De aquellos días en los que había que dejarlo todo a las 12:45 p.m. (mejor si se podía antes) para encontrar mesa y refugio en El Adriático -en el corazón del Centro de Lima- solo queda un lejano recuerdo. Hoy la atención continúa, pero el público que alguna vez llenó sus mesas hace mucho que dejó de ir. Quizá nada vuelva a ser igual después de todo esto. Quizá en algún momento esta pandemia también será un lejano recuerdo. Mientras ese día llega, sin embargo, hay que adaptarse para sobrevivir.
Hasta hace poco más de un año, un almuerzo cualquiera en el concurrido restaurante ubicado en el jirón Ucayali se habría traducido en esperas, colas, a veces algún que otro ruego en la puerta. El menú del día que ahí se sirve bien lo valía. Con menos afluencia por las calles, menos oficinas y casi nula presencia turística, en El Adriático –como hacen en cientos de otros establecimientos del Centro–se las arreglan como pueden. El delivery por la zona no es suficiente, indica Zenén Carbajal, administrador de dicho espacio.
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“Tuvimos que empezar a vender fuentes de lasaña y algunos postres a domicilio. Estamos reinventándonos para seguir resistiendo”, señala. No son los únicos. En febrero de 2021 este y otra decena de locales se acogieron a una iniciativa de la Municipalidad de Lima con el fin de ampliar la atención de los restaurantes de jirones y pasajes usando terrazas en los espacios públicos. “Aún no representa un buen porcentaje de la facturación, pero le da otro semblante a las calles del Centro, invita a los transeúntes a sentarse en un lugar fresco”, continúa Carbajal. La experiencia empieza en el plato pero va bastante más allá.
Volver, volver
Para María Paz Ramos, subgerente de Turismo de la Municipalidad de Lima, uno de los valores agregados de este plan gastronómico está en el acto de detenerse, de sentarse en lugares por los que usualmente se transita y levantar la mirada. “Tomar un café, comer algo rico y de pronto encontrarte con el balcón de Torre Tagle es un verdadero lujo”, indica. Si bien el proyecto se ha empezado a ejecutar en jirones y pasajes peatonalizados –Ucayali, Ica, Carabaya–, la propuesta no solo contempla el Centro Histórico, sino todo el distrito.
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“Nosotros brindamos una asesoría a los restaurantes y vigilamos que se cumplan los protocolos”, sostiene Ramos. “Hemos realizado distintos tipos de capacitaciones, que incluyen desde seguridad o delivery, hasta manejo de redes sociales y pagos virtuales”, continúa. Son tres los formatos gastronómicos que se han ubicado en el centro: los festivales (como los que estaban en la alameda Chabuca Granda); los negocios tradicionales, como tabernas y huariques; y los locales de menús para oficinistas. Por muchos motivos –que van desde la coyuntura hasta los hechos políticos de este y el año pasado– los restaurantes ubicados en esta zona de la ciudad no lo tienen nada fácil.
El decreto (para implementar las terrazas) los excluye de costos municipales para la expansión temporal durante la pandemia. La Municipalidad presta, de momento, toldos y otros mobiliarios durante un mes. Por su parte, los restaurantes deben hacerse cargo de mesas, sillas, personal de atención, equipos de protección y cartas digitales. Si bien al inicio algunos eran reacios al gasto extra, hoy se van sumando cada vez más.
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“La pandemia nos ha enseñado que la forma como estábamos haciendo y viviendo la ciudad era absolutamente insostenible”, afirma la urbanista Sofía García. Para la experta, una calle vacía es más insegura, mientras que una calle con terrazas activas será una calle con vigilancia pasiva. “Ha habido algunos logros pero definitivamente muy pocos para el tiempo que llevamos en pandemia. Lo que más rescato es el trabajo que ha hecho el Ministerio de Vivienda en la gestión actual, con la publicación de la guía para que restaurantes y establecimientos culturales hagan uso de espacios públicos. Lo que hay que hacer es algo que a los políticos suele no gustarles, pero es necesario: reducir el espacio de la calle para el auto. De esta manera la vereda se puede usar como terraza”, finaliza.
Aún hay tiempo para conseguir un cambio que perdure. Que el Centro solo sea el punto de partida.
Paseo gastronómico en el Centro de Lima:
Son 15 los restaurantes que han implementado mesas afuera de sus locales, y se sumarán otros más.
- El Tridente (Jr. Ica 344)
- Vida Sana (Jr. Camaná 399)
- R18 (Jr. Ica 143)
- Starbucks (Jr. Ica 112)
- Massi (Jr. Ucayali 165)
- El Adriático (Jr. Ucayali 239)
- Perú Cacao (Jr. Ucayali 336)
- Sol de Paiján (Jr. Ica 390)
- La Campesina (Jr. Ica 146)
- El Firme (Jr. Ica 280)
- Embarcadero 41 (Psj. Olaya 181)
- Manhattan (Jr. Sta Rosa 253)
- Core Lima Café (Psj. Santiago Acuña 190)
- El Cordano (Jr. Carabaya 126)
- Cafetería Choco Museo (Jr. Carabaya 191)