El Callao. Con la linterna en su frente, Ender se mueve gilmente en la oscuridad del tnel. Unas piedras se desprenden y rompen el silencio. A 30 metros bajo tierra, se halla en el submundo de caos y violencia de la minera ilegal del oro en Venezuela.
Hace bochorno y un ligero olor a gases emana de las galeras. No me da miedo, dice desde el hoyo donde ya la perforacin encontr agua. Ender Moreno es minero desde los 10 aos y a sus 18, delgado, cubierto de lodo, sin camisa y descalzo, se ve sindolo hasta que muera.
Pero la vida en las minas del oriente venezolano, en el estado Bolvar, no solo es dura sino peligrosa. Mineros baleados, apualados o descuartizados aparecen con frecuencia en medio de una anrquica guerra entre bandas de mafiosos que, con fusiles R-15, FAL y AK-47, disputan el control de los yacimientos.
Los tiroteos en los pueblos mineros son corrientes. Hace dos semanas mataron a tres jvenes en el barrio de Ender. Un da antes, haba estado con ellos bailando en el carnaval de El Callao, aldea ubicada 850 km al sureste de Caracas, donde en 1870 empez la fiebre del oro en Venezuela.
Eran mineros, pero se haban volteado con los malandros (mafias), cont luego de salir del cilindro negro, hacindose or entre el estruendo de la sierra con que dos hombres cortaban madera para asegurar la tierra floja del foso.
All, en la mina La Culebra, llamada as por sus vetas sinuosas, trabaja Ender entre un grupo de mineros del sector La Ramona en las afueras de El Callao, a cuyo lder mataron hace un ao por resistirse a las mafias.
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Cada quien en su territorio -
A pocos kilmetros, Argenis Tarazona, de 47 aos, trabaja en una mina a cielo abierto en Nacupay, una de las ms violentas de la zona y con mayor impacto ambiental.
Unos socavan en el ro contaminado, otros lavan con mercurio el material en las bateas y algunos descansan en hamacas en las casuchas de plstico negro donde viven.
Es tierra de nadie. Todos temen hablar de esas bandas que imponen el orden a punta de miedo y a quienes los mineros, los molinos de piedras y las bodegas (pequeas tiendas), deben pagar regularmente la vacuna, como llaman a la extorsin.
Uno se acostumbra. El que se come la luz (viola las reglas), el que roba, lo matan o le dan una paliza. Aqu hay un grupo, no entra otro. Cada quien tiene su territorio, describe Argenis.
Los mineros afirman que a las minas se entra, pero no se sabe si se sale vivo. La masacre de 28 obreros hace un ao en Tumeremo, vecino de El Callao, est fresca en la memoria de los pobladores.
Los guardias entran de vez en cuando, pero ellos (los delincuentes) andan tranquilos. Es como si fuera un gobierno paralelo, asegura otro minero bajo anonimato, sobre la corrupcin de militares y policas.
Venezuela produca legalmente 14,7 toneladas de oro en el 2006 y en el 2015 menos de una tonelada (de un total mundial de 3.000).
Segn Luis Rojas, presidente de la Cmara Minera, del 85% al 90% de la produccin es ilegal, principalmente bajo control de mafias. El gobierno impulsa un plan para reactivar la explotacin.
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Fiebre de oro -
Armados de picos, palas y cinceles, cargando sus bateas como sombrero, hombres y mujeres desbordan diariamente los camiones hacia las minas. Muchos otros, incluso con familia, duermen en campamentos maltrechos.
Son unos 50.000, segn Rojas, que llegan de toda Venezuela empujados por el alza en los precios del oro en un contexto de profunda crisis econmica causada por el desplome de las cotizaciones del petrleo.
Poco importa si se es obrero o profesional. Argenis dej hace tres aos su trabajo de mecnico industrial y a sus cinco hijos en Guaracaro, Bolvar. Uno arriesga la vida, pero mi profesin no me daba para que comieran y estudiaran, asegur.
Cuando les va mal, dicen los mineros, sacan unos 260.000 bolvares al mes 95 dlares en el mercado negro o cuatro veces el salario mnimo, pero pueden incluso llegar a un milln (360 dlares) o ms.
Bajo un rstico cobertizo de madera, al que se llega por callejuelas de barro, Jorge Snchez tritura y lava su material en un molino de La Ramona. Sacos de piedra y una semana de trabajo con su hermano quedarn reducidos a pequeas porciones del codiciado mineral.
La expectativa enciende su rostro veinteaero. Las llamas de un soplete hacen aparecer el tono dorado del metal. Orgulloso, muestra luego en su mano morena la pepita de 10,35 gramos.
Por cada gramo le darn 90.000 bolvares (33 dlares) en las casas de compra de oro que abundan en estos pueblos de calles polvorientas.
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Retando a la muerte -
Para los mineros todo vale la pena.
Poco importan los padecimientos de la malaria que ataca sin clemencia en las minas, cuyos pozos son criaderos gigantes del mosquito transmisor de esta enfermedad que dej 232.000 nuevos casos en el pas en el 2016, segn la Sociedad Venezolana de Salud Pblica.
No queda otra!. Como caletero (estibador) no poda mantener a tres hijos. Llegu hace cuatro meses, pese a los riesgos. Ahora les mando 150.000 mensuales (55 dlares), dice Gilberto Urrieta, de 32 aos, en la fila de mineros demacrados que van a examinarse al centro antimalaria de Tumeremo.
Aunque Venezuela ya haba erradicado la enfermedad hace medio siglo, 18 de los 24 estados hoy tienen la epidemia, propagada por la poblacin minera flotante.
Para Jorge, la minera es un reto a la muerte: Nos mata un derrumbe, la malaria o los malandros. He visto morir a varios. La mina no es para todo el mundo.
Ender est convencido de que es para l. Dej la escuela por la mina. Mi mam dice que esto no es vida, pero no puedo dejarla porque con eso la ayudo. A mi pap ni lo conozco, confiesa.
Su sueo es tener un molino. Estoy muy joven, quiero disfrutar la vida; pero a todos les llega la hora. Uno se muere y ya sabe padonde va, dice mientras vuelve a hundirse en la soledad del socavn.
Fuente: AFP