Ilustración: Giovanni Tazza
Ilustración: Giovanni Tazza

El territorio nacional est dividido en 1.846 distritos y 196 provincias. Pero, segn la Presidencia del Consejo de Ministros, actualmente 1.497 distritos (76,8% del total) y 174 provincias (89,0% del total) tienen algn tipo de conflicto por lmites. Esto significa que somos un pas sin fronteras internas. No tenemos mapa.

Quien crea que este es un problema de la provincia est equivocado, solo en la capital de la Repblica existen 23 conflictos activos de lmites. En el colmo del caos, hace solo unas semanas un alcalde, abogado connotado y ex jefe de la Sunat, y por tanto plenamente consciente de lo que haca, ingres al distrito vecino y clausur construcciones con el uso de la fuerza. A los pocos das retrocedi en medio de una total impunidad. La delimitacin interna parece ser un tema al que nadie le da importancia y puede ser hollado por cualquiera.

En 1945, con el gegrafo Javier Pulgar Vidal, identificamos miles de topnimos indgenas que describan tan bien el territorio que era imposible equivocarse. Haba lugares denominados como Cocachacra en toda la costa que correspondan a los cultivos de la hoja sagrada. En ese entonces pensbamos que el desarrollo de las herramientas cientficas permitira que en el futuro desaparecera la incertidumbre de los lmites de las provincias y distritos existentes. Setenta aos despus reconozco que el ilustre huanuqueo y yo nos equivocamos. En Lima los problemas de lmites de esa poca, sumados a los distritos con lmites inciertos que se crearon despus, agravaron el problema. Lo peor es que hoy, por razones de clculo poltico, las autoridades no desean abordar su solucin y, lamentablemente, se han acostumbrado a vivir sin lmites convirtiendo la informalidad territorial en norma.

Como pas este hecho es una dramtica carencia. Donde no hay lmites no hay territorio, y donde no hay territorio solo puede haber un Estado precario. Tema que los anteriores gobiernos soslayaron y mucho menos parece interesarle a los actuales candidatos presidenciales al 2016 que an no han expresado palabra al respecto.

En el actual mandato algo se ha hecho. Aplicando la Ley que Implementa Mecanismos para la Delimitacin Territorial (29533 del 2010), se cre la Direccin Nacional Tcnica de Demarcacin Territorial y se ha atendido una veintena de casos. Pero este esfuerzo loable es absolutamente insuficiente ante la magnitud histrica del problema.

La falta de una delimitacin territorial crea problemas de orden administrativo, de servicios, tributario y social para millones de ciudadanos que viven en jurisdicciones distritales o provinciales dobles y que, en algunos casos, reciben servicios de dos municipios y, en otros, de ninguno. Tambin regiones vecinas se disputan distritos mineros o con algn otro tipo de recurso natural o proyecto de inversin, para beneficiarse de sus regalas.

Es inconcebible que en el siglo XXI esta situacin contine cuando existen herramientas tecnolgicas (cartografa digital, aerofotografa, vistas satelitales, GPS, geomtica) que permitiran establecer perfectamente la delimitacin territorial desde el punto de vista geogrfico. Lo que ha faltado antes y sigue faltando ahora es una conciencia clara del problema y una firme voluntad poltica para afrontarlo.

Qu habra que hacer? Desde mi opinin de estudioso creo que, en una poca en la que la tendencia global es a la modernizacin y reforma institucional del Estado, el Gobierno tendra que tomar la histrica decisin poltica de construir un mapa definitivo para el Per. Dicho as parece poca cosa. Pero si nos ponemos en perspectiva, comprenderamos que sera la respuesta a una carencia que nos afecta desde 1821 y que, si no hacemos algo, va a cumplir 200 aos. Por ello, delimitar el territorio debera ser un objetivo nacional.

Este objetivo podra alcanzarse conjugando los estudios tcnicos de las entidades especializadas con la consulta popular, de manera democrtica, a fin de evitar reclamos posteriores. En las elecciones generales del 2016 se debera realizar en cada distrito y provincia sin lmites precisos un referndum por el cual los ciudadanos y vecinos de las zonas en cuestin decidan a qu circunscripcin pertenecen. Los resultados de la consulta mereceran una inmediata ley del Congreso de la Repblica, a aprobarse por unanimidad.

Si lo entiende as el actual gobierno y asume esta tarea, tendra el enorme mrito histrico de legar a los que lo sucedan un Estado menos precario y un Per con delimitacin fsica, requisito indispensable para el desarrollo.