MARIELLA BALBI
Desde el 2007 a la fecha han muerto 218 personas por conflictos sociales, principalmente en el área de la inversión minera. Soslayar un problema es una política equivocada según Rolando Luque, encargado de la prevención de conflictos de la Defensoría del Pueblo.
-¿Los conflictos sociales han amainado según la defensoría? A partir de junio han disminuido, mes a mes descendieron, pero no hay que cantar victoria porque en el Perú nunca se sabe. Hemos retirado 17 casos de la lista de la defensoría. El número de conflictos no es tan importante como la intensidad que puedan alcanzar.
-¿Cuál ha sido el conflicto resuelto más importante? Quellaveco. Se ha logrado una solución acordada entre las partes. Aunque subsista una minoría que todavía está discutiendo los términos del acuerdo. Nunca se logra unanimidad en un proceso de diálogo, pero si un consenso lo suficientemente amplio como para que las autoridades y la sociedad lo sostengan a lo largo del tiempo, dejando de lado a minorías que siempre, por distintas razones, seguirán protestando. También, entre otros, se ha resuelto el conflicto entre una comunidad de Ayacucho y Perú LNG, el conflicto en Ucayali de los trabajadores del sector Salud.
-¿Lo ocurrido en Quellaveco es un modelo para resolver conflictos? En el sentido de la participación de un amplio sector de autoridades, de la sociedad y de la empresa. También es un modelo por el liderazgo que tuvo el presidente regional, era quien convocaba a las reuniones; y por el trabajo de Anglo American, que mostró de manera transparente su información y estuvo presente todo el tiempo absolviendo dudas de la población.
-¿Un presidente regional facilitador es indispensable? Los liderazgos políticos fuertes son claves para solucionar un conflicto. Permiten cohesionar al grupo en torno a una figura confiable. El presidente regional de Moquegua lo es. Así los liderazgos radicales se convierten en una minoría que buscará interferir en las conversaciones, pero serán desplazados por el liderazgo fuerte. El conflicto es un hecho político aunque no exclusivamente político. Hay que tener una estrategia para manejar a las minorías que son contrarias a la inversión privada. Pueden llegar a representar a intereses mayoritarios cuando encuentran un vacío político, cuando no hay una acción del Estado en términos de información, de confianza o de una reacción rápida para enfrentar los conflictos. Si el Estado los mece o los reprime, lo más probable es que terminen en manos de un dirigente radical, convertimos a un líder minoritario en uno representativo.
-Por el uso de la violencia, además Es un recurso de la población, ilícito por cierto. Pero los conflictos no empiezan con la violencia. Siempre la sociedad le da una oportunidad al Estado para que atienda pacíficamente una demanda social
-Eso no ocurrió con Conga en Cajamarca. El problema de Conga lo tenemos registrado seis meses antes de las movilizaciones. Gregorio Santos no era el líder principal. Lo que no se soluciona en el día uno es más difícil de resolver el día diez. La estrategia de dejar pasar el tiempo para que se debilite la demanda, o de dividir al grupo, ha demostrado que no da resultado. Muchas veces la población no tiene información sobre el proyecto y la empresa o institución en cuestión no la entrega de manera rápida y oportuna, asegurando que se protegerán los intereses de la población y que pueden salir ganando todos.
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