Escribir esta página semanalmente (no llevo la cuenta de cuantos años van, pero creería haber cumplido ya una década) tiene sus pros y sus contras. Entre las ventajas están, por supuesto, el tener la oportunidad de probar propuestas variadas y conocer el trabajo de talentos culinarios a quienes vale la pena dar una vitrina y difundir sus conceptos. Si se trata de desventajas, sin embargo, debo decir que se vuelve cada vez más difícil sorprenderme de verdad con algo.
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De ahí que el restaurante que les traemos hoy me entusiasme tanto. No solo porque la carta está repleta de platos que se sienten cercanos, antojables. Sino también porque cada bocado se vuelve mejor que el otro. El de Buche es un menú redondo que no puedo dejar de recomendar.
La historia detrás de esta apertura (inauguraron en diciembre pasado) parte de una amistad entre dos apasionados de la comida. El empresario Marco Piera siempre soñó con ser chef; de hecho, estudió la carrera, pero nunca la ejerció. Ese sueño pendiente ha podido cumplirse casi 20 años después en una concurrida esquina de Canaval y Moreyra. Su socio, Jean Paul Barbier, sí pasó buena parte de su carrera como chef trabajando en la cadena de hoteles Belmond, tanto en Lima como en Brasil. El año pasado ambos amigos decidieron apostar por un proyecto propio y así es como nació Buche, un restaurante pensado para atender desde la mañana hasta la tarde, con una carta repleta de influencias y técnicas.
El verano —y el calor— nos invitan a inclinarnos por lo marino. Si son fans como yo de un chicharrón de calamar crujiente y en su punto, empiecen por ahí. Lo mismo va por la causa y el tiradito con pesca del día, ají amarillo y palta. Si se trata de los fondos, encontrarán desde lomo saltado hasta ají de gallina, pasando por un chaufa de lomo. Los invito más bien a explorar preparaciones un poco más complejas en sabores, como la milanesa de corvina con guiso de berenjena japonesa y arrocito oriental; la pasta la negra a lo macho con mariscos (un plato que debí pedir para comerlo yo sola); un seco norteño de carrillera con puré de loche y salsa norteña con olluco; o unos spaguettis al curry con verduras tostadas y langostinos.
Sea lo que fuera que pidan, asegúrense de terminar la experiencia con una crema volteada. De nada. //
Desde temprano
Uno de los puntos más interesantes del menú de Buche es el desayuno. Hay que tener en cuenta que el restaurante abre de lunes a sábado, desde las 8 a.m. hasta las 5 p.m., en horario corrido. La carta matinal incluye, además de la famosa butifarra (que ojalá pueda pedirse pronto por delivery) sánguches de salchicha huachana, blindado de jamón y queso, pollo ‘palteado’ (deshilachado y con palta) y de lomo fino, con mayonesa Dijon.
El aroma del éxito
Otra cosa a la cual le ponen especial atención es al café. Hay varias versiones, desde americano o espresso hasta capuccino, latte, macchiato, mocaccino y por supuesto iced coffee. El local también tiene carta de cócteles.