Antauro Humala y el ‘Andahaylazo’: las claves del caso que lo llevó a prisión y sus sanciones

Luego de cumplir 17 años, 7 meses y 14 días de prisión, Antauro Humala fue excarcelado. El etnocacerista cumplía en el penal Ancón II la última etapa de su sentencia de 19 años por el ‘Andahuaylazo’, que dejó cuatro policías muertos.

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El ataque a la comisaría ocurrió el 1 de enero de 2005, pero desde diciembre de 2004, los informes de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin) ya advertían sobre los movimientos iniciales de los reservistas etnocaceristas de Humala en la ciudad de Andahuaylas (Apurímac).

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En ese entonces, el despacho del entonces ministro del Interior Javier Reátegui hizo caso omiso a las advertencias hasta que fue demasiado tarde.

Aprovechando las celebraciones por el año nuevo. Al promediar las 4:30 a.m., un grupo de reservistas encabezado por Humala, entonces mayor del Ejército, irrumpió y tomó la comandancia de la policía de Andahuaylas; así como las armas, municiones y explosivos que ahí yacían. Eran unos 150 etnocaceristas, según los reportes de la época.

Según alegó Antauro Humala su objetivo era que el presidente Alejandro Toledo renuncie y deje el poder. Además, aseguró que la acción era una respuesta a la mala política económica del Gobierno y a la medida de pase a retiro de muchos oficiales de la Fuerzas Armadas.

Este trágico episodio terminó con varios heridos y seis personas muertas: cuatro policías destacados a la zona y dos etnocaceristas.

Durante el asalto a la dependencia policial el 1 de enero resultaron heridos 5 policías, 2 reservistas y 17 agentes fueron tomados como rehenes. Además, se adueñaron de sus armas. La comisaría de Andahuaylas contaba con 80 efectivos policiales, pero debido a las fiestas solo se encontraban de turno unos diez. El resto estaba de franco.

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Toledo, quien se encontraba en su casa de Punta Sal (Tumbes) cuando ocurrieron los hechos, retornó a Lima y convocó a un Consejo de Ministros. Tras ello, declaró el Estado de Emergencia en Apurímac por 30 días y ordenó el envío de más de 300 agentes de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía (Diroes).

“Es necesario dejar establecido que los actos antes señalados constituyen actos de terror orientados a ocasionar un estado de perturbación del orden interno”, se indicó en el Decreto Supremo N°001-2005-PCM, publicado de forma extraordinaria en El Peruano.

Sin embargo, durante el segundo día de crisis (2 de enero) la violencia continuó con el asesinato de cuatro policías en una emboscada cerca de la comisaría.

Se trataba de patrulla del Escuadrón Verde, que había llegado como parte de los refuerzos destacados a la zona, esta fue atacada y fueron asesinados: el capitán PNP Carlos Cahuana (30), el teniente Luis Chávez (29), el suboficial de segunda Ricardo Rivera (41) y el suboficial de tercera Abelardo Cerrón (39).

Además, 200 seguidores de Humala se concentraban en el Hospital Nacional y el penal para exigir la liberación de los insurgentes heridos.

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Al día siguiente, el 3 de enero, más de mil pobladores ingresaron a la Plaza de Armas con Antauro Humala al frente. Todos pensaban que se iba a entregar, pero no lo hizo. Luego de reunirse con el general PNP Felix Murazzo, Antauro realiza un paseo triunfal hacia la comisaría.

En el trayecto se suceden disparos y un reservista muere, mientras dos de ellos y dos civiles resultaron heridos.

Humala fue arrestado a las 10:30 p.m. de ese día en la Municipalidad de Andahuaylas, cuando negociaba su rendición junto al director de la policía y representantes de la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público. El Gobierno rechazó tajantemente los términos que había propuesto.

El anuncio de su captura fue realizado durante la madrugada, en una conferencia de prensa dirigida por el entonces jefe del Gabinete Ministerial, Carlos Ferrero.

Pese a la captura de Humala, el asalto a la comisaría culminó recién el 4 de enero, cuando el cabecilla etnocacerista envió una carta y pidió a los 150 reservistas que mantenían tomada la comisaría que depusieran sus armas.

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El 16 de setiembre de 2009, la Primera Sala Penal con Reos en Cárcel, presidida por la jueza Carmen Rojassi, sentenció a Antauro Humala a 25 años de prisión por este caso, con lo que se estimaba que saliera libre en enero del 2030.

La lectura de la sentencia se realizó en el penal de Lurigancho. A Antauro Humala se le encontró culpable de homicidio calificado, sustracción de armas de fuego, rebelión, secuestro y otros delitos en agravio del Estado.

También fueron sentenciados Daniel Ludeña y Tito Palomino, a 15 y 20 años, respectivamente.

Además, se ordenó el pago de una reparación civil de S/280 mil a cada uno de los deudos de las víctimas y de S/100 mil de forma solidaria al Estado. Se dispuso una reparación económica a los policías que fueron secuestrados.

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Dos años después, en setiembre del 2011, tras una apelación de su defensa, la Corte Suprema rebajó la pena interpuesta contra Humala de 25 a 19 años de cárcel, con lo que saldría libre en el 2024.

Esto debido a que su defensa logró que se varíe el delito de homicidio calificado por el de simple. Sin embargo, hizo falta que el juez Jorge Santa María dirimiera debido a que existía una discrepancia en los jueces sobre el tiempo de la pena a aplicarse en su caso. Los otros dos coprocesados fueron absueltos del delito de homicidio.

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Sin embargo, el etnocacerista fue liberado gracias a que el INPE concedió su solicitud de redención de pena. El ente, dependiente del Ministerio de Justicia, resolvió el viernes 19 de agosto de 2022 que Humala sería liberado tras considerarse que cumplió su sentencia bajo esta figura solicitada el 8 de julio a la dirección del penal Ancón II.

De esta manera, se consideró que Antauro Humala trabajó y estudió durante su internamiento 3.667 días, lo que le permite redimir su pena en 1 año y 7 meses.

A su salida del recinto penitenciario, Antauro Humala brindó unas declaraciones para sus seguidores que esperaron durante horas su puesta en libertad. El etnocacerista dijo sentirse “orgulloso” de lo que hizo en 2005 en Andahuaylas.

“Estamos nuevamente afuera y les puedo decir que nos sentimos todos muy orgullosos de lo que hicimos en Andahuaylas. Los tribunales aún no, pero los hechos nos dan la razón. ¿Dónde están los presidentes contra quienes nos rebelamos hace 17 años? [Alejandro] Toledo prófugo, preso, corrupto y ladrón. [Pedro Pablo] Kuczynski, que era ministro de Toledo durante el ‘Andahuaylazo’, igualito”, expresó.