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NELLY LUNA
La resistencia es fundamental en el ejercicio de las artes marciales. A los 15 años, Jesús Ghiorzo Coello –entonces, como ahora, deportista calificado– aprendió, que la resistencia también es una forma de derrotar a esa arbitraria enfermedad que es el cáncer. Era el 2006. Le practicaban los exámenes de rutina para representar al Perú en un torneo en Argentina cuando advirtieron un tumor maligno en la pierna derecha. Jesús no se asustó, “asumí desde el inicio que lo iba a superar”. La resistencia fue su mejor medicina.
Jesús, quien hoy tiene 21 años, resume los meses que siguieron en dos minutos: “Ingresé al INEN, me dieron sesiones de quimioterapia, se me cayó el cabello, resistí, hice nuevos amigos, a los que llamé ‘mi promo’ [los que empezaron el tratamiento con él], en los meses siguientes despedí a muchos de ellos, al final quedamos muy pocos, muchos murieron”. A él le volvió a crecer el cabello. Derrotó al cáncer.
RESULTADOS DEL ESTUDIO Hubo algo más que resistencia en la historia de Jesús Ghiorzo. “Mis papás costearon parte de mis medicamentos, pero había mucha gente que no tenía dinero y que no podía comprar nada, solo esperar lo que el seguro cubría”, recuerda.
El último estudio de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) pretendía indagar únicamente si las exoneraciones tributarias otorgadas a un grupo de medicamentos oncológicos desde el 2001 se habían traducido en una reducción de su precio, pero halló mucho más. Solo en los dos últimos años el Estado dejó de percibir 16,5 millones de dólares en impuestos.
El estudio concluye que, pese al beneficio, la mitad de los 8 fármacos analizados no redujo sus precios, y que en el resto hubo una reducción de entre 14% y 22,6%, cuando el porcentaje que Digemid esperaba era 22,9%. El informe también pone sobre el tapete la amplia diferencia de estos fármacos entre el valor de importación y el precio final al que termina adquiriéndolo el Estado, cuyas compras representan el 99% del mercado nacional. El bevacizumab, por ejemplo, cuesta al importarlo 3.314 soles, pero las empresas farmacéuticas lo venden al Estado a 5.087. Ejemplos como este sobran.
OFERTA MONOPÓLICA De los 86 medicamentos beneficiados con la eliminación de aranceles, 22 tienen un solo vendedor. Es decir, una sola empresa tiene el registro sanitario para su venta. Cuatro son de la empresa Productos Roche Q.F.S.A., dos de Novartis, dos de Bayer S.A., dos de Bristol Myers Squibb Perú S.A., dos de Astrazeneca Perú S.A., dos de Johnson Johnson del Perú S.A., entre otros. La importación y venta de fármacos es un negocio. Solo en el 2009 las diferentes entidades del Estado compraron a las empresas farmacéuticas medicinas valorizadas en 77 millones 243 soles, cuatro veces más que en el 2006. Y no es –como precisa Víctor Dongo, director de Digemid– que se haya comprado más dosis, sino que muchos de estos fármacos o elevaron sus precios o se adquirieron a través de compras de menor cuantía, lo que sin duda incrementó más el gasto.
Del total comprado en el 2009, el 56% se concentró en solo tres medicamentos: rituximab, bevacizumab y trastuzumab. Solo para adquirirlos, las entidades del Estado realizaron en el 2009 nada menos que 344 procesos de selección. Estos tres fármacos tienen en el Perú un solo proveedor: la alianza comercial de Roche y Química Suiza. Hasta agosto del 2010 esta alianza acumulaba el 40% del mercado.
HABLAN LAS EMPRESAS Sobre el estudio de Digemid, Augusto Rey de la Cuba, director de la Asociación Nacional de Laboratorios Farmacéuticos (Alafarpe), dice que es inexacto y tendencioso. “Es un error metodológico decir que todos los fármacos debieron bajar en 22,9%”. Explica que algunos no bajaron inmediatamente porque había un stock que acabar, que otros sí lo hicieron (aunque no mucho), y que otros, con el tiempo, volvieron a subir por factores que el estudio no tomó en cuenta. “Llegó la crisis, subió el sueldo mínimo, se incrementaron los gastos de distribución, de márketing y publicidad”, alega Carlos Fernández-Dávila, abogado de Alafarpe.
–¿Pero acaso estos productos necesitan publicidad, no se venden por licitación?, preguntamos
–Para que a ti te compren, tienes que convencer primero a los médicos de que receten tu producto. Y esto es costoso en términos de mercadeo, replica el abogado.
–Pero el médico no puede recetar un producto de marca…
–Los médicos reconocen el esfuerzo que se hace. Es muy difícil convencer a un médico de que cambie de un producto a otro. Hay que capacitar a los vendedores, luego ellos tienen que convencer a los médicos, después hay que capacitar a los médicos con congresos en el exterior y son ellos los que presionan a las entidades públicas para recetar estos productos, porque mientras no entren al petitorio nacional no se podrá comprar, explica el director de Alafarpe.
Para Víctor Dongo, los gastos posteriores a la importación no justifican que un producto farmacéutico incremente su precio hasta en 360%, como ocurre con la goserelina, que se importa a 169 soles, pero que la empresa Astrazeneca vende al Estado a 779 soles. Para el director de Digemid, los amplios márgenes entre los precios de importación de las empresas y el precio con el que venden al Estado no tienen que ver con gastos adicionales sino con falta de competencia. “¿Por qué, entonces, cuando ingresa una competencia el mismo producto baja de precio?”, se pregunta, y agrega: “Hemos recogido casos de reducción de precios por el ingreso de una nueva empresa, cuando no hay competencia los precios se distorsionan”.
TRATAMIENTO ONEROSO Los únicos perjudicados con los altos costos de los medicamentos son los pacientes. La quimioterapia y el uso de otros fármacos contra el cáncer representan entre el 70% y el 80% del total del gasto de tratamiento. El cetuximab, un inyectable prescrito para el cáncer de garganta o laringe, cuesta por unidad 1.000 soles. Y la dosis que se requiere es de 4 inyectables cada 7 días, es decir, 16.000 soles al mes. Un costo similar tiene que asumir un paciente con cáncer gastrointestinal: dos cápsulas de sunitinib por día. Cada una vale 267 soles: 16.000 soles al mes. Aritmética cruel: un día más de vida contra el cáncer depende de las sumas y restas que haga la familia.
Jesús recuerda los días de ajuste económico. Ahora estudia en la universidad. Con la enfermedad halló su otra vocación: la tecnología médica. Hace poco Jesús volvió a Argentina. El cáncer había sido aniquilado. Jesús y su equipo de wun shu, las artes marciales que sigue practicando, campeonó en los Juegos Panamericanos. Regresó a Lima con una medalla y más resistencia que nunca.
SEPA MÁS Fondo policial gasta más que el INEN El estudio de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid)señala que, extrañamente, entre los años 2009 y 2010 el Fondo de Salud para el Personal de la Policía Nacional (Fospoli) gastó más en la compra de medicamentos que el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN).
Hasta agosto del 2010 el Fospoli gastó 11 millones 721 mil soles en la compra de los fármacos oncológicos, lo que representa más del doble de lo que pagó el INEN para atender a todos sus pacientes.
Hasta el 2008 el volumen de adquisiciones del Fospoli era menor que el del INEN.Sin embargo, sin que se haya explicado por qué, el año pasado este monto creció intempestivamente.
Las compras de medicamentos oncológicos de Essalud, el INEN, el Fospoli y el Ejército Peruano representan el 99% del total de las adquisiciones que se realizan en todo el país. La mayoría de estas compras se realiza por menor cuantía.