sin licencia. Los sindicados pueden enfrentar una pena mínima de 10 años de prisión y una máxima de cadena perpetua.
Así funcionaba el esquema de lavado de dinero
De acuerdo con la acusación, desde octubre del 2019 hasta octubre del 2023, miembros y operadores del Cártel de Sinaloa importaron grandes cantidades de narcóticos, incluidos fentanilo, cocaína y metanfetamina, a Estados Unidos, generando enormes sumas de dinero en efectivo en dólares estadounidenses.
En enero del 2021, Martínez-Reyes supuestamente viajó a México para reunirse con miembros del Cártel de Sinaloa para llegar a un acuerdo con remitentes de dinero que tenían vínculos con la banca clandestina china para lavar las ganancias del narcotráfico en Estados Unidos.
Después de que se cerró el trato, el Cártel de Sinaloa —a través de sus conexiones y asociados— distribuyó cocaína, metanfetamina y otros narcóticos, generando ingentes ganancias.
Martínez-Reyes y otros conspiradores supuestamente entregaron la moneda (frecuentemente en cantidades de cientos de miles de dólares en efectivo) a otros miembros de la banca clandestina china y a organizaciones de remesas para que las lavaran. Los corredores de divisas chinos cobraban un porcentaje de comisión mucho menor que los lavadores de dinero convencionales.
Muchos de los implicados en esta red realizaban depósitos en bancos de Estados Unidos, compraban bienes en China y los enviaban a México para que allí fueran revendidos, y crearon un sistema de “mulas” que movían el efectivo en los bancos, explotando el sistema financiero de Estados Unidos.
Además, los remitentes también movieron los ingresos de las drogas ilícitas a través de transacciones en criptomonedas. Apelaron a una variedad de métodos tradicionales para colocar los fondos en el sistema bancario tradicional, como comprar cheques de caja o mediante el depósito de pequeñas cantidades en cuentas bancarias abiertas para este propósito y así evitar que los bancos informaran al gobierno de Estados Unidos, pues están obligados a reportar cuando se trata de grandes sumas de dinero.
Según la fiscalía, el plan dependía de la enorme demanda de la moneda estadounidense entre los acaudalados ciudadanos chinos, quienes tienen prohibido transferir más de 50.000 dólares fuera de China cada año debido a las restricciones de fuga de capitales de su gobierno.
De acuerdo con las autoridades, una persona en China transfería dinero a la cuenta bancaria china del vendedor y recibía el equivalente en dólares en Estados Unidos para utilizarlo en la compra de inmuebles, artículos de lujo y el pago de matrículas.
Durante la investigación, las autoridades señalaron que las fuerzas de seguridad también incautaron unos 5 millones de dólares en drogas, incluidos poco más de 136 kilogramos (300 libras) de cocaína, 41 kilos (92 libras) de metanfetamina, así como otros narcóticos y ocho pistolas semiautomáticas.
“Las drogas peligrosas como el fentanilo y la metanfetamina están destruyendo la vida de las personas, pero a los narcotraficantes sólo les importan sus ganancias”, dijo el fiscal federal para el Distrito Central de California Martin Estrada. “Por lo tanto, para proteger a nuestra comunidad, es esencial que persigamos a los sofisticados sindicatos criminales internacionales que blanquean el dinero de la droga. Como lo demuestran esta acusación y nuestras acciones internacionales, seremos tenaces en nuestra persecución de todos aquellos que facilitan la destrucción en nuestro país y nos aseguraremos de que rindan cuentas por sus acciones”, agregó.
“La codicia implacable, la búsqueda de dinero, es lo que impulsa a los cárteles de la droga mexicanos, responsables de la peor crisis de drogas en la historia de Estados Unidos”, manifestó Anne Milgram.
“Esta investigación de la DEA descubrió una asociación entre asociados del Cártel de Sinaloa y un sindicato criminal chino que opera en Los Ángeles y China para lavar dinero de la droga. El lavado de dinero del narcotráfico le da al Cártel de Sinaloa los medios para producir e importar su veneno mortal a Estados Unidos. La principal prioridad operativa de la DEA es salvar vidas estadounidenses derrotando a los cárteles y a quienes apoyan sus operaciones. Esta investigación es el último ejemplo y hay más por venir”, siguió Milgram.
El Cártel de Sinaloa es responsable en gran medida de la entrada masiva de fentanilo en Estados Unidos desde hacer unos ocho años, así como de la violencia y las muertes que la acompañan y que han generado impacto a las comunidades situadas a ambos lados de la frontera.
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