Chile reconoció este miércoles que se encuentra en “alerta” ante el avance de un flota de unas 300 embarcaciones extranjeras, la mayoría de ellas chinas, que son acusadas de dedicarse a la pesca ilegal y que se aproximan a la costas chilenas.
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“Estamos trabajando permanentemente en el control y monitoreo de esta flota china para que precisamente se cuide nuestro mar territorial”, afirmó el subsecretario chileno de Pesca y Acuicultura, Román Zelaya.
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Las naves, la mayoría de ellas buques “poteros” dedicados a la pesca del calamar, fueron detectadas el pasado agosto muy cerca del archipiélago ecuatoriano de Islas Galápagos y se desplazaron hacia Ecuador y Perú, donde desarrollaron “sucesivas operaciones extractivas”, apuntó el funcionario.
Actualmente, se encuentran fuera del dominio marítimo chileno, cuyo límite son 200 millas mar adentro desde la costa.
“Desde el momento en el que la flota ingrese a nuestro territorio será monitoreada por medio remotos, aéreos, de superficie y submarinos para asegurarnos de que el tránsito por nuestras aguas sea sin pesca”, aseguró a medios locales el jefe del departamento de Pesca de la Armada, Rodrigo Lepe.
El comandante agregó que, si bien los recursos pesqueros “no tienen nacionalidad”, los buques deben seguir las normas del derecho internacional marítimo.
Según la organización internacional de conservación marina Oceana, que denunció la situación cuando las embarcaciones se encontraban en las Islas Galápagos, algunas de estas naves están apagando sus sistemas de detección.
El avance de la megaflota preocupa también a la poderosa industria pesquera de Chile, que reclama más recursos para evitar capturas ilegales.
“Nuestra preocupación es económica y estratégica, puesto que la pesca del calamar gigante y el jurel podría impactar en la conservación del recurso”, explicó a Efe la gerente de Asuntos Públicos de la Asociación de Industriales Pesqueros de la zona centro sur (Asipes), Verónica Ceballos.
Chile, uno de los grandes exportadores mundiales de productos del mar y con gran parte de sus aguas protegidas, prohibió en 2019 la pesca de arrastre del calamar y solo permite el método artesanal, lo que según la asociación ha llevado a otros países a fijarse en este recurso que ahora pueden encontrar en mayores cantidades.
“Chile renunció a la pesca industrial del calamar, lo que aparte de haber significado la pérdida de 2.000 empleos para nuestro sector, les ha abierto el apetito a las flotas internacionales para hacerse de esos recursos disponibles”, agregó.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDR) alcanza cada año 26 millones de toneladas (equivalente al 15 % de la producción mundial registrada) y mueve cerca de 23.000 millones de dólares.
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