LUIS SILVA NOLE

La elegante sala de su residencia de San Isidro se ha convertido en su cuartel de invierno. Javier Pérez de Cuéllar y su hablar parsimonioso tienen ahora todo el tiempo del mundo para construir reflexiones sobre su vida, nuestro país y el mundo. El temblor de su mano derecha no impide que esta estreche otras, como tantas veces lo hiciera antes con las de líderes mundiales.

— ¿Embajador, cómo lograr que el pueblo peruano tenga confianza en los políticos cuando se ven, a cada rato, visos de corrupción? Los partidos políticos deben decir cuáles son las necesidades del país y plantear soluciones, pero hay corrupción. Es un penoso tema moral. La distribución de la riqueza de un país tan rico como el nuestro, con el fin de que cada vez haya menos pobres, es una tarea muy grande, que requiere honradez y transparencia. La política es importante; la politiquería, no. Daña al país porque lo divide.

— Usted pasó por la política peruana también. Mi inclinación política está vinculada a mi interés por el desarrollo del país. Por eso no pertenezco a partido alguno. Tuve un momento político: cuando fui candidato a la Presidencia de la República. Ahí sí estuve formalmente, lidié con la política y fue la única vez. Lo hice porque quería el retorno a la democracia, que es el servicio a todo el pueblo sin discusiones.

— Si bien después de esas elecciones fue ministro de Paniagua, ¿por qué no volvió a competir? Perdí y me fui al extranjero porque no quería entrar en política, no quería tener una reacción barata de despecho y no quería atacar con justicia o sin justicia al Gobierno para el que no fui elegido. Al final, soy un peruano que ha tenido la suerte de tener muchas experiencias. A mis 93 años, aspiro a que el Perú esté mejor económica y culturalmente.

— Usted siempre pronuncia la palabra servicio. ¿Qué le dice a los peruanos para que sirvan al Perú en distintos campos? Eso es difícil porque es tratar de moralizar el país. Por ejemplo, aunque no se quiera admitir, ya empezó la campaña electoral [a la presidencia]. Ya los políticos están avanzando y nos van a prometer de todo: el cielo y la tierra. Pero hay que educar a la opinión pública para que le pida cuentas a los políticos, no solo cuando están en el poder, sino también en el proceso electoral. Insisto: ¿con qué severidad debe actuar el Gobierno para que se distribuya la riqueza entre todos los peruanos?

— Eso suena a idealismo Sí, suena idealista. Para eso deben servir los partidos políticos. Los peruanos deben votar por convencimiento y no por declaraciones de dos o tres políticos. En el Perú no existe un verdadero patriotismo. Trabajar para contar con él también es tarea de los partidos políticos, pero estos piensan, ante todo y sobre todo, en la elección.

— ¿Estaría dispuesto a ayudar al Gobierno si es convocado? Aunque soy muy mayor, lo haría, pero solo si el servicio fuera justo, honorable y apolítico. Si el presidente [Ollanta Humala], al que conozco bien, me lo pidiera, lo haría si está en mi poder, porque mi deber es con el Perú, no con el Gobierno, que es transitorio.

— Ahora suena a patriotismo. Mi patriotismo parece primitivo, pero es el que debe impulsarse en los demás. Esa también es tarea de la prensa. Deseo que todos los peruanos se interesen por el país para que seamos un pueblo a la altura del prestigio de la época de los incas.

EL PERSONAJE JAVIER PÉREZ DE CUÉLLAR Abogado peruano y diplomático. Limeño. Edad: 93 años. Viudo.  SU CARRERA Secretario general de la ONU (dos períodos; de enero de 1982 a diciembre de 1991). Presidente del Consejo de Ministros del Perú (2000-2001). Ministro de Relaciones Exteriores (2000-2001). Embajador peruano en Suiza, la otrotra URSS y Polonia (entre 1964 y 1971), y en Francia (2002-2004).

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