Para muchos, el verde es el color de la suerte. De la naturaleza, el bienestar, la fertilidad y la esperanza. Algo tendrá de cierto todo eso, porque hay una sensación de comodidad, de tranquilidad, que se percibe en el restaurante Alado ni bien uno se sienta en la mesa.
Encontramos verde por todos lados: paredes, techos, toldos, mandiles, plantas. No sé si sea para la buena fortuna o no, pero un poco de suerte sí necesitaron al comienzo, sin duda: días antes de que el país entrase en cuarentena a raíz de la pandemia, el proyecto gastronómico comandado por el cocinero James Berckemeyer –su restaurante más ambicioso a la fecha– había comenzado con la marcha blanca (período de prueba) con miras a abrir en 2020. No pasó.
MIRA: Biwon Bistró: el paraíso de gastronomía coreana donde la comida se combina con el karaoke
Estuvieron cerca de que no ocurra del todo, de tirar la toalla y abandonar la idea. Dos años más tarde, el futuro pinta próspero. Alado –situado a metros de Cosme, otra de las cocinas con el sello Berckemeyer– ha sido un boom desde que sus puertas se abrieran por fin al público, en abril pasado.
La carta no es extensa, pero tiene lo suficiente para reconocer ese toque con sabores del mundo y concepto confortable que James suele plasmar en su cocina. Empezando por los arroces, claro, como el que sale en tinta de calamar coronado con chicharrón del mismo producto; o un arroz con pato al horno Josper con obligatorios loche y chicha de jora.
Es precisamente el Josper –una técnica de cocción delicada y a la brasa– el que marca el compás a lo largo de todo el menú. Incluso las ensaladas (la de kale, queso grana padano y vinagreta de mandarina es una verdadera delicia) y hasta los postres tienen algún elemento que ha pasado por ahí. La selección de platos, aunque corta, triunfa en ser variada.
MIRA: Porcus: el espacio especializado en carne de cerdo que se convirtió en taberna criolla
Los cortes de carne como el asado de tira, el T-bone o la entraña, entre otros (especial atención a los callos en la sección carnívora) suelen ser las estrellas de la casa, pero conviene revisar lo que trae el mar: el pulpo crujiente y el pescado emparrillado con salsa de curry rojo no se encuentran así nomás. La experiencia es completa por aquí, redonda podríamos decir. Tienen algo para cada quien y así siempre hay garantía de éxito.
Alas y buen viento
- Alado es un espacio amplio, con techos altos y suficiente aire como para sentirse tranquilo y relajado. Hay una terraza cubierta al inicio, seguida de un salón interior y un segundo piso con una mesa para reservas especiales.
- Definitivamente, la barra es el gran símbolo del local. Comandada por el bartender Óscar Cazano, encontramos en su menú juego y vanguardia. Como en este coctel “chupete” (abajo) hecho con Bacardi 8 años, vermouth rosso, luxardo y chupete de piña al horno Josper; o un “fresh mule” con Smirnoff, J.W. black, caña alta verde, limón, almíbar de piña (también al Josper), ginger beer y espuma. Hay lugar para los clásicos y una buena selección de whiskys, rones y gins.
Más información:
Dirección: Tudela y Varela 119, San Isidro.
Contacto: 960-774251
Instagram: @aladorestaurante