(Foto: Paul Vallejos / El Comercio)
(Foto: Paul Vallejos / El Comercio)

Miedo a que la tierra de sus cultivos se siga abriendo, a que las paredes, techos y pisos de sus casas continen rajndose y lleguen a colapsar, a que los ms de 300 escolares de inicial, primaria y secundaria sigan perdiendo clases como en las dos ltimas semanas.

As se pasan los das y las noches todos aquellos que viven en Socosbamba, centro poblado de la provincia de Mariscal Luzuriaga (a siete horas de Huaraz en vehculo), que ya lleva dos meses viviendo en zozobra y a la espera de ayuda. Las grietas avanzaron hasta verse enormes, y el temor tambin crece.

Cuentan los vecinos que la alarma lleg con ligeras rajaduras en un muro del saln del segundo de secundaria B el pasado 15 de marzo, pero han pasado solo dos meses y el colegio secundario Carlos Argote Gmez ya no puede ser usado. Esas fisuras fueron avanzando en paredes, pisos, techos, columnas y reas verdes del plantel, lo cual oblig a suspender las clases desde el 4 de mayo.

Ese da, a las 5:20 a.m., llegaba para hacer limpieza. Escuch un sonido, como si fuera una explosin adentro. Vi que sala polvo, tierra seca, comenta a El Comercio Toribio Vara Basilio (55), quien asegura que las grietas a la entrada del colegio crecieron hasta casi 5 metros de profundidad y 60 centmetros de ancho. Y pese a que l y docentes taparon el hueco, este apareci de nuevo.

[embed:1117911]

(Foto: Paul Vallejos / El Comercio)

Este fenmeno geolgico tambin ha frustrado ilusiones, como las que tena Mirtha Asencio Vega (30). Ella cuenta que invirti unos S/.6 mil y se prepar por un mes para abrir una tienda, pero aparecieron ligeras fisuras que aumentaron de tamao en dos semanas, lo que ha daado el patio y ambientes de su casa de dos pisos.

Tenemos miedo, pero con mi hijita no puedo ni salir. Cuando vamos a una carpa, ella se desespera y llora, no tenemos a dnde ir, expresa en medio del llanto. La vivienda de Mirtha tiene seis aos, y el piso recin se termin el ao pasado, pero todava les debe a los que hicieron la obra. Eso es lo que nos da pena, ni siquiera hemos guardado dinero para comprar en otro lado, aade.

SOLIDARIDAD Y ORGANIZACIN

Hasta el momento, son iniciativas particulares las que han permitido que lleguen seis mdulos para aulas del colegio de secundaria, cien frazadas y 13 carpas, adems de plsticos, calaminas, herramientas, alimentos, agua y enseres donados por el gobierno local y regional.

Y, en medio de la desgracia, Socosbamba de 900 habitantes se muestra solidario y organizado. El pasado fin de semana, llegaron docentes de otros centros educativos cercanos para ayudar a retirar tejados que se colocarn en los techos de las aulas prefabricadas tan esperadas. Las ollas comunes alimentan a los afectados y se hacen constantes reuniones encabezadas por el profesor Guillermo de la Cruz Salinas, presidente del Comit General de Prevencin de Riesgos de Socosbamba. Este se form el pasado 3 de abril, cuando ya las cosas empezaron a empeorar, cuenta el docente.

Justamente, es eso lo que teme que pase en el centro de salud, en el colegio de primaria Emilio Egsquiza Huaranga y en ms casas de la calle Vara: que las pequeas fisuras que han aparecido sigan creciendo, como ha sucedido hasta el momento tanto entre las viviendas como en las chacras y la va de acceso al centro poblado. Solo en un campo de unos 150 por 200 metros se vieron 12 grietas de 100 metros de largo en promedio.

Por ahora, improvisadas carpas se aprecian cerca de las casas damnificadas, pero no todos quieren dejar sus propiedades. Una de ellas es Edith Calixto Alejo (28), quien junto a siete miembros de su familia incluidos sus dos pequeos hijos pasa temerariamente los das en su casa de dos pisos para cuidar a sus animales y las noches en una improvisada carpa.

[embed:1117912]

(Foto: Paul Vallejos / El Comercio)

Ellos tienen temor a que les puedan aplastar las casas que ya estn debilitadas, a entrar a sus cultivos, pues tambin existen las grietas. Y tienen temor a que los nios se caigan, concluye Henry Asencios Ponte, secretario tcnico de Defensa Civil de la Municipalidad de Mariscal Luzuriaga.

A ese temor se suma la preocupacin por las dos semanas sin agua potable ni energa elctrica. Un sinnmero de dificultades para las que se espera una pronta solucin.