El presidente Pedro Castillo y la primera ministra Mirtha Vásquez continúan sin pronunciarse respecto a los nuevos desarrollos en torno a las denuncias hechas por militares sobre presuntas presiones para influir en ascensos en las Fuerzas Armadas, que incluyen una investigación en la Fiscalía de la Nación y una interpelación en el Congreso al titular de Defensa, Walter Ayala.
En tanto, Ayala continúa reuniéndose con el presidente. Este sábado, a su salida de Palacio, aseguró que su cargo “sigue en evaluación” y esta dispuesto a “dar un paso al costado”, pero aclaró que se siente “cómodo” en el Gobierno y que quienes no se sienten así, deberían dar un paso al costado. Por su parte, otro miembro del gabinete, Hernando Cevallos, dijo que el presidente “está sumamente fastidiado” con esta polémica.
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“Tomando decisiones”
El único pronunciamiento público sobre este tema hecho por la titular de la Presidencia del Consejo de Ministros ocurrió el martes, ante la Comisión de Constitución del Congreso. El escándalo había cobrado fuerza el día anterior por declaraciones del ex comandante general del Ejército José Vizcarra, quien atribuyo estas presiones a Ayala, al secretario general de Palacio de Gobierno, Bruno Pacheco, y al propio Pedro Castillo. Esto provocó que Ayala pusiera su cargo a disposición el lunes.
“En este momento, dadas las situaciones denunciadas que se consideran graves, estamos tomando decisiones que vamos a comunicar en estas próximas horas y que en realidad son decisiones que responden a la preocupación de la población y de los diferentes sectores”, dijo el martes Mirtha Vásquez. “Queremos reafirmar que somos respetuosos de las Fuerzas Armadas (…) y nuestra actitud de no interferencia frente a las decisiones que se tomen en lo interno”.
Las decisiones anunciadas nunca se comunicaron, más allá de un implícito respaldo del presidente a Walter Ayala, quien el martes se reunió por varias horas con él y salió de Palacio indicando que se mantenía en el cargo. “Ratifico nuestro respeto irrestricto a la institucionalidad de las FF. AA., que son garantes de la integridad territorial, el Estado de derecho y el orden constitucional. Sigamos trabajando unidos por el bien del país. Eso hemos fortalecido hoy”, tuiteó Castillo ese mismo día.
El miércoles, tras la reunión con Pedro Castillo, Walter Ayala asistió a una sesión de la Comisión de Justicia del Congreso. Por su parte, Pedro Castillo viajó a Ayacucho para dar un balance de sus primeros 100 días de gestión. Mirtha Vásquez, quien había anunciado la realización de este balance en una conferencia de prensa la semana anterior, no acompañó al presidente. Según fuentes de El Comercio, esto se debió a la permanencia de Ayala en el gabinete.
Silencio prolongado
Desde entonces el silencio de Castillo y Vásquez se ha mantenido, a pesar de nuevos desarrollos dentro de la polémica que han puesto a Walter Ayala en el ojo de la tormenta. El jueves por la mañana, la Fiscalía de la Nación informó sobre la apertura de una investigación preliminar contra el ministro, el secretario general de Palacio, Bruno Pacheco, y quienes resulten responsables por los presuntos delitos de abuso de autoridad y patrocinio ilegal. Esto en relación con las denuncias de presiones
El Pleno del Congreso aprobó admitir una moción de interpelación contra el titular del Mindef con 77 votos a favor. Ayala está citado para este martes 16 de noviembre a las 09:00 a.m. para responder un pliego de siete preguntas sobre este caso. Si sus respuestas no satisfacen a los parlamentarios, estos podrían presentar una moción de censura en su contra. Desde distintas bancadas, su permanencia en el Ejecutivo ya se considera insostenible.
En las actividades que han desarrollado en los últimos días o mediante sus cuentas en redes sociales, el presidente y la primera ministra no han dado nuevas declaraciones relacionadas a Walter Ayala o al sector Defensa. Tampoco ha habido una conferencia de prensa de la PCM, como en semanas anteriores. Quienes sí han opinado han sido otros ministros.
Uno de ellos fue Aníbal Torres, titular del Minjus, quien escribió en Twitter que “por Ley 28359, el presidente nombra y cesa al jefe del Comando Conjunto de las FFAA y a los comandantes generales, sin expresión de causa. Quienes afirman lo contrario crean confusión para justificar su pretendida vacancia presidencial, una vez más, afectando la gobernabilidad”. Su mensaje fue retuiteado por la cuenta oficial del presidente Pedro Castillo.
El viernes, Walter Ayala acudió nuevamente en el Congreso, esta vez ante la Comisión de Defensa y Orden Interno y para responder específicamente sobre este caso. En una acalorada sesión, el ministro no pudo explicar o sustentar por qué los excomandantes José Vizcarra (Ejército) y Jorge Chaparro (FAP), quienes hicieron las denuncias de presiones, fueron pasados al retiro. Más bien, tildó sus versiones de “pataletas”.
Ese mismo día, Pedro Castillo y Mirtha Vásquez participaron juntos en una ceremonia de entrega de dos helicópteros para la PNP. Tampoco hubo declaraciones sobre el tema. Este sábado, coincidieron nuevamente y tomaron la palabra dentro de la instalación del Consejo Nacional del Trabajo en Palacio de Gobierno, donde solo comentaron la importancia del evento. La polémica en el Mindef no fue mencionada.
