Los focos iluminaron a Venezuela y su agónico proceso electoral, el que Perú se toma muy en serio. Dina esquiva denuncias y el Congreso dispone nueva mesa.
1. Fiestas largas
Las más de 5 horas de mensaje a la nación, el domingo pasado, nos dejaron entre atarantados e indolentes. ¿Valía la pena resumirlo, subrayar sus puntos clave, compararlo con el mensaje pasado y con la realidad presente? Por supuesto que es un ejercicio indispensable, pero bajo la consideración de la baja credibilidad en la presidenta, confirmada en el hecho de que se hallaron varios anuncios repetidos (por ejemplo, la ejecución de 5 hospitales) o ambiguos, en los que no queda claro si se advierte de un logro, de una ejecución inminente, de un avance parcial o de una mera intención. El anuncio de un proyecto de ley para crear un ‘Ministerio de Infraestructura’ debe complementarse con la declaración posterior del primer ministro Gustavo Adrianzén y de otros ministros de que podrían reducirse 4 ministerios a 2, sin detallar cuáles ni cuándo ni cómo. “El premier Adrianzén explicó que la propuesta de fusionar dos pares de ministerios también apunta a incrementar la eficiencia del Estado”, dice la nota de prensa de la PCM.
Sin embargo, estas simplificaciones burocráticas no parecieran estar inspiradas en el mismo espíritu libertario de achicar el estado y el gasto corriente que encarnó el presidente argentino Javier Milei cuando lanzaba al aire los alfileres pegados a un corcho –cada cual un ministerio- al grito de ‘fuera, fuera, fuera’. El gobierno de Boluarte, por el contrario, se caracteriza por aumentar el gasto, ampliar el déficit fiscal y ceder (sin observarlas) a las propuestas legislativas que causan esos impactos; de modo que es discutible que una eventual fusión de ministerios se deje guiar por una motivación ahorradora.
2. Ay Caracas
Las elecciones del domingo en Venezuela, con silencio informativo hasta la primera hora del lunes, cuando su Consejo Nacional Electoral (CNE) difundió cifras del triunfo que llamaron ‘irreversible’ de Nicolás Maduro produjo una inmediata ola de incredulidad e indignación, pues la oposición sostiene lo contrario con una diferencia de alrededor de 70 a 30.
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Perú tomó la rápida decisión de reconocer el triunfo del opositor Edmundo González, provocando que Venezuela decida romper relaciones (ver crónica aparte). Caracas distrajo la atención de nuestra política hiperjudicializada, del mensaje de larga duración y del debut de la mesa directiva del Congreso, presidida por el apepista Eduardo Salhuana. En ella contrasta el antimadurismo de los 3 (Salhuana, Patricia Juárez y Alejandro Cavero) que rodean al segundo vicepresidente Waldemar Cerrón, líder formal interino de Perú Libre en ausencia de su prófugo hermano Vladimir. Algunos de sus correligionarios, como Kelly Portalatino, viajaron a Caracas para validar y solidarizarse con el madurismo.
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Los palos judiciales a la política no han dejado de caer: el fiscal de la nación ha hecho una nueva denuncia constitucional contra Boluarte y los ministros del Interior y de Defensa de sus primeros meses de gobierno, por su responsabilidad ante las víctimas de las protestas. A diferencia de la denuncia que, por hechos similares, hizo apuradamente la ex fiscal Patricia Benavides; la nueva no incluye el delito de genocidio, sino homicidio calificado.
3. A marchas forzadas
El Congreso está poniendo la mesa, los cubiertos y las sillas, para saber quién se sienta en la cabeza de cada comisión. La armonía de derecha, centro y la izquierda de Perú Libre, se puso a prueba en un comunicado sobre Venezuela, en el que se pide al gobierno de Maduro y a su Consejo Nacional Electoral, que transparente su escrutinio. Más rápido y más simple que la OEA. Lo demás será un proceso que no ha empezado de cero esta semana, pues las comisiones ya estaban negociadas desde que se reafirmó la alianza parlamentaria administrativa (para no llamarle política, pues se mantienen diferencias en puntos cruciales) entre APP, Fuerza Popular, Avanza País y Perú Libre. La alianza también incluye hacerse de la vista gorda ante lo resuelto por instancias administrativas del Congreso a favor de entregar una pensión vitalicia a Alberto Fujimori, relativizando la ley que impide que la reciben los ex presidentes con acusaciones constitucionales.
La propuesta de creación del ‘Mininfra’ -¿llegará a nacer y bautizaremos así al ministerio de infraestructura?- ya llegó al Congreso y las bancadas están meditando si sería una buena ocasión para desmarcar o presionar a Dina para un intercambio de intereses legislativos. Desde la derecha podría cobrar fuerza la creación de un ministerio más, solo si el gobierno garantiza la fusión de dos pares de carteras. Ya hay propuestas: Midis y Mujer, y MTC y Vivienda. En ese caso, Dina se abriría un frente nada menos que en su zona de confort: el gabinete. Cuatro ministros estarían en ascuas. En el Perú se vive en ascuas.
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