“Yo sí me siento cómodo”
El viernes, entre las 9 y las 11 de la noche, el presidente Pedro Castillo se reunió en su despacho con los ministros Betssy Chávez (Trabajo), Pedro Francke (Economía), Aníbal Torres (Justicia) y Hernando Cevallos (Salud). Este último dio declaraciones la mañana siguiente a Exitosa, donde dijo que “sin ninguna duda, por lo menos lo que conocemos de la posición de Bruno Pacheco en relación con las Fuerzas Armadas, es absolutamente indebida”.
“Me parece que el presidente está sumamente fastidiado con esto y si ya no tomó decisiones, las tomará en relación con alejar de su entorno más cercano a personas que pudieran vulnerar la independencia de nuestras Fuerzas Armadas”, declaró el ministro.
Horas después, afuera de Palacio, la ministra Chávez fue consultada sobre las versiones de una incomodidad de Vásquez dentro del Ejecutivo. Respondió que “hay muchas especulaciones y entiendo que ahí el presidente de la República y la señora presidenta [del Consejo de Ministros] se van a manifestar. Pero de nuestra parte, seguimos trabajando de manera unida, de manera conjunta”.
Mientras tanto, Pedro Castillo volvió a reunirse con Walter Ayala el sábado por la mañana en su despacho. A su salida de la sede central del Ejecutivo, el ministro recordó ante la prensa que él puso su cargo a disposición hace varios días y que “el presidente lo está evaluando. Yo no tengo ningún problema en dar un paso al costado”.
Ante la posibilidad de que el Congreso lo censure, Ayala aseguró que “tiene la conciencia limpia” y que en la Comisión de Defensa “no le pudieron refutar nada”. También fue cuestionado sobre versiones periodísticas que señalan una supuesta “incomodidad” de Mirtha Vásquez por la que estaría incluso estaría evaluando renunciar. “Desconozco, pero claro, si alguien no siente cómodo en un lugar, tiene que renunciar, dar un paso al costado”, respondió.
“Yo, por ejemplo, sí me siento cómodo en este gobierno. Lo que no me siento cómodo es por todo el ruido político que hacen, tanto así que eso me hizo presentar mi cargo a disposición del presidente. La verdad, yo sigo en evaluación como todos”, declaró.
Además, volvió a negar haber ejercido presiones o haberlas recibido de parte de Bruno Pacheco y cuestionó las denuncias de los excomandantes. “Es inverosímil, es como que yo diga que he visto acá un extraterrestre, no se puede creer. ¿Cómo un comandante general de un metro ochenta [de estatura] va a tener miedo a uno de metro y medio?”, dijo en referencia al secretario de Palacio.
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Detrás de los silencios
En diálogo con el diario El Comercio, el politólogo Omar Awapara señala que esta conducta de Pedro Castillo es similar a la que tuvo frente a casos como los del exministro Íber Maravi o Luis Barranzuela. “No sé si es indecisión o qué exactamente, pero no es la primera crisis política en la que se prolonga innecesariamente la permanencia de un ministro cuestionado”, recuerda.
Awapara señala que uno de los motivos que explican esta conducta podría ser que el Gobierno está formado por una “coalición de izquierdas, que tiene por un lado a Castillo, tiene a la bancada de Perú Libre, el ala cerronista, ahora tienes la influencia de Mirtha Vásquez”. “Es como un coro de voces que inciden y que, probablemente, afecten la toma de decisión final por parte del presidente”.
Sobre la permanencia específica de Walter Ayala, añade, un factor a tomar en cuenta es que se trata de un caso en el que el presidente “está directamente involucrado”. “Probablemente, de alguna manera, aceptar cierto grado de responsabilidad en Pacheco o Ayala, no termina de eximir a Castillo de responsabilidad por esta injerencia en el proceso de ascensos dentro de las Fuerzas Armadas. De alguna manera, sacar a Ayala o permitir su salida es reconocer que hubo un problema”, comenta.
En relación con el silencio de la primera ministra, cree que ella “está buscando su espacio propio y eligiendo sus batallas”. “Ella no tendría necesariamente que confrontar. Sí le puede expresar su malestar a Castillo, sin necesidad de llegar a extremos de amenazar con una renuncia, pero por otro lado dejar que el tema vaya por un camino (...) Mirtha Vásquez, conociendo esa dinámica, también podría haber dicho ‘que lo haga el Congreso, no tengo necesidad de comprarme esta batalla’”.
Para José Carlos Requena, los silencios de Pedro Castillo y Mirtha Vásquez frente a este tema tienen propósitos distintos y muestran una distancia entre su miradas sobre un mismo tema. “Por un lado, [el silencio] grafica un respaldo tácito por parte de Castillo; por otro lado, la incomodidad de la premier, manifestada en el hecho de que no viajara a Ayacucho”, comentó.
Así, para el analista político, el silencio del presidente sería una muestra de su respaldo al ministro Walter Ayala; mientras que el de la primera ministra representaría “una creciente incomodidad, que no sabemos por ahora hasta donde llegue, pero que se hace evidente”.
Por otro lado, Requena atribuye la lentitud del presidente para pronunciarse o tomar decisiones en crisis de este tipo a “una ceguera, a problemas que van a ir creciendo y creciendo, y que finalmente van a llevar a decisiones mucho más inconvenientes, que van a dañar seguramente su estabilidad”.
Los silencios en las cabezas del Ejecutivo, apunta Requena, “no le hacen bien a nadie, porque repercuten en su estabilidad política. Tenemos algo más de 100 días de gobierno y hemos estado de crisis en crisis, por lo general por decisiones mal tomadas, casi todas provenientes del presidente”. Además, le dan espacio al Congreso “para ejecutar acciones de control”.
